La excelencia del conocimiento de Cristo Jesús

En Honor a Su verdad
En este estudio es mi intención exponer un asunto que es fundamental para desarrollar nuestra relación con Dios, nuestro Padre, y con nuestro Señor Jesucristo, que es el conocimiento.

En el libro de Oseas, leemos cuán perjudicial fue para el pueblo de Dios no tener conocimiento:

Oseas 4:1[1]
Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra.

Aquí vemos tres cosas que faltaban en los moradores de la tierra: verdad, misericordia y conocimiento de Dios. Por la falta de estas cosas, aquí la Biblia dice que “Jehová contiende con los moradores de la tierra”, lo cual significa que Dios no puede actuar a favor de Su pueblo si a éstos les falta estas características.

En el versículo 6 leemos:

Oseas 4:6
(6)  Mi pueblo fue destruido,  porque le faltó conocimiento.  Por cuanto desechaste el conocimiento,  yo te echaré del sacerdocio;  y porque olvidaste la ley de tu Dios,  también yo me olvidaré de tus hijos.
(7)  Conforme a su grandeza,  así pecaron contra mí;  también yo cambiaré su honra en afrenta.

Aquí vemos que el pueblo de Dios (Israel) fue destruido porque le faltó conocimiento. No es que Dios no les haya dado lo necesario para tener conocimiento, el problema es que ellos desecharon el conocimiento y olvidaron la ley de Dios, pecando en gran manera.

Dos capítulos más adelante leemos:

Oseas 6:6
Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.

Los sacrificios y holocaustos que ellos hacían, habían sido instituidos por Dios, sin embargo, ellos habían olvidado por qué lo hacían. Sus acciones externas eran las demandadas por la ley, pero internamente, ellos habían olvidado el por qué de los sacrificios y habían olvidado el por qué de la ley de Dios.

Pablo dijo:

Romanos 3:19-23
(19) Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;
(20) ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

La ley no está hecha para que el hombre conozca la gracia y amor de Dios, la ley es para que el hombre conozca el pecado, o sea, qué cosas están en contra de la justa voluntad de Dios.

Romanos 10:1-4
(1) Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.
(2) Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.
(3) Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios;
(4) porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

El pueblo de Israel tenía celo por Dios, pero ese celo no era conforme a la voluntad de Dios, porque ellos no entendieron y no aceptaron la justicia de Dios y buscaron establecer su propia justicia, olvidando que sólo Cristo, el Salvador, podría hacer lo que era necesario para la justificación y salvación del hombre. La ley era para conocer el pecado, pero no los podía hacer salvos. Los israelitas, conociendo sus propios pecados a través de la ley, debían esperar en la misericordia de Dios para traer al Salvador, sin embargo, olvidaron la promesa de Dios y procuraron establecer su propia justicia, por eso Jesús, en Mateo 23:23, reprende a los fariseos (los maestros de la ley) por haber dejado de lado lo más importante de la ley, que era la justicia, la misericordia y la fe. Esto quiere decir: “la justicia que Dios otorgaría por Su misericordia a aquellos que tuvieran fe”. Los fariseos se concentraron en cumplir decretos y no en creer a Dios y esperar en Su misericordia.

Esta falta de conocimiento fue la que destruyó a Israel en el libro de Oseas y la que hizo que ellos no alcanzaran la salvación por fe, tal como explica Pablo en Romanos 10.

En contraste, fíjense como Pablo sí comprendió la salvación y justicia de Dios:

Filipenses 3:7-8
(7) Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.
(8) Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento [gnosis] de Cristo Jesús,  mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,

Todo lo que Pablo anteriormente consideraba como “ganancia”, llegó a estimar como pérdida por amor de Cristo y estimaba todas las cosas como pérdida por la excelencia del CONOCIMIENTO de Cristo Jesús.
¿Qué cosas eran “ganancia” para Pablo antes? Esto está en versículos previos: él era del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, “hebreo de hebreos” (que significa que era un hombre distinguido entre los hebreos), fariseo e “irreprensible” en cuanto a la ley. Estas características hacían que Pablo, en su tiempo, fuera un hombre de los más distinguidos entre los israelitas, un maestro de la ley y un hombre muy respetado. Sin embargo, él tiró todo esto a la basura para poder CONOCER a Cristo. Él conocía los escritos de la ley de Dios como muy pocos, sin embargo, no conocía a Cristo. Cuando comenzó a conocer a Cristo, él decidió que conocer a Cristo era tan grandioso, que dejó de lado todo lo otro.

