Un breve análisis sobre ciertas doctrinas, enseñanzas y acciones
propagadas por diversas religiones y denominaciones cristianas.
Introducción
Hechos 17:10-11 (RV-1960)
(10) Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo
y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de
los judíos.
(11) Y éstos eran más
nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda
solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran
así.
Estos versículos nos están
hablando acerca de los creyentes de la iglesia en Berea (ver versículo 13). A
pesar de que quienes les predicaban la Palabra de Dios eran el mismísimo apóstol Pablo y
Silas, estas personas no tomaron sus palabras como confiables sino hasta
revisar en las Escrituras si estas cosas “eran así”. Esto nos sirve como
ejemplo para no tomar las palabras de cualquier líder o predicador como “pura
Palabra de Dios”, sino a revisar cada día
para ver si lo que predican está bien sustentado en las Escrituras o no.
Con esta actitud bereana, mi
intención es, en este estudio, hacer un breve análisis de distintas creencias y
doctrinas que son enseñadas y propagadas por diferentes religiones y
denominaciones cristianas, con el fin de comprobar “si estas cosas son así”.
La premisa básica para este
estudio es que Dios ha inspirado a santos hombres para que escriban Sus
Palabras de modo que hoy tengamos una Escritura cuyo Autor es Dios y que tiene
la intención de ser nuestra guía para una vida en comunión con Dios. Yo creo
que sólo estas Escrituras de Dios (generalmente llamadas “la Biblia ”) contienen la
doctrina de Dios, dada para que aprendamos acerca del propósito y plan de salvación
de Dios y para que sepamos cómo relacionarnos con Él. Por esta causa, aquellos
que no crean que exista una Escritura “inspirada” por Dios, o que no creen que
esas Escrituras contengan las precisas palabras que Dios quiso que allí
estuvieran, quizá no tengan un verdadero provecho de este estudio, tan sólo les
servirá para satisfacer la curiosidad. Pero para aquellos que buscan comprender
la verdad de Dios a través de Sus Escrituras, es mi deseo que este estudio sea
“revelador” e ilumine sus entendimientos para hacer frente a muchas doctrinas
erróneas que se han propagado en el cristianismo, bajo la premisa de que “es la
voluntad de Dios” o “esto está escrito en la Biblia ”.
La mejor traducción de la Biblia
Las Escrituras originales hoy
no existen, en el mejor de los casos tenemos copias de copias. Las copias más
antiguas de la Biblia
están en hebreo, griego y arameo, por lo tanto, las Biblias que hoy tenemos en
nuestros hogares son, en el mejor de los casos, traducciones de estos textos.
Debido a que no tenemos un “original” de donde traducir, sino que tenemos
fragmentos antiguos de copias de la
Biblia , muchas personas (incluso cristianas) dudan de cuán
confiable pueda ser la Biblia ,
sin embargo, se han hallado miles de copias de la Biblia , que si bien
difieren entre ellas en muchos pasajes, no presentan diferencias muy graves,
además, la comparación de estos antiguos fragmentos ha hecho posible que hoy
tengamos un texto griego muy confiable y cercano al original, aunque hay
aproximadamente un 1% de Escrituras que suelen estar en debate y discusión aún
entre los más expertos eruditos en teología, arqueología, antropología y
lingüistas. De todos modos, un 1% de error no puede alterar el sentido general
del 99% que está correcto.
Si bien algunas denominaciones
afirman que tal o cual versión de la
Biblia es mejor que otra, en verdad ninguna traducción es
perfecta, porque cada vez que se hace una traducción desde un idioma a otro, la
traducción sufre (y esto es imposible de evitar) algún tipo de alteración. Esto
se da especialmente cuando la traducción es desde un texto cuya cultura difiere
mucho de la cultura del texto al que se está haciendo la traducción. La Biblia fue revelada por
Dios a hombres con culturas muy diferentes a las nuestras, y cuyo idioma
difiere bastante del nuestro (especialmente el hebreo). Por esta causa los
traductores no pueden hacer una perfecta traducción: si son muy literales
(traduciendo de forma uniforme cada palabra), quizá se pierda el sentido de lo
que se quiso decir, pero si parafrasean mucho un texto (dando un texto
“explicado”), quizá se alejen demasiado del original. Por esta causa, cada
traductor o grupo de traductores debe adoptar lo que se llaman “criterios de
traducción”. Algunos intentarán ser lo más exactos posibles excepto cuando el
texto pueda llegar a ser incomprensible para el lector, a este tipo de
traducciones se las suele llamar “traducciones literales”, algunos ejemplos son
la Biblia Textual , la Sagrada Biblia de Guillermo Jünemann o, en inglés: Concordant Literal Version, Analitical Literal Translation. Otro
criterio de traducción es el que se usa con el fin de hacer un texto que pueda
ser comprendido fácilmente por el lector, este tipo de versiones suelen
parafrasear algunas partes de la
Biblia con el fin de “explicar” lo que se quiso transmitir en
el texto griego, este tipo de versiones se las llama “traducciones
parafraseadas”, ejemplos de estas versiones son la Traducción en lenguaje actual, Traducción en leguaje sencillo, o la
conocida versión en inglés: TheMessaje.Un
tercer criterio de traducción utilizan un punto intermedio entre la literalidad
y el parafraseo, como la Nueva Versión Internacional o la serie de versiones Reina-Valera.
