Trinitarismo,
binitarismo, unitarismo
La doctrina de la Trinidad es una doctrina
ampliamente aceptada en muchas religiones y denominaciones cristianas.
Básicamente enseña que Dios tiene tres “partes” o “naturalezas”, que son
“Padre”, “Hijo” y “Espíritu Santo”. La
doctrina trinitaria nos dice, básicamente, que existe un “Dios Padre”, un “Dios
hijo” y un “Dios Espíritu Santo”, propone que hay tres “personas” divinas
(Padre, Hijo y Espíritu Santo) en una sola esencia. Los trinitarios enseñan que
estas tres personas son distintas, pero a la vez, forman un solo Dios
verdadero.
Algunos cristianos califican de “herejes” a
otros cristianos que no creen en la Trinidad. Es frecuente escuchar sobre
cristianos que fueron echados de sus congregaciones por no adherirse a la
doctrina trinitaria, muchos de ellos luego son ignorados o afligidos por los
otros cristianos de la congregación. La historia de la iglesia cristiana nos
muestra que hubo mucha sangre derramada por esta controversia. Esto se debe a
que los seres humanos somos soberbios por naturaleza y queremos ser dueños de
la verdad e imponer nuestras creencias, doctrinas y prácticas a los demás.
Algunas personas con poder han utilizado ese poder (político, económico o
bélico) para imponer sus creencias a su comunidad, pueblo o nación. Lejos de
buscar “la verdad”, han querido imponer “su verdad”. Pero como cristianos que
amamos a Dios, nuestra conducta debe ser diferente, debemos estar dispuestos a
dejar de lado toda nuestra soberbia en búsqueda de la verdad de Dios que nos
hace libres al creerla y practicarla (1 P. 5:5; Jn. 8:32), libres para vivir en
comunión con nuestro Padre celestial.
Un verdadero investigador bíblico que está
comprometido con conocer y comprender el mensaje de Dios, jamás debería usar la
Biblia para sustentar premisas que ha imaginado y pre-formado en su mente, sino
que tiene que investigar para comprobar si lo que cree es correcto o no. En
otras palabras, no sería correcto intentar acomodar las Escrituras para que
enseñen lo que nosotros ya creemos y pensamos, sino que debemos tener preguntas
sinceras y el deseo de someternos a la respuesta que hallemos en las
Escrituras, ya sea que nos guste o no. Aún si tenemos que cambiar todo lo que
hemos creído desde niños, cambiar para creer la verdad de Dios siempre tendrá
mejores resultados que pasarnos la vida creyendo en falsas tradiciones.
En cuanto a Jesús, Dios y el Espíritu Santo,
los cristianos están divididos, básicamente, en tres corrientes doctrinales o
de pensamiento: (1) el “trinitarismo”, que enseña que Dios es Padre, es Hijo y
es Espíritu Santo; (2) el “binitarismo”, que enseña que Dios es Padre e Hijo
pero no es “Espíritu Santo”; (3) el “unitarismo”, que enseña que Dios es uno y
que Jesús es un ser distinto de Dios. Cada una de estas corrientes se subdivide
entre diversas interpretaciones u opiniones doctrinales, por ejemplo, entre los
“unitarios”, hay quienes creen que Jesús es un ser preexistente a su nacimiento
y quienes creen que su vida comenzó en el vientre de María.
En realidad, ninguno de estos términos: “trinitarismo”,
“binitarismo” y “unitarismo” aparece en las Escrituras, son términos adoptados
para señalar la corriente doctrinal de un grupo de cristianos, así que no tiene
sentido discutir sobre los términos con que cada grupo se define, pero sí es
necesario discutir acerca de cuál es la verdad bíblica sobre este tema.
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