¿Cuán importante fue el conocimiento para Pablo? Tanto como para estimar todo lo que tenía como “basura”, como “pérdida”. ¿Qué era lo que Pablo quería conocer? A Cristo Jesús.

Filipenses 3:7-9
(7) Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.
(8) Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús,  mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,
(9) y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;

Pablo quería conocer más y más a Cristo Jesús y llegar a obtener la justicia de Dios que es por fe y no su propia justicia. Contrario a los fariseos e israelitas que vimos previamente, que establecieron su propia justicia, o sea, su propio “método” de agradar a Dios para obtener salvación, Pablo quería dejar de lado toda su carnalidad, quería dejar de lado de hacer las cosas tan sólo porque una “ley” lo demandaba y quería hacer aquello que Dios le demandaba. Pablo quería que cuando otros lo vieran, pudieran verlo haciendo la voluntad del Señor y no su propia voluntad. Pero esto no puede hacerse sólo con esfuerzo y determinación, uno debe CONOCER a Cristo para poder lograrlo.

En el griego, tenemos varias palabras que pueden traducirse “conocimiento” en el español. En este estudio analizaremos dos de ellas: gnosis y epignosis.

La palabra griega gnosis es la palabra más común para “conocimiento”, que a veces también es traducida como “ciencia”. Esta palabra griega tiene el sentido de “tener información”, “saber”, “conocer”. Cuando oigo o leo cierta información, paso a tener conocimiento gnosis, sobre el asunto o materia que trata lo que oí o leí.

La otra palabra griega que analizaremos es epignosis. Esta palabra está compuesta por la palabra griega epi, que significa “sobre” y gnosis, que es la palabra que analizamos anteriormente. Epignosis, entonces, literalmente es un “sobre conocimiento”, es un conocimiento más profundo y completo. La palabra epignosis es usada para describir a un conocimiento correcto, preciso o verdadero, que se ha obtenido por haber corroborado la información recibida a través de la experiencia y la examinación.

El apóstol Pedro escribió lo siguiente:

2 Pedro 3:17-18
(17)  Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza.
(18) Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento [gnosis] de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

Pedro alienta a los cristianos a no ser arrastrados por el error de inicuos y no caer de su firmeza, para esto, Pedro les dice que debían crecer en la gracia y el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo. Es claro que el conocimiento no es un ingrediente opcional en el andar cristiano, sino algo fundamental; y lo que estamos viendo es que Dios está interesado en que obtengamos conocimiento sobre un tema específico: nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

En Filipenses Pablo dice:

Filipenses 1:9-11
(9) Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento,
(10) para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo,
(11) llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.

En Efesios leemos:

Efesios 1:15-17
(15) Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos,
(16) no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,
(17) para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento [epignosis] de él [de Jesucristo],

Pablo oraba para que Dios de conocimiento a estos creyentes ¿En el conocimiento de quién? ¡En el conocimiento de Jesucristo!

Más adelante, en el capítulo 4, leemos:

Efesios 4:11-13
(11) Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
(12) a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
(13) hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento [epignosis] del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

Aquí se nos dice que la razón por la que Dios constituyó a unos apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas y a otros pastores y maestros es para el perfeccionamiento de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo ¿hasta cuándo? Hasta que TODOS lleguemos a la UNIDAD de la FE y del CONOCIMIENTO del Hijo de Dios. Dios quiere que conozcamos cabalmente, completamente, por experiencia y práctica, quién fue, es y será y qué hace, hizo y hará Cristo en nosotros y que tengamos UNIDAD en ese conocimiento. Los creyentes jamás podrán tener verdadera unidad entre ellos si no tienen unidad en la fe y el conocimiento de Cristo. Por eso, el conocimiento de Cristo es sumamente importante, no debiera ser descuidado.

Ahora bien, uno podría preguntarse ¿Por qué estos versículos hablan de conocer al Hijo de Dios, a Jesucristo, a Cristo Jesús, etc., y no sobre conocer a Dios?

