En búsqueda del equilibrio

En Honor a Su verdad


La mayoría de los cristianos correctamente creen que la Biblia es la Palabra de Dios y que es la verdad transmitida por Dios. Muchos también concuerdan en que el amor debe ser el principal componente de la vida cristiana, pero en la práctica suele producirse un desequilibrio entre la verdad que se conoce y el amor que se practica.

Cuando nos esforzamos desmedidamente por conocer la verdad de Dios sin ponerla por obra, esta verdad termina por envanecernos. Pero si intentamos vivir una vida de amor sin conocer la verdad de Dios, no tendremos un verdadero entendimiento de lo que es el amor, y estaremos evidenciando nuestro propio concepto de amor y no el amor que es conforme a la voluntad de Dios.

1 Corintios 8:1 dice que el conocimiento envanece pero el amor edifica. Este pasaje es universalmente citado para enseñar que lo importante es amar y que el conocimiento no es importante. Sin embargo esto no es cierto. En Isaías 5:3 Dios dijo: “mi pueblo fue llevado cautivo porque le faltó conocimiento” y Oseas 4:6 dice: “mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento”. Al leer el contexto de Oseas 4 (v1) vemos que Dios dijo que el problema se debía a que no había “conocimiento de Dios en la Tierra”. Además, en Oseas 6:6 Dios dijo: “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.”

Entonces vemos que el conocimiento es realmente importante. Pero lo que es de valor para Dios no es el conocimiento del mundo, sino el conocimiento de Dios y los asuntos espirituales de Dios. Pablo decía que aunque él era tosco en palabra no lo era en conocimiento (2 Cor. 11:6); varias veces dijo a los creyentes “no quiero que ignoréis” (Rom. 1:13; 11:25; 1 Cor. 10:1; 12:1) y oraba para que los cristianos pudieran conocer más y más el amor de Cristo (Ef. 3:19). Además, dijo que el deseo de Dios era que todos lleguen a una unidad en la fe y conocimiento de Su Hijo (Ef. 4:13). Todo esto es evidencia de cuán importante es para Dios que obtengamos conocimiento y entendimiento.

Pero en 1 Corintios 13:2 leemos: “Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.” Aquí vemos que es necesario que el conocimiento vaya acompañado de amor no un amor teórico, de palabra, sino un amor en acción; no se trata de decir: “te quiero” o “te amo,” sino de actuar amorosamente.

Un pasaje muy citado es Juan 8:32, que lee: “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Sin embargo, pocas veces lo oímos dentro de su contexto:

En el versículo 31 se dice que Jesús les dijo a los que habían creído en él: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra seréis verdaderamente mis discípulos.”

“Permanecer en mi palabra” implica un proceso continuo de escuchar, aprender, entender y obedecer. Por otro lado, “Ser discípulo” significa ser disciplinado. Si uno se disciplina en aprender y obedecer continuamente las palabras de Dios, uno se convierte en discípulo, y es recién ahí que entra en juego lo expresado en el versículo 32: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Esto significa que conocer la verdad no consiste en leer un par de versículos bíblicos de vez en cuando, tampoco lo lograremos pasando 8 horas diarias leyendo la Biblia. Para conocer la verdad hay que desarrollar disciplina es aprender y obedecer, es por eso que hay personas que hace 20, 30 o 40 años que asiste a una congregación fielmente y aún no conoce la verdad de Dios, ni ha experimentado la libertad de Dios.

Una pregunta que surge al leer este pasaje es ¿de qué seremos libres? En los versículos siguientes (Juan 8:33-36) los judíos dijeron que ellos jamás habían sido esclavos de nadie, a lo que Jesús respondió que todo el que practica pecado es esclavo del pecado (esto quiere decir que toda la humanidad es esclava del pecado) y que no es posible vivir perpetuamente en este estado. El versículo 36 dice que el hombre sólo puede ser verdaderamente libre a través de Jesús.

En Romanos 6:11-13 leemos que debemos considerarnos muertos al pecado y vivos para Dios y, por lo tanto, el pecado ya no debe reinar en nuestras vidas, sino que debemos presentar nuestros miembros para servir a Dios como instrumentos de justicia. Luego, en los versículos 20 al 23 nos dice que el resultado de vivir en pecado es muerte, pero que Dios nos libró del pecado para que seamos Sus siervos y obtener como fruto la santificación y una vida futura interminable.

En Gálatas 5:22 leemos que el fruto de un andar conforme al espíritu, o sea, conforme a la voluntad de Dios es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…” En la medida en que andamos conforme a la voluntad de Dios manifestaremos estas cosas en nuestra vida.

Uniendo puntos podemos decir que  disciplinarnos en obedecer a Dios sirve para que conozcamos Su verdad y ser así librados de nuestro viejo andar de pecado, para así andar conforme a la voluntad de Dios y producir fruto del espíritu en nuestras vidas, es decir, que cada día tengamos más amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza y cualquier otra característica que edifica y bendice nuestras vidas.

1 Juan 4 nos dice que el que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Entonces vemos que es necesario amar para conocer a Dios, pero como vimos, también es necesario conocer a Dios y conocer Su voluntad para amar con verdadero amor.

Ya que Dios es amor, Él siempre actúa de modo amoroso, por eso es necesario que conozcamos cómo actúa Él para poder imitar Su amor y así amar con verdadero amor.

En los versículos 20 y 21 de 1 Juan 4 leemos : “si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.” Aquí que vemos que el amor a Dios no se trata de simples palabras y sentimientos, sino que se demuestra a través de cómo actuamos para con otras personas, especialmente los otros cristianos.

En Juan 13:34 y 35 Jesús dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” Entonces vemos que un requisito para ser “discípulo es amar del modo en que Cristo amó.” Por eso es sumamente importante conocer a Cristo y conocer Su amor; y por eso en Efesios 3:14-19 el apóstol Pablo decía que él doblaba sus rodillas ante Dios para que  obre en los cristianos de modo que sean plenamente capaces de comprender las extraordinarias dimensiones del amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, y así ser llenos de toda la plenitud de Cristo. Muchas personas buscan fórmulas para ser llenos de la plenitud de Cristo, hacen cursos, seminarios, van a convenciones, hacen montones de cosas en el afán de estar llenos del poder de Dios y tener plenitud en sus vidas, cuando la Biblia muestra que el simple requisito es conocer Su amor y manifestarlo.

Luego, en Juan 15:11 y 12, Jesús dijo: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido [esto es “esté completo”]. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.” Aquí vemos que si queremos tener un gozo completo debemos aprender a amar como él amó. Por supuesto, esto no se hace de un día para el otro, requiere, como hemos visto, un andar disciplinado y constante, pero bien vale la pena, ya que es la única forma de tener cada día más y más gozo, paz, paciencia, benignidad, etc.

Para terminar, leamos 2 Juan 1:6: “Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio.” Este pasaje nos resume lo que venimos viendo: no se puede amar con verdadero amor sin conocer los mandamientos de Dios. Pero tampoco es útil conocer Sus mandamientos si no los ponemos en práctica. Nuestra vida como hijos de Dios consistirá, entonces, en una continua búsqueda de equilibrio entre el conocimiento de la verdad de Dios y la práctica del amor de Dios.





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1 comentario :

  1. ¡Cuantas verdad!, que la palabra fácil de pronunciar es "amar", pero complicado es conseguir amar a nuestro prójimo, pero con disponibilidad, y con ganas de aprender se puede.

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