Génesis 6 - El Diluvio: la respuesta de Dios al intento del Diablo de sabotear Su plan

En Honor a Su verdad


El relato en Génesis 6, acerca del Diluvio que Dios envió al mundo para destruir toda carne, evento del que sólo ocho seres humanos (Noé y su familia) lograron salir con vida, ha sido de gran tropiezo para muchas personas, porque no han podido ver el amor de Dios detrás de este evento.

Algunas personas dicen que si Dios es amor no podría haber generado tal catástrofe y, por lo tanto, rehúsan creer en la existencia de Dios o piensan que si Él existe, no está interesado en la humanidad. Por eso, en esta sección intentaremos analizar el relato en Génesis 6 y tratar de entender por qué Dios hizo lo que hizo y dónde se ve el amor de Dios detrás de este evento catastrófico.

Génesis 6:1-7
(1) Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas,
(2) que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.
(3) Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne;  mas serán sus días ciento veinte años.
(4) Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos.  Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
(5) Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra,  y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
(6) Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.
(7) Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.

Aquí tenemos bastante por analizar. En principio diré que algunos cristianos han sugerido que el Diluvio que terminó con casi todo ser viviente fue generado por el Diablo y no por Dios. Sin embargo, no sólo no hay pasajes que digan claramente tal cosa, sino que no sería lógico pensar que haya sido el Diablo quien envió tal diluvio. El versículo 5 nos dice que “…la maldad de los hombres era mucha en la tierra y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” ¿Por qué, el Diablo, iba erradicar lo que para él habría sido una situación ideal? El Diablo es quien siembra caos, confusión y maldad, luego de que su siembra diera resultado ¿por qué habría de destruirla? ¡No! Lo que veremos es que el Diluvio sí fue obra de Dios, y fue la única forma en que Dios podría seguir adelante con su plan de redención y salvación para la humanidad.

Estudiaremos estos versículos detalladamente:

Génesis 6:1-2
(1) Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas,
(2) que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.

Aquí, ya la simple lectura de los versículos nos da a pensar: ¿Quiénes son los “hijos de Dios”? Cuando uno lee rápidamente podría pensar que “hijos de Dios” se refiere a los seres humanos en general, pero entonces, ¿por qué hacer la diferencia entre “hijos de Dios” e “hijas de los hombres”?

Las palabras que en hebreo se traducen aquí “hijos de Dios” sólo las tenemos repetidas (en la forma exacta) en Job 1:6 y en Job 2:1. Ya que ambos pasajes dicen algo similar, leeremos tan sólo uno de éstos:

Job 1:6
Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.

Aquí “Satanás” está entre un grupo de seres que son llamados “hijos de Dios”. Sabemos que Satanás no es un ser humano, sino un ser espiritual. El grupo de “hijos de Dios” que menciona el libro de Job se refiere a seres espirituales. En Daniel 3:25 vemos que el rey Nabucodonosor también llama “hijo de los dioses” a un ser espiritual, un ángel de Dios, esto nos da una pauta de que en tiempos antiguos reconocían a los seres espirituales como “hijos de Dios” o, entre los paganos, como “hijos de los dioses”.

Releamos Génesis 1:1 y 2:

Génesis 6:1-2
(1) Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas,
(2) que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.


Entonces, si entendemos que “hijos de Dios” se refiere a seres espirituales, lo que este pasaje nos está diciendo es que ciertos seres espirituales tomaron para sí mujeres humanas. En los libros de 1 Pedro y Judas tenemos algunos detalles más de estos hechos:

1 Pedro 3:18-20
(18) Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios,  siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
(19) en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,
(20) los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé,  mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.

Aquí se nos habla de ciertos espíritus encarcelados, que están allí por su desobediencia en los días de Noé. No todo ser espiritual desobediente está encarcelado, de otro modo, no habría maldad en el mundo. Sin embargo, algo hizo que Dios tuviera que encarcelar a estos espíritus.

Judas 1:6-7
(6) Y a los ángeles que no guardaron su dignidad,  sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;
(7) como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno [“fuego de la era”, según el texto].