Juan 1:17-18
(17)  Pues la ley por medio de Moisés fue dada,  pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
(18)  A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Leyendo este versículo podemos entender por qué Dios está tan interesado en que conozcamos a Su Hijo, Jesucristo. Nadie jamás vio a Dios, pero Jesús lo dio a conocer. Jesús hizo perfectamente la voluntad de Dios y mostró al mundo cómo era la voluntad de Dios, y reveló cómo es el “corazón” de Dios.

1 Juan 4:8-9
(8) El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
(9) En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.

Dios es amor, sin embargo, como nadie puede verlo, nadie puede conocer Su amor directamente desde Él. Pero a través de Cristo podemos comprender cuán grande es Su amor. Dios mostró la grandeza de Su amor enviando a Su Hijo al mundo para que vivamos por Él.

Juan 3:16-17
(16) Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
(17) Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

Romanos 5:6-8
(6) Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
(7) Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
(8) Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

¿Cómo muestra Dios Su amor? A través de Cristo. El sacrificio de Cristo a favor de los “impíos” es la forma más clara en la que Dios ha mostrado cuánto ama a Su creación, cuánto ama a la humanidad.

Jesús dijo a sus discípulos:

Juan 15:15
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

Luego, leemos que Jesús oró lo siguiente:

Juan 17:25-26
(25) Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.
(26) Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.

Nuevamente vemos que es Jesús quien dio y da a conocer el amor de Dios a los creyentes, no hay otra forma de conocer el amor de Dios sino a través de Cristo. Como hemos visto, la ley de Moisés daba a conocer el pecado, pero no daba a conocer el amor de Dios de un modo claro y contundente. Fue Cristo quien dio a conocer la grandeza del amor de Dios cuando, en una voluntad en armonía con la voluntad del Padre, dio su vida en rescate por la humanidad.

Miren también estos pasajes:

1 Juan 1:5
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

1 Timoteo 6:16
el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.

Nuevamente vemos el concepto: Dios es luz, y en él no hay tinieblas, sin embargo, Él habita en luz “inaccesible” y ninguno de los hombres puede verlo ¿cómo entonces conoceremos a Dios?

2 Corintios 4:1-6
(1) Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos.
(2) Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.
(3) Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
(4) en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
(5) Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.
(6) Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Vemos que la forma en que podemos conocer la “gloria” de Dios es mirando la “faz” de Jesucristo. Debido a que no podemos ver a Dios, no podemos conocer Su amor y experimentar Su luz en forma “directa”, por eso Dios puso un mediador entre la humanidad y Él: Jesucristo (1 Timoteo 2:5). Mediante Jesucristo podemos comprender el amor de Dios y comprender cuánto nos ama Dios. Sólo conociendo a Cristo podemos conocer a Dios, por eso es que Dios está tan interesado en que conozcamos a Su Hijo.

Vamos a leer el contexto previo y posterior de este pasaje y podremos entender más profundamente de qué está hablando Pablo aquí.

2 Corintios 3:1-6
(4) Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios;
(5) no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,
(6) el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

Aquí debemos entender que cuando Pablo dice “nosotros” se refiere a él y sus colaboradores, que estaban predicando la Palabra de Dios y enviando estas epístolas. Ellos no se consideraban “competentes” para la tarea por sus propias habilidades, sino que su “competencia”, su capacidad provenía de Dios, Quien los había hecho ministros de un nuevo pacto, no “de letra”, sino “de espíritu”. Esto significa que ellos predicaban una nueva clase de andar cristiano, que no consiste sólo en seguir mandamientos provenientes de “letras” escritas, sino en hacer la voluntad de Dios a través de lo que Él nos dicta a través del “espíritu”.

2 Corintios 3:4-14
(4) Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios;
(5) no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,
(6) el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
(7) Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
(8) ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu [hace referencia a Jesucristo, debiera leerse “el Espíritu”]?
(9) Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.
(10) Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente.
(11) Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.
(12) Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza;
(13) y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.
(14) Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.

“Por Cristo”, según el texto es “en Cristo”. Aquí está claro: el “velo”, aquello que cubre la visión sobre la voluntad de Dios, es quitado en Cristo. Sólo cuando entendemos y aceptamos a Cristo como Señor y entendemos el propósito de Dios a través de Cristo es que podemos comenzar a comprender cuán grande es el amor de Dios y cuál es Su voluntad para nuestras vidas.

