Una mujer para un hombre

En Honor a Su verdad


Repasemos los cinco puntos que habíamos visto al principio:

1 Dios trajo al hombre una mujer para que sea su “ayuda idónea”,  no le trajo algún animal, ni le formó otro hombre.
2 Dios dio al hombre UNA mujer, sólo una, por lo que la idea original de Dios era que UN hombre esté unido a UNA mujer.
3 Dios le dio al hombre una mujer para que fuera una “ayuda idónea”, no para una simple satisfacción sexual.
4 Dios sacó a la mujer partiendo de una parte del hombre mismo y la dio al hombre para que ambos sean UNA carne. La idea de Dios era que formaran una unión permanente y no una ocasional.
5 Dios desea que el amor entre marido y mujer sea de tal grado como el de Cristo por la iglesia, por lo que es necesario conocer el amor de Cristo e intentar imitarlo para poder tener una relación conforme a la voluntad de Dios.

En el segundo punto tenemos que Dios dio al hombre UNA mujer, el propósito y diseño de Dios era de una mujer para un hombre y un hombre para una mujer.

Al leer el Antiguo Testamento veremos que Dios había permitido relaciones poligámicas, sin embargo, en la era actual Dios ha declarado que el hombre debe tener una sola mujer y la mujer un solo hombre. Iremos analizando los pasajes pertinentes.

La poligamia es mencionada por primera vez en la Biblia en Génesis 4:9, donde leemos que Lamec, hijo de Mehujalel, “tomó para sí dos mujeres”. En este pasaje en particular sólo se relata el hecho, sin hacer mención sobre si esto fue una acción correcta o no, sin embargo, en los mandamientos del Antiguo Testamento es claro que Dios permitió la poligamia aún cuando esta no fuera parte de Su propósito original.

Éxodo 21:10
Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.

Levítico 18:18
No tomarás mujer juntamente con su hermana, para hacerla su rival, descubriendo su desnudez delante de ella en su vida.

Deuteronomio 21:15-17
(15) Si un hombre tuviere dos mujeres, la una amada y la otra aborrecida (esto tiene el sentido de “menos amada”), y la amada y la aborrecida le hubieren dado hijos, y el hijo primogénito fuere de la aborrecida;
(16) en el día que hiciere heredar a sus hijos lo que tuviere, no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la amada con preferencia al hijo de la aborrecida, que es el primogénito;
(17) mas al hijo de la aborrecida reconocerá como primogénito, para darle el doble de lo que correspondiere a cada uno de los demás; porque él es el principio de su vigor, y suyo es el derecho de la primogenitura.

De estos versículos podemos concluir que Dios permitió al hombre tener más de una mujer (aunque una mujer no podía tener más de un hombre), pero con ciertas condiciones: aunque una mujer fuera más amada que otra, a ninguna debía faltarle alimento y ropa, ni debía negársele el “deber conyugal”, y no se podía favorecer al hijo de la amada por sobre el de la menos amada, tampoco era permitido tener a una mujer junto con su hermana como esposas. 

Sin embargo, cuando llegamos al Nuevo Testamento, en 1 Corintios 7 leemos:

1 Corintios 7:2
…cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.

En este versículo queda claro que “cada uno”, o sea, cada hombre, debe tener a “su propia mujer”, y “cada una”, o sea, cada mujer, debe tener “su propio marido”. Es un hombre y una mujer. Además, si seguimos leyendo 1 Corintios 7 veremos que Pablo siempre habla en términos de un hombre y una mujer. Él dice:

Versículo 3
El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido.

Claramente se está hablando de un marido y una mujer

Versículo 4
La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.

Claramente, se sigue hablando de un hombre y una mujer

Versículo 5
No os neguéis el uno al otro… y volved a juntaros en uno…

“Uno al otro”, claramente nos señala que se trata de sólo dos personas.

Versículo 10 y 11
(10) Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;
(11) y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.

Nuevamente, sigue hablando de “el marido” y “la mujer”, el matrimonio se forma entre un solo hombre y una sola mujer.

Versículo 12 y 13
(12) Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone.
(13) Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.

En todos estos versículos jamás se habla de un marido y varias mujeres o una mujer y varios maridos. En esta era y estos tiempos el mandamiento de Dios para un matrimonio es entre un hombre y una mujer. Este fue el propósito de Dios desde un principio y así quiere que nos conduzcamos.

Entonces surge la pregunta: si el propósito de Dios siempre fue que un hombre estuviera con una sola mujer, ¿por qué permitió al hombre tener varias mujeres en tiempos antiguos?