Aquí se nos dice que los hombres de Sodoma y Gomorra pecaron “de la misma manera que aquéllos” ángeles, habiendo ido en pos de vicios contra naturaleza. El pecado de las personas de Sodoma y Gomorra fue la homosexualidad, ellos comenzaron a tener relaciones sexuales que son “contra naturaleza”. Del mismo modo, los ángeles que pecaron fueron contra su naturaleza, uniéndose a mujeres humanas y dándoles descendencia, esto es lo que leemos en Génesis 6:1 y 2.


Génesis 6:1-2
(1) Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas,
(2) que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.

En el versículo 4 leemos lo siguiente:

Génesis 6:4
Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.

La palabra para “gigantes” es en hebreo nephilim, esta palabra se usa para describir una clase específica de personas. La palabra hebrea nephilim proviene de la palabra naphal, que significa “caer”. Si bien eran grandes en tamaño, el nombre con que los menciona la Biblia nos señala que eran seres caídos, seres malvados y perversos.

La Biblia Textual traduce así:

Génesis 6:4 (BTX)
En aquellos días (y también después) los nefileos estaban en la tierra, pues toda vez que los hijos de Dios se llegaban a las hijas de los humanos, les engendraban hijos. Estos eran los poderosos que desde la antigüedad fueron varones de renombre.

Los traductores de la Biblia textual reconocieron que nephilim no significa “gigantes”, sino que se refiere a una clase especial de personas, por lo que tradujeron “nefileos”. La palabra hebrea nephilim se usa sólo aquí y en Números 13:33, en donde los espías enviados a reconocer la tierra de Canaán dijeron haber visto “gigantes”, hijos de Anac. Aquí, en Génesis 6:4, se nos dice que estos nephilim existieron en “aquellos días” y también “después”, los que aparecieron “después” son aquellos que se mencionan en Números 13:33.

Al final del versículo se nos dice que estos fueron “varones de renombre”. No es difícil imaginar que seres sobrenaturalmente grandes y fuertes rápidamente adquirieran fama entre el resto de la humanidad. Incluso es muy posible que este hecho real haya sido el origen de la historia mitológica griega de los “titanes”. En la mitología griega los titanes eran un grupo de gigantes que habían sido encarcelados y luego destruidos por los dioses. Es posible que la historia de estos “gigantes”, descendientes de la cruza entre ángeles caídos y mujeres humanas haya pasado de boca en boca y se haya ido distorsionando, generando las historias mitológicas de los griegos, romanos y otros pueblos.

En el versículo 5 leemos:

Génesis 6:5
Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.

A causa de la irrupción de estos seres, la Tierra comenzó a contaminarse de maldad, al punto en que TODO designio de los pensamientos del corazón de la humanidad era de continuo solamente el mal. En otras palabras, en sus corazones, las personas pensaban en lo malo día tras día, hora tras hora, de continuo pensaban el mal.

Génesis 6:6
Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.

En Números 23:19 leemos que “Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta”, entonces ¿cómo es que este versículo nos dice que Dios “se arrepintió”? Por un lado, el contexto de Números 23:19 es que Dios no miente en Sus promesas, ni se arrepiente en cuanto a Su plan y promesas, sin embargo, a lo largo de la Biblia podemos ver ejemplos en que Dios cambió Su revelación a causa de que los hombres cambiaron sus conductas. Por otro lado, debemos comprender que aquí está presente una figura de dicción típica en la Biblia, que consiste en atribuir a Dios rasgos o características humanos o de otros seres. Esta figura era llamada por los hebreos derékh benéy ‘adám, que significa “camino de los hijos de hombre”; los griegos llamaron a esta figura anthropopathía, literalmente “afectos o rasgos del hombre”; en latín fue llamada condescencio, porque marca la condescendencia de Dios al nivel del hombre.[1] Esta figura se usa con frecuencia en la Biblia, atribuyendo rasgos humanos a Dios, esto se hace necesario para Dios poder comunicar realidades espirituales a los seres humanos.