2 Corintios 3:18
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Este versículo ha sido traducido de distintas formas en distintas versiones de la Biblia. Esto es a causa de que el fraseo en griego permite varias formas de traducción. Desde mi entendimiento del contexto y de las palabras griegas involucradas en este versículo, creo que podríamos traducirlo así:

2 Corintios 3:18 (Mi traducción)
Pero todos nosotros, habiendo-sido-quitado-el-velo del rostro de la gloria del Señor, estamos-reflejando Su misma imagen, estamos-siendo-transformados desde gloria hacia gloria, tal-como sale desde el Señor, el Espíritu.

Personalmente creo que este versículo no sólo es malinterpretado a causa de la dificultad para traducirlo, sino que se suele malinterpretar el uso de los pronombres. Cuando aquí Pablo dice que “nosotros todos…estamos reflejando Su misma imagen” no se refiere a todo el cristianismo, sino específicamente a él y sus colaboradores en la prédica del evangelio. Esto lo podemos ver por el contexto: el “nosotros” de todo este pasaje siempre hace referencia a Pablo y sus colaboradores. El versículo 12 dice que teniendo tal esperanza “usamos de mucha franqueza”. ¿Todos los cristianos son francos por tener tal esperanza? ¡No!, Pablo estaba hablando de que él y sus colaboradores estaban siendo francos al comunicar la Palabra de Dios.

En el 13 leemos que ellos no son como Moisés que debía ponerse un velo sobre su rostro. ¿Por qué? Porque Dios no quería que el pueblo de Israel fijara la vista sobre “aquello que había de ser abolido”. Dios no quería que ellos fijaran su vista en Moisés, ¡quería que miraran a Cristo! Dios no quería que ellos dijeran ¡qué glorioso es Moisés!, Dios quería que ellos esperaran a Cristo, el Salvador. Pero en estos tiempos, Cristo cumplió su obra redentora y tiene un “rostro” más glorioso que el de Moisés, y desea que podamos verlo “cara a cara”, sin velos.

Entonces, lo que Pablo está diciendo aquí es que ellos, como ministros de Dios, estaban reflejando “Su misma imagen”. ¿Cómo lo hacían? Tal como lo dicen los versículos anteriores y los siguientes. En el 2:17 podemos leer que Pablo dijo acerca de ellos (él y sus colaboradores): “Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo”. Aquí dice lo mismo: ellos estaban reflejando, en sus enseñanzas, la imagen misma de Cristo, no la falsificaban, la transmitían tal cual salía del Señor Jesús.

Cuando dice: “siendo-transformados desde gloria hacia gloria” esto hace referencia a un crecimiento en cuanto a la gloria, un proceso de crecimiento que va desde una gloria menor hacia una aún mayor, se puede entender como “estando en un ciclo continuo de transformación de gloria”. Nuevamente, esto hace referencia no al cristiano en general, sino al ministerio de Pablo y sus colaboradores, es fácil verlo en el contexto, en los versículos 7 y 8 leemos: “Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria… ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del Espíritu [de Jesucristo]”; en el versículo 9 leemos: “Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación” ¿Qué es lo que tenía “gloria”? El ministerio de Moisés, ¿Qué es lo que es más glorioso? El ministerio del Espíritu (de Cristo), entonces, se hace claro que lo que transmite el versículo 18 es que Pablo y sus colaboradores estaban dando a conocer la misma imagen de Cristo, Su ministerio de justificación, sin ninguna adulteración. A medida que iban recibiendo revelación sobre todo lo que implica este nuevo pacto, este nuevo ministerio encabezado por Cristo, iban pasando desde una anterior gloria (la que conocían por la ley de Moisés) hacia una gloria aún mucho mayor (la de Jesucristo mismo).

Por eso sigue diciendo:

2 Corintios 4:1-2
(1) Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos.
(2) Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.

Nuevamente ¿todos los cristianos habían renunciado a lo oculto y vergonzoso? No, Pablo estaba hablando de él y sus colaboradores. Él está tratando de mostrar a los creyentes de Corinto que lo que el evangelio, la buena nueva que él anunciaba no había partido de su propia imaginación, sino que fue revelado por Dios (como también dice Gálatas 1:11 y 12) y que ellos estaban trabajando muy duro para anunciar este evangelio con total claridad y sin adulterarlo.