Por la sola causa de las
barreras culturales entre los orientales que han recibido la revelación de Dios
para ser escrita en hebreo y griego (y posiblemente algún libro en arameo), las
traducciones ya de por sí cuentan con una cierta cuota de imprecisión. Pero,
además, cada traducción se ve afectada por la subjetividad del traductor. Hay
frases en griego que pueden traducirse de diferentes modos en español, en estos
casos, cada traductor se guiará por su propio entendimiento de las Escrituras y
su propia creencia y doctrina. Por esto es que nunca hallaremos la “traducción
perfecta”. Quizá algunas traducciones sean más precisas que otras, pero siempre
existe alguna cuota de error, debido a que somos seres humanos falibles (los
que traducen también son humanos), por esto, cada uno de nosotros tiene la
responsabilidad de orar a Dios por entendimiento de Su verdad, y hacer el
propio esfuerzo por conocer más acerca de Su voluntad, tal como lo hicieron los
creyentes de la iglesia de Berea, que DIARIAMENTE estudiaban las Escrituras
para ver si lo que Pablo y Silas enseñaban era correcto.
Las diferentes religiones y denominaciones
Nunca fue la voluntad de Dios
que existieran muchas religiones y denominaciones, todo lo contrario, Su deseo
es que todos lleguemos a una unidad en la fe y el conocimiento del Hijo de Dios
(Efesios 4:13). Si Dios desea unidad de fe y conocimiento, Él no puede ser el
causante de tantas divisiones. Las diferentes interpretaciones que se han hecho
de las Escrituras, acompañadas del propio orgullo y ego de quienes las
propagan, han dado origen a cientos de religiones y denominaciones cristianas
(aún si no tenemos en cuenta a aquellos que no creen en la Biblia como las Escrituras
de Dios). Muchas de estas religiones y denominaciones suelen tener cierta
“flexibilidad” para la doctrina en aspecto menores, pero son totalmente
inflexibles en puntos básicos y fundamentales. Por ejemplo, para ser parte de
una iglesia católica o evangelista, es necesario creer que Jesús es Dios, esto
no es “negociable” en el dogma de ellos, pero para ser Testigo de Jehová, es
necesario creer que Jesús no es Dios, y esto tampoco es “negociable” para
ellos. No está mal que existan ciertos aspectos doctrinales “innegociables” en
un grupo cristiano, el problema está en que muchas veces estos puntos
“innegociables” están basados en tradiciones y doctrinas erróneas y no en el
mensaje de las Escrituras de Dios. La tarea de un cristiano que honestamente y
de todo corazón quiere conocer a Dios y al Señor Jesucristo será buscar la verdad
desprejuiciadamente y ponerla por encima de toda tradición y doctrina humana.
¿Qué haremos si descubrimos que la verdad de Dios contradice todo lo que
habíamos creído hasta el momento? ¿Cambiaremos radicalmente todo nuestro
sistema de creencia para obedecer a la verdad, o haremos la vista a un lado,
siguiendo en la “cómoda” posición de seguir con la fe que siempre hemos tenido?
Libertad a través de la verdad
Las Escrituras nos dicen que
la verdad de Dios nos hace libres (Juan 8:38). Se ha dicho que las cárceles más
agobiantes no están hechas de barrotes de acero, sino de pensamientos erróneos.
Sucede frecuentemente que muchos hombres que han estado presos durante muchos
años, al salir libres vuelven a delinquir para ser nuevamente encarcelados, ya
que se han acostumbrado a la prisión y no logran adaptarse a la libertad. Lo
mismo sucede con las cárceles mentales, ciertas doctrinas erróneas encarcelan a
las personas, quitándoles la posibilidad de vivir con la libertad que Cristo
hizo disponible (Gálatas 5:1), pero cuando al fin se les muestra la verdad de
Dios, dándoles la posibilidad de ser libres, prefieren volver a su antiguo
sistema de creencia, porque no saben cómo vivir en libertad, porque se han
acostumbrado a sus viejas prisiones. Tal como los israelitas, prefieren volver
a la esclavitud de Egipto que ir en busca de la tierra prometida (Números
14:1-9).
Por eso, para aquellos que
quieren vivir en la doctrina de la libertad, este es un pequeño aporte que hago
para dilucidar qué dicen las Escrituras sobre algunas doctrinas “