Por el uso de esta figura, en la Biblia veremos que se dice que Dios tiene “ojos” (2 Sam 16:12); “oídos” (Salmos 10:17); “boca”, “labios” o “lengua” (Números 12:8; Deuteronomio 8:3; Josué 9:14); “alma” (Levíticos 26:11); etc. Muchos rasgos humanos son atribuidos a Dios de modo que el lector pueda comprender mejor la naturaleza de Dios. En este versículo, hallamos esta figura literaria en las palabras “se arrepintió” y “le dolió en Su corazón”. Dios es Espíritu (Juan 4:24), así que no tiene cuerpo físico y órganos físicos, el hecho de que este versículo diga que Dios se arrepintió de haber hecho al hombre y que “le dolió en Su corazón” es para resaltar cuánto lamentó Dios este estado de maldad sobre la Tierra. Si Dios en verdad se hubiese “arrepentido” de hacer a la raza humana, podría haber desecho el Universo y haber comenzado todo de cero, sin embargo, la Biblia nos muestra que no es la forma de actuar de Dios el deshacer todo y volver a empezar de cero, sino que preparó un plan para reconstituir al mundo y a la raza humana y llegar a obtener aquello que originalmente planeó.

Entonces, cuando leemos aquí que Dios se arrepintió de haber hecho al hombre, debemos comprender que es una forma idiomática de hablar, que expresa cuánto lamentó Dios el estado de maldad que había sobre la Tierra.

Génesis 6:7
Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.

A través de este versículo podemos ver que Dios no sólo se lamentó por el estado de maldad de la humanidad, sino también por el resto de los animales creados. Recordemos que Adán y Eva tenían autoridad y gobierno sobre toda la creación de Dios. En su desobediencia, Adán cedió a Satanás el derecho de actuar sobre la creación, y Satanás logró ingresar “muerte” a toda la creación, haciendo entrar el mal en todo lo que existe en la Tierra: sobre el hombre, sobre los animales y sobre las plantas. La maldad entró también en animales, y éstos adquirieron la capacidad de comer carne y de atacar al ser humano y a otros animales, toda clase de muerte entró en el mundo por medio de Adán (Romanos 5:12).

Entonces, la maldad de los hombres, sumada al mal que estaba en cada animal y ser viviente sobre la Tierra ponían en peligro el plan de redención de Dios, si todo seguía así, la maldad se multiplicaría al punto de que la humanidad entera se habría corrompido y se quedaría sin posibilidad de ser redimida y salvada.

Génesis 6:8-13
(8) Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.
(9) Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.
(10) Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet.
(11) Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.
(12) Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.
(13) Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos;  y he aquí que yo los destruiré con la tierra.

Aquí lo tenemos nuevamente: la decisión de Dios de enviar el diluvio fue para erradicar la violencia que había en la Tierra, que ponía en riesgo Su plan. Sin embargo, a causa de su andar y conducta, Noé “halló gracia”. La gracia, bíblicamente, es “favor inmerecido”, esto quiere decir que Noé no “merecía” ser salvado por Dios, pero “halló” la gracia de Dios para obtener salvación. La gracia que Dios le dio no fue la de salvarlo directamente del diluvio, sino la de hablarle. Dios habló a Noé, dándole instrucciones precisas sobre qué debía hacer para salvarse de la destrucción, pero Noé tuvo que actuar en base a lo que Dios ordenó. Esto es un patrón que vemos a lo largo de toda la Biblia, Dios envía Su Palabra (que es por gracia) y luego el hombre debe creer en Su mensaje y actuar conforme a Su instrucción.

Génesis 6:14-22
(14) Hazte un arca de madera de gofer;  harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.
(15) Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura.
(16) Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo,  segundo y tercero.
(17) Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.
(18) Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo.
(19) Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán.
(20) De las aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida.
(21) Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá de sustento para ti y para ellos.
(22) Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó.