A medida que Pablo y sus colaboradores hacían bien su trabajo, iban recibiendo más revelación de parte de Dios e iban comprendiendo mejor cuán glorioso es este ministerio, por eso él dice: “por lo cual… no desmayamos”. ¡Era tan grande lo que estaban aprendiendo y comprendiendo que no iban a bajar los brazos!

2 Corintios 4:3-4
(3) Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
(4) en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

Estos dos versículos nos transmiten que si el evangelio está “encubierto” o “cubierto”, lo está entre los que se pierden, no es que Dios haya puesto un “velo” sobre el evangelio para que éste no pueda ser visto, sino que “el dios de este siglo” (el Diablo), ciega el entendimiento de los incrédulos y éstos no pueden ver la luz que es reflejada por el evangelio de la gloria de Cristo, quien es imagen de Dios.

Nuevamente vemos que Cristo es la imagen de Dios, mediante Cristo podemos conocer Quién es Dios y cómo piensa y cómo ama. Dios habita en luz inaccesible, pero Cristo ha accedido a esa luz para que nosotros podamos conocer la gloria de Dios. Y esta gloria de Dios debe ser comprendida a la luz del evangelio, la buena noticia acerca de Cristo que la Palabra de Dios nos transmite.

Pablo sigue diciendo:

2 Corintios 4:5
Porque no nos predicamos a nosotros mismos,  sino a Jesucristo como Señor,  y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.

Nuevamente Pablo repite: nosotros predicamos a Jesucristo como Señor ¡no es invento nuestro! Pablo y sus colaboradores estaban mostrando claramente a Jesucristo, el que no lo veía era porque no quería, porque no lo quería conocer y no le quería creer.

2 Corintios 4:6
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Nuevamente, Pablo habla de él y sus colaboradores, no de TODOS los creyentes. Dios fue quien dio a Pablo el conocimiento de la gloria de Dios en la faz, el rostro de Jesucristo. Pablo tan sólo anunciaba lo que Dios le dio a conocer.

2 Corintios 4:7
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,

¿De qué tesoro está hablando? Muchos han dicho que el “tesoro” en este versículo se refiere al don de “espíritu santo” que Dios dio a los cristianos. ¿Ven alguna referencia al espíritu santo aquí? No. Pablo está hablando del conocimiento del evangelio de la gloria de Cristo. Este conocimiento, y este ministerio que Pablo y sus colaboradores tenían, era un “tesoro en vasos de barro”, porque ellos eran débiles, y tuvieron que sufrir mucho para anunciar este evangelio.

2 Corintios 4:8-9
(8) que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;
(9) perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;

Les había pasado de todo, pero no desmayaban, no bajaban los brazos, porque sabían cuán glorioso era lo que tenían en sus manos ¡nada más ni nada menos que las buenas nuevas de salvación de Cristo! Por eso es que Pablo, en Filipenses, dijo que todo lo había estimado por basura para ganar a Cristo. ¿Cuándo nos daremos cuenta de cuán valioso es este evangelio? ¿Cuándo nos comenzaremos a valorar este evangelio por encima de todo aquellos que consideramos como “ganancia” en nuestras vidas?

2 Corintios 4:10
(10) llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.
(11) Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.

¡Cuánto amor y cuanta entrega de Pablo y sus colaboradores! Ellos siempre estaban “entregados a muerte” por causa de Jesús y así, la vida de Jesús se iba manifestando en su carne. Más se entregaban a muerte por causa de Cristo, más vida tenían. ¡Por eso no desmayaban!

2 Corintios 4:12
De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.

Recién aquí Pablo habla de los creyentes en general, dice “vosotros”. Si el “nosotros” se refiere a todos los creyente, el “vosotros”, aquí, no tendría sentido. “Nosotros” es Pablo y sus colaboradores, “vosotros” son los cristianos a quien Pablo escribe la carta. Pablo y sus colaboradores estaban constantemente arriesgando sus vidas para que los otros cristianos pudieran obtener el evangelio que les da “vida”.