Bien, veámoslo de esta manera: como había dicho anteriormente, si yo tengo un automóvil que está diseñado para funcionar con nafta y le echo agua, no va a funcionar, pero si le lleno el tanque con gas puede llegar a explotar. El correcto funcionamiento del automóvil será cuando cargue el tanque con nafta. Ahora bien, sabemos que hay distintos tipos de nafta que se pueden usar para un vehículo, tenemos la denominada nafta “común”, la “súper”, la “sin plomo”, etc. Quizá mi vehículo funcione en forma óptima con nafta súper, pero ¿qué pasa si en la estación de servicio sólo tengo nafta común? Tengo dos opciones: quedarme allí y detenerme en mi camino o hacer funcionar mi automóvil con aquello que está disponible, para poder llegar a destino, o hasta otra estación de servicio que tenga el combustible adecuado para mi coche.

Algo similar sucede con los asuntos espirituales. Dios creó al hombre con un propósito y, debido a la caída del hombre y la introducción del mal en el mundo, Él diseñó un plan de redención para el hombre, de modo que el hombre pueda funcionar en forma óptima conforme a Su propósito. Como la Tierra y el ser humano mismo han sido contaminados por el Diablo con toda clase de males, no es posible tener las condiciones “óptimas” de funcionamiento en el ser humano y Dios ha tenido que hacer ciertas “concesiones” para poder continuar la marcha de Su plan, por así decir, tuvo que echar “nafta común” en el hombre para poder llegar al punto deseado.

En el artículo “Adulterio” de la página www.verdadotradicion.com leemos lo siguiente:

“Es bien sabido que las 12 tribus de Israel existen debido a que Jacob tuvo dos esposas y dos concubinas, y tuvo hijos con ambas. Muchos “grandes nombres” del Antiguo Testamento tuvieron múltiples esposas y concubinas, y lo hicieron sin desobedecer el mandamiento de Dios. Pero esto simplemente no es el caso en la era cristiana.

Dios no explica por qué Él reglamentó la posibilidad de tener múltiples esposas en el Antiguo Testamento. Obviamente no era Su plan original para el matrimonio, porque Él estableció que “dos” fueran “una sola carne”. La necesidad de conectarse y de “sentirse especial” es fundamental en toda relación matrimonial, y esto resalta poderosamente en Cantares, escrito por Salomón. Es difícil imaginar que una mujer pueda compartir el afecto del “amor de su vida” (Cantares 3:1-5) con otra mujer. Además, la poligamia nunca tuvo resultados muy buenos. En las Escrituras no existen “tríos felizmente casados”. Es muy conocida la tensión existente entre Raquel y Lea, y en 1 Samuel 1:6, Penina es llamada “rival” de Ana. El pictograma chino para “pelea” es el símbolo de dos mujeres bajo un mismo techo, y las intrigas y luchas internas en los harenes son legendarias…

La mejor explicación que a nuestro entender se ha postulado es que la poligamia proveyó a la mujer una manera de entrar a un grupo familiar que tuviera el poder y la influencia necesarias para mantenerse y protegerse a sí misma y a sus hijos.”

Creo que esta es una razón bastante válida para el “permiso” de poligamia que dio Dios. Hay que recordar que la mujer, en tiempos antiguos, era menospreciada por el hombre, no tenía los derechos que hoy tiene, y muchas veces eran maltratadas y tomadas como esclavas. Lo mejor a lo que podía aspirar una mujer en aquella época era llegar a ser esposa de un buen marido que la tratara bien y la cuidara. Debido a que siempre ha habido exceso de mujeres sobre hombres, es probable que Dios haya permitido que un hombre tenga varias mujeres con el fin de proveer protección a las mujeres, pero como hemos visto, este no era el propósito de Dios desde un principio.

Luego de la ascensión de Jesús Dios tuvo la capacidad de dar a todo hombre de Su don de espíritu santo, con el cual el hombre está capacitado para tener una estrecha relación con Dios y para llegar al punto de andar como Cristo, el espíritu santo en el hombre y la mujer hizo posible que los hombres comenzaran a comprender mejor el importantísimo rol de la mujer en la creación, comenzándose a restaurar el propósito original de Dios de que la mujer sea la “ayuda idónea”, siendo el complemento del hombre y no su esclava. A pesar de que Dios siempre ha querido que la mujer ocupe un rol igualmente importante al del hombre en Su plan, los hombres incrédulos y duros de corazón han entorpecido y detenido en desarrollo y crecimiento de las mujeres a lo largo de la historia humana, pero, gracias sean dadas a Dios, en estos días se está reconociendo cada vez más la importancia de la mujer, han obtenido igualdad de derechos y ya no es necesario que se casen con un buen marido para poder desarrollarse y cumplir con el servicio a que Dios las llama.









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