Este último versículo nos dice que Noé “hizo conforme a TODO lo que Dios le mandó”. Esta obediencia de Noé fue crucial para que él y su familia fuesen salvos, y nos deja ejemplo para hoy, para que obedezcamos a Dios en TODO lo que dice, de modo de poder tener la mayor plenitud posible en nuestras vidas. Dios dio Su Palabra a Noé para que él pudiera ser salvo, pero dependió de Noé el cumplir lo dicho por Dios para obtener esa salvación. Del mismo modo, hoy Dios nos ha dejado las instrucciones específicas para que seamos salvos: cambiar nuestra mentalidad (Hechos 2:38) y hacer a Jesús el Señor de nuestras vidas (Romanos 10:9-10), depende de nosotros obedecer o no. Dios también ha dejado muchas instrucciones sobre cuál debe ser la conducta del creyente para tener vidas llena de frutos, pero dependerá de nosotros seguir Sus instrucciones o no. Pero sigamos leyendo este relato:

Génesis 7:1-24
(1) Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación.
(2) De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra.
(3) También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra.
(4) Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.
(5) E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová.
(6) Era Noé de seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra.
(7) Y por causa de las aguas del diluvio entró Noé al arca, y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos.
(8) De los animales limpios, y de los animales que no eran limpios, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobre la tierra,
(9) de dos en dos entraron con Noé en el arca; macho y hembra, como mandó Dios a Noé.
(10) Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.
(11) El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo,  y las cataratas de los cielos fueron abiertas,
(12) y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.
(13) En este mismo día entraron Noé,  y Sem, Cam y Jafet hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos,  con él en el arca;
(14) ellos, y todos los animales silvestres según sus especies,  y todos los animales domesticados según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie,  y todo pájaro de toda especie.
(15) Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida.
(16) Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.
(17) Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra.
(18) Y subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas.
(19) Y las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos.
(20) Quince codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes.
(21) Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra,  y todo hombre.
(22) Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra, murió.
(23) Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca.
(24) Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días.

Científicos cristianos que creen en un relato literal de la creación (normalmente llamados “creacionistas”) han intentado correlacionar los datos científicos con los bíblicos, logrando lo que se llama un “modelo creacionista”, que intenta explicar cómo se diversificaron los animales, plantas y el hombre mismo luego del Diluvio. Aquí no vamos a tratar de esos temas, porque nuestro objetivo es comprender la información que nos da la Biblia, relacionada con el propósito de Dios para la humanidad.

Hay controversia sobre si el diluvio fue en toda la Tierra o si sólo fue local. Para raer con “todo hombre”, Dios sólo debía inundar cierta área de la Tierra, pero la Biblia dice que también acabó con toda “bestia” que vive sobre la tierra, y para esto el Diluvio tuvo que ser global. Además, habíamos visto que es muy probable que la Tierra haya estado originalmente rodeada por anillos de agua, y es probable que de allí haya salido en agua del Diluvio, que habría inundado toda la Tierra y no sólo una parte.

Otro punto de discusión es si Noé tenía dinosaurios en el arca, o si los dinosaurios existieron antes de la era del hombre. La Biblia no nos habla de una creación animal anterior al hombre, por lo que los dinosaurios debieron ser creados en los seis días de creación. Por otro lado, Dios no dijo a Noé que excluyera a los dinosaurios en el arca, por lo que lo más lógico es pensar que los dinosaurios sí estuvieron en el arca, aunque probablemente fueron dinosaurios bebés o incluso sus huevos.

Los detractores del relato bíblico suelen decir que no habría habido lugar en el arca para todas las especies animales existentes, sin embargo, se sabe que muchas especies partes de un género en común, por lo que se reduciría el número de animales que habrían entrado en el arca. Por ejemplo, hoy se sabe que tigres, leones, leopardos, gatos, etc., partieron de un par de ancestros en común con un conjunto de genes que les permitió proliferarse para formar todas las especies felinas que hoy vemos, así que Noé no necesitó poner dos gatos, dos leones, dos leopardos, etc., sólo tuvo que meter en el arca un par del género felino, los cuales al ir procreando fueron produciendo las distintas especies que hoy vemos. Esto mismo vemos con el género humano, hay diversos colores de piel, de pelo, de ojos, diferentes contexturas y tamaños físicos, la diversidad es incalculable, pero todos partieron de dos seres humanos en común: Adán y Eva.