2 Corintios 4:13-14
(13) Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí,  por lo cual hablé,  nosotros también creemos, por lo cual también hablamos,
(14) sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.

Nuevamente vemos el uso distintivo de pronombres. Por supuesto, todos quienes creen en Cristo como Señor serán resucitados, por eso Pablo dice aquí “…a nosotros también nos resucitará Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros”.

2 Corintios 4:15
(15) Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.
(16) Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
(17) Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno [literalmente “de la era”] peso de gloria;
(18) no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales,  pero las que no se ven son eternas [literalmente “de la era”]

Pablo y sus colaboradores sabían que todas las presiones y aflicciones por las que estaban pasando para predicar el evangelio, la buena noticia sobre Jesucristo, eran una “leve tribulación momentánea” y que estaba produciendo un gran “peso de gloria” para la era futura, este “peso de gloria” era lo que ellos estaban mirando. Ellos no miraban “las cosas que se ven” sino las que no se ven, que pertenecen a la era futura.

Si bien mucho de lo que hemos visto Pablo lo habló con respecto a él y sus colaboradores, es lógico pensar que Dios tratará del mismo modo a quien tenga similar cometido y entrega por Su obra. Pablo vio la grandeza del evangelio de este nuevo ministerio de Cristo y se esforzó en gran manera, a riesgo de su vida, para poder hacerlo llegar a cuantas personas fuera posible, y consideró como basura todo lo que él antes tenía por ganancia a fin de “conocer” a Cristo.

Cuando comenzamos a comprender la buena noticia de este nuevo pacto entre Dios y los hombres, teniendo a Cristo como mediador, comenzaremos a comprender más y más la grandeza del amor de Dios a través del sacrificio de Cristo, y así experimentaremos grandes cambios en nuestras vidas, como el apóstol Pablo y sus colaboradores experimentaron en sus vidas. Si nos esforzamos por “obrar” conforme a la ley, estaremos andando conforme al “ministerio de condenación”, pero si creemos en nuestro Salvador y continuamos mirando hacia Él, participaremos del “ministerio de la justificación”, siendo transformados “desde gloria hacia gloria” y toda nuestra vida irá siendo transformada para tener una vida cada vez más plena.

2 Pedro 1:2-3
(2) Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento [epignosis] de Dios y de nuestro Señor Jesús.
(3) Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder,  mediante el conocimiento [epignosis] de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,

Pedro dice: “gracia y paz os sean multiplicadas…” ¿En qué? En el CONOCIMIENTO de Dios y de nuestro Señor Jesús. Y luego dice que “…todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder…” ¿Mediante qué? Mediante el CONOCIMIENTO de aquél que nos llamó por su gloria y excelencia. Al conocer a Dios y a nuestro Señor Jesucristo, no sólo en forma teórica, sino en forma práctica, andando conforme a la información recibida, es lo que traerá gracia y paz multiplicadas en nuestras vidas y así Dios nos proveerá de todo lo que pertenece a la vida y a la piedad (nuestra relación espiritual con Dios).

Filemón 1:4-6
(4) Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de tí en mis oraciones,
(5) porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos;
(6) para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento [epignosis] de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús.

Filemón tenía amor y fe hacia el Señor Jesús y para con todos los santos y, por eso, Pablo oraba para que en esa fe sea eficaz, teniendo conocimiento de “todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús”. Cuanto más conocemos todo el bien que está en nosotros por medio de la obra de Cristo Jesús (tanto su obra pasada como la presente), nuestra fe se vuelve más eficaz y nuestro amor más puro.

Muchos otros pasajes de la Escritura hablan sobre la importancia de conocer el amor de Dios a través de Cristo (2 Pedro 1:8) y sobre el deseo de Dios de que la humanidad conozca Su verdad (1 Timoteo 2:3-4). Podemos ver qué importancia tiene orar para obtener este conocimiento, y orar para que otros cristianos conozcan más y más a Cristo (Efesios 3:14-19; Colosenses 2:1-3).

Luego de haber visto cuán importante es conocer el evangelio de la gloria de Cristo, por medio del cual podemos conocer la grandeza del amor de Dios, ¿cómo es que tantos cristianos menosprecian el conocimiento?