Lo importante aquí es comprender cómo Dios salvó a Noé, pero no sólo salvó a Noé, sino que salvó a la humanidad entera de una perpetua perdición. Ya que de persistir este estado de maldad en la Tierra, difícilmente habría podido concretarse el plan de redención de Dios. Analizando algunos versículos del Nuevo Testamento, podemos afirmar que Dios estaba dispuesto a salvar a otras personas, pero nadie creyó como para obtener esa salvación o liberación.

En Hebreos 11 leemos:

Hebreos 11:7
Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.

Noé era hombre de andar recto, que tenía “fe” en Dios. Noé tuvo “fe” cuando construyó el arca: Dios le dijo lo que sucedería y le dijo qué hacer, Noé tuvo fe y lo hizo, actuó conforme a la instrucción de Dios. Debido a esta fe, este versículo dice que Noé “condenó” al mundo, esto no quiere decir que Noé literalmente condenara al mundo, sino que es una forma de decir que si Noé no hubiese creído a Dios, Dios no habría podido salvarlo, y quizá habría tenido que formular otro plan para el hombre, sin enviar el Diluvio, o enviándolo en otro tiempo. La fe de Noé hizo posible que Dios pudiera seguir con Su plan.

Prestando atención a algunos detalles en la Biblia podremos ver que la voluntad de Dios no era condenar a la humanidad, sino salvarla, y que ya desde hacía tiempo había dado la advertencia de la inminente destrucción, pero nadie creyó Su revelación. Por un lado, en 2 Pedro se nos dice que Noé fue “pregonero” de justicia:

2 Pedro 2:5
y si [Dios] no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas,  trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos…

Un “pregonero” es alguien que anuncia públicamente, alguien que proclama una noticia abiertamente. Noé fue un pregonero de la justicia de Dios. Noé se encargó de dar el mensaje sobre el juicio de Dios a toda persona que pudo. En el tiempo que le llevó construir el arca, probablemente anunció el diluvio montones de veces a muchísimas personas y probablemente haya sido burlado y ridiculizado, al igual que sucedió a lo largo de toda la historia con muchos predicadores.

Si pensamos en la situación, la gente al ver el arca preguntaría ¿qué estás haciendo? Noé quizá contara lo que Dios dijo sobre su juicio, y podemos imaginar a las otras personas diciéndole “¿Dices que Dios te habló? ¿Qué va a enviar agua desde el cielo? ¡Estás loco! ¡Eso jamás ha sucedido! Esto habrá tenido que resistir Noé durante todo el tiempo que le llevó construir el arca. Es evidente que nadie le creyó, de lo contrario, habrían construido sus propias arcas, o se les habría permitido entrar en la de Noé. Pensemos lo siguiente: los tres hijos de Noé entraron al arca con sus esposas ¿qué me dicen de los padres, hermanos y familiares de esas mujeres? ¿Por qué no entraron en el arca los suegros o cuñados de Sem, Cam y Jafet u otros familiares “políticos” de Noé y su mujer? ¡Ni siquiera ellos le creyeron! Ni siquiera los más cercanos a Noé creyeron su prédica.

Y esto no era algo que salió esporádicamente de Dios para con Noé, Dios ya venía anunciando esta destrucción desde hacía bastante tiempo, prestemos atención a lo siguiente:

Génesis 5:21-32
(21) Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén.
(22) Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.
(23) Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años.

Enoc fue un antecesor de Noé, fue el bisabuelo de Noé. De Enoc leemos:

Judas 1:14-15
(14) De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares,
(15) para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.

En el contexto del pasaje se viene hablando de aquellas personas que obran el mal y actúan perversamente, estos versículos nos dicen que Enoc profetizó de éstos y profetizó sobre un juicio futuro. Enoc profetizó acerca de la venida del Señor con sus ángeles para juzgar al mundo (hecho aún futuro), pero las personas no se arrepintieron. Sabemos que era costumbre, entre los hombres antiguos, poner a sus hijos nombres de forma que tuvieran un significado particular, muchas veces los nombres de los hijos tenían relación con una función que los padres creían que cumplirían. También era común que los profetas pusieran a sus hijos nombres relacionados con sus profecías (vean, por ejemplo, Isaías 8:18). A causa de estos hechos, es muy posible que Enoc haya puesto a su hijo un nombre profético. En algunos diccionarios y léxicos leeremos que el nombre “Matusalén” significaba “hombre de la jabalina”, sin embargo, el doctor Ernest Martin señala que el erudito judío Philo explicaba que el significado del nombre “Matusalén” era “enviado de muerte”, su nombre se componía de las palabras “muerte” y “enviar”, por lo que Martin dice que es probable que su nombre significara “cuando muera será enviado”, hablando del Diluvio. Haciendo las cuentas de los años vividos por Matusalén y el año de inicio del Diluvio podemos ver que Matusalén murió en el mismo año del Diluvio, si bien algunos creen que Matusalén murió en el Diluvio, creo que lo más probable es que haya muerto justo antes de que este comience (al igual que todos los antecesores de Noé) y, de ser cierto lo expuesto por Ernest Martin, murió anunciando el inicio del diluvio, el hecho de que él haya sido el hombre que más años vivió en toda la humanidad nos mostraría la paciencia y misericordia de Dios para dar tiempo a la humanidad para arrepentirse.

El relato sigue contando:

Génesis 5:25-29
(25) Vivió Matusalén ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec.
(26) Y vivió Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas.
(27) Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años; y murió.
(28) Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo;
(29) y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo.

Aquí podemos ver que Lamec, al igual que sus ancestros, también creía a Dios y creyó que Noé traería alivio a la Tierra. Como vimos anteriormente en este estudio, no fue Dios Quien introdujo el mal en la Tierra, sino que fue el Diablo quien sembró toda clase de mal en la Tierra a causa de la desobediencia de Adán, quien le dio la capacidad y el permiso para traer maldición a la Tierra, por eso, cuando aquí leemos que “Jehová maldijo” debe entenderse como que Dios anunció al hombre las consecuencias de la entrada del mal, pero no fue Dios el responsable de la introducción del mal en el mundo.
Génesis 5:30-31
(30) Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas.
(31) Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años; y murió.

Es significativo el hecho de que Lamec haya muerto a los 777 años. El número siete, en la Biblia, tiene el sentido de “perfección espiritual”, quizá la edad de la muerte de Lamec es un recordatorio de su fe y de su rectitud en el andar. Lamec murió antes que Matusalén, cinco años antes del Diluvio. Aquí vemos que todo el linaje de Noé tuvo respeto y fe hacia Dios y Dios hace una especial mención de ellos.

Volviendo al relato de Noé, iremos hasta Génesis 8:16

Génesis 8:16
(16) Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo.
(17) Todos los animales que están contigo de toda carne, de aves y de bestias y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, sacarás contigo; y vayan por la tierra, y fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra.
(18) Entonces salió Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él.
(19) Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca.
(20) Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar.

¿Qué fue lo primero que hizo Noé al salir del arca? Ofrecer sacrificio a Dios. Imagínense a Noé saliendo del arca y viendo tal desolación y destrucción, y dándose cuenta de que él y su familia eran los únicos seres humanos que quedaban en la Tierra. ¿Cómo no estas agradecidos a Dios? Noé salió del arca y tuvo ganas de agradecer a Dios, y reconocer Su misericordia para traer salvación y ofreció sacrificio.

Génesis 8:21-22
(21) Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.
(22) Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche.

Aquí Dios promete no volver a destruir a todo ser viviente “como he hecho”, nunca más será la humanidad destruida por un Diluvio, el libro de Apocalipsis nos relata un futuro juicio de Dios por medio de fuego, y no de agua, pero muchos sobrevivirán a ese juicio.

Génesis 9:1-5
(1) Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.
(2) El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados.
(3) Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo.
(4) Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.
(5) Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre.

Cuando estudiamos los dos primeros capítulos de Génesis, habíamos visto que Dios había diseñado al hombre (al igual que al resto de los animales) para ser vegetarianos, sin embargo, por la caída del hombre, Dios ahora permite al hombre comer de “todo lo que se mueve y vive”. Dios aquí cambia las reglas, no fue Su propósito original que el hombre coma carne, pero es evidente que en la situación actual, lo mejor para el ser humano sería incluir carne en su dieta, aunque no debía de comer la sangre del animal.