Bien, ciertos maestros y predicadores han utilizado erróneamente un pasaje de la Escritura para disminuir e incluso anular el valor del conocimiento, conforme a todo lo que hemos visto que la Biblia declara al respecto. El pasaje en cuestión es este:

1 Corintios 8:1
En cuanto a lo sacrificado a los ídolos,  sabemos que todos tenemos conocimiento [gnosis]. El conocimiento [gnosis]  envanece,  pero el amor edifica.

Utilizando este versículo, muchos dicen que el conocimiento envanece, y que no es bueno buscar tener más conocimiento. Por otro lado se suele enseñar que el amor es lo único que el cristiano necesita y hasta se suele enseñar que lo que este versículo dice es que el amor está en contraste con el conocimiento. Todas estas doctrinas son claramente erróneas, ya que, como vimos, la Biblia enfatiza una y otra vez lo importante que es tener conocimiento, la contradicción con este versículo se presenta al no leer comprensivamente el contexto.

1 Corintios 8:1
En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento [gnosis]. El conocimiento [gnosis] envanece,  pero el amor edifica.

En principio, aquí Pablo comienza diciendo “en cuanto a lo sacrificado a los ídolos…”, por lo que el tema de esta sección será: lo sacrificado a los ídolos”. Sigamos leyendo:

1 Corintios 8:2
(2) Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo.
(3) Pero si alguno ama a Dios, es conocido por él.
(4) Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.
(5) Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),
(6) para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.
(7) Pero no en todos hay este conocimiento [gnosis]; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina.
(8) Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos.
(9) Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.
(10) Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento [gnosis], sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos?
(11) Y por el conocimiento [gnosis] tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió.
(12) De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.
(13) Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.

En principio, podemos ver que todos los usos de “conocimiento” aquí son la palabra griega gnosis, se refieren al conocimiento teórico, a la mera información. Leyendo el contexto, podemos claramente ver que el apóstol Pablo no está condenando aquí a la búsqueda de conocimiento, sino que está explicando que el conocimiento debe ir acompañado de amor. Pablo está diciendo que si él sabe que algo que Dios no le prohíbe puede dañar o hacer caer a otro cristiano al que le falta conocimiento, él preferirá no hacer aquello, con el fin de no hacer caer a su hermano. Pablo no dice que tener conocimiento sea malo, pero alerta a los cristianos a que acompañen ese conocimiento con amor, para no perjudicar a otros.

Aclarado este punto, queda claro que el conocimiento es fundamental, que debiéramos esforzarnos para obtener más y más conocimiento del amor de Dios a través de Su buena noticia (el evangelio) en Cristo Jesús, pero este conocimiento, no debe quedarse en lo teórico, sino que debemos ir actuando conforme a lo que aprendemos, para poder ser transformados e ir obteniendo vidas cada vez más plenas, teniendo gracia y paz multiplicadas en nuestras vidas y teniendo un cada vez más excelente peso de gloria para la era futura.


Come,  hijo mío, de la miel, porque es buena,
Y el panal es dulce a tu paladar.
Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría; Si la hallares tendrás recompensa,
Y al fin tu esperanza no será cortada.

Proverbios 24:13-14




[1] A menos que se indique lo contrario, las citas de las Escrituras son tomadas de la versión “Reina Valera”, revisión de 1960.





¿Te bendijo este estudio?
¡Compártelo en las redes sociales! 

http://facebook.com/sharer.php?u=http://twitter.com/home?status=https://plus.google.com/share?url=

  

http://enhonorasuverdad.blogspot.com.ar/2013/12/mapa-del-blog_6354.html

 

   

Quizá también te interese:

 

1 comentario :

  1. Dios te bendiga Pablo.
    ¡Excelente enseñanza! Es un disparate pensar que los hijos de Dios desprecien o menoscaben aquello que tanto amó nuestro Señor Jesucristo: conocimiento de nuestro Dios. Que este conocimiento llegue a nosotros le ha costado a nuestro Padre muchos buenos hombres. Conocerlo a Dios nuestro Padre a través de Su Palabra, y para nosotros conocer a nuestro Señor Jesucristo y el poder que tenemos disponible en su nombre, también a través de la Palabra de Dios es la lógica respuesta de cualquier corazón agradecido.
    Muchas gracias.
    Eduardo

    ResponderBorrar