Génesis 9:6
El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.

Aquí podemos ver que Dios establece lo que hoy llamamos “pena de muerte”. Aquí la fórmula es sencilla, si un hombre asesina a otro, debe ser ejecutado POR HOMBRE. Dios dio al ser humano la responsabilidad de juzgar un asesinato y condenar a muerte al asesino, Él no se iba a meter a matar a un asesino. Es de notarse que esta pena de muerte fue iniciada por Dios recién aquí con Noé, Dios jamás habló de estas cosas a Adán. En verdad, Dios no desea la muerte de las personas, pero sabe que sin esta pena de muerte, el ser humano maligno es alentado a cometer crímenes, cuando existe la pena de muerte en una sociedad, los criminales temen por sus vidas y no se animan tanto a asesinar a otras personas. Una de las grandes características de Dios es Su paciencia para salvación de la humanidad, sin embargo, Dios sabe que si no había castigos estrictos para los criminales, pronto los que sufrirían serían los rectos (como en tiempos anteriores a Noé), y por eso aquí da esta ley. Por otro lado, Dios delegó la responsabilidad de la ejecución al ser humano y es el ser humano quien debía hacer cumplir esta ley.

Génesis 9:7
Mas vosotros fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella.

Este fue otro mandamiento de Dios a Noé y su familia: multiplicarse abundantemente en la Tierra. Dios quería mucha gente en la Tierra con las cuales tener una relación de amor, este, desde el principio, fue la intención de Dios, y aquí vemos esa intención de fondo, cuando manda a Noé y su familia a “multiplicarse”.

Génesis 9:8
(8) Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo:
(9) He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros;
(10) y con todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros,  desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra.
(11) Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.
(12) Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos:
(13) Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra.
(14) Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes.
(15) Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne.
(16) Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra.
(17) Dijo, pues, Dios a Noé: Esta es la señal del pacto que he establecido entre mí y toda carne que está sobre la tierra.

En estos versículos Dios reafirma a Noé Su promesa de que nunca más destruiría a la humanidad a través de un Diluvio. Como señal de esta promesa, Dios creó el “arco iris”. Sabemos que el arco iris se forma por el paso de la luz solar a través de las partículas de agua que quedan en el aire cuando llueve. El pasaje no nos dice que Dios “creó” allí el arco iris, simplemente dice que lo “puso” en las nubes, por lo que es posible que Dios haya utilizado este fenómeno meteorológico para recordar al ser humano que hubo un Diluvio que destruyó a todo ser viviente en la Tierra y que esto no volvería a ocurrir jamás.

Por otro lado, vemos que Dios dice: “Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo…”. Por supuesto, Dios no necesitaba el arco para acordarse de Su pacto, aquí tenemos, nuevamente, la figura literaria anthropopatheia, que habíamos visto previamente. Recordemos que esta figura literaria, muy usada en la Biblia, consiste en atribuir rasgos humanos a Dios para transmitir con más fuerza algún mensaje o concepto. En este caso, Dios habla de “acordarse” de su pacto al “ver” el arco, estas palabras son una forma de Dios de expresar que Su promesa sería firme, es una forma de dar al ser humano la certeza de que cumpliría esa promesa. Dios quería asegurarse de que los hombres estuvieran seguros de que Él cumpliría Su pacto, y por eso utilizó esta expresión.

Para cerrar este capítulo acerca del Diluvio leamos un pasaje en 1 Pedro:

1 Pedro 3:14-22
(14) Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis,
(15) sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
(16) teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.
(17) Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.
(18) Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios,  siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
(19) en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,
(20) los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé,  mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
(21) El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva  (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,
(22) quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.

En el contexto, Pedro está hablando a cristianos que estaban sufriendo persecuciones y aflicciones por el hecho de ser cristianos. Pedro les recuerda lo que sucedió con Cristo, y luego les recuerda los tiempos de Noé. En el 19 tenemos la referencia a “espíritus encarcelados”, éstos son aquellos que habíamos visto que tomaron mujeres humanas y engendraron a los nephilim.

El versículo 21 suele ser malinterpretado, muchos que creen que hoy en día el bautismo de agua es un requisito bíblico usan este versículo para apoyar la idea de que es bautismo de agua es el que ahora nos salva. Sin embargo, no es eso lo que transmite este pasaje. El versículo 21 comienza diciendo que “el bautismo que corresponde a esto ahora nos salva…”. El “esto” en el 21 no se refiere al agua del versículo 20, sino a la figura que forma todo el relato sobre el Diluvio. La correspondencia está en el relato completo y no sólo en el agua. Noé recibió la salvación de la destrucción al estar cubierto por el arca que Dios mandó a construir; la Biblia nos relata sobre un futuro juicio de Dios sobre la humanidad, en donde Dios derramará Su ira (Ap. 6:17; 11:18; 12:12; 14:10; etc.) y nos dice que Jesús nos salva de esa ira (Ro. 5:9; 1 Ts. 1:10; 1 Ts. 5:9), entonces, en forma figurada, Jesús es el “arca” que nos salvará de la destrucción; Él nos arrebatará, llevándonos al cielo, antes de que todo esto ocurra (1 Ts. 4:16-18).

Más adelante en este estudio veremos los detalles de la salvación de Dios en Cristo, pero ahora, lo que podemos ir viendo como conclusión es que el Diluvio no fue un acto de crueldad de Dios, sino Su última opción ante una humanidad que crecía en maldad, que se rehusaba a creer la prédica de los hombres de Dios, y que estaba siendo influenciada por la acción espiritual maligna y procreando seres abominables que ponían en riesgo todo el plan de salvación de Dios. Lo que vemos aquí es que aún los actos destructivos de Dios son actos de amor hacia la humanidad, no es Su deseo tener que destruir parte de Su creación, pero Él debe tratar con justicia a los que se rehúsan a creerle y debe cuidar a los que lo aman.

Por otro lado, otra gran lección para nuestros tiempos está en el cuidado de Dios por Noé y su familia. Hoy en día vemos una creciente maldad y solemos temer el ataque de delincuentes. Muchas personas desarrollan un temor tal que les impide hacer aquello que Dios desea que hagan, y las impulsa a vivir vidas que no son las que Dios desea para ellas, llegando incluso a ir contra la voluntad de Dios por el temor a un ataque o a la muerte. Sin embargo, no creo que nuestros tiempos sean peores a los tiempos de Noé. Hoy el mundo está lleno de maldad, pero todavía podemos encontrar personas que creen en Cristo y quieren servirle de corazón, Noé no halló ni uno que creyera a su anuncio; por otro lado, en tiempos de Noé se levantó toda una raza de descendencia demoníaca que acechaba en la Tierra, hoy esto no sucede, porque los espíritus que generaron el problema fueron encarcelados. Noé vivió en la que quizá fue la peor época de la historia humana, pero no tenemos relato de que alguien dañara seriamente a Noé, Noé pudo terminar el arca que Dios le mandó y Dios lo cuidó mientras la construía, y se encargó de que estuviera a salvo cuando comenzó el diluvio (ya que podemos imaginarnos que más de uno habrá querido entrar en su arca luego de ver el Diluvio que se desataba). Noé vio toda esa maldad a su alrededor y no sólo construyó el arca que Dios le mandó, sino que fue “pregonero de justicia”.

Hoy en día, debemos tomar su ejemplo, si Dios cuidó a Noé en una de las peores épocas (sino la peor) de la historia humana, ¿cómo no nos cuidará a nosotros ahora, si le amamos y hacemos Su voluntad? Por otro lado, cuando la angustia nos inunda a causa de la maldad que nos rodea, perdiendo nuestro incentivo para seguir sirviendo a Dios, recordemos que hoy somos nosotros los pregoneros de la justicia de Dios y debemos recordar que “el arca” está en construcción, y en el momento menos pensado vendrá la salvación de Dios para el cristiano y Su juicio sobre el impío.



[1] Definición tomada del“Diccionario de figuras de dicción usadas en la Biblia” de E.W. Bullinger, traducido por F. Lacueva, página 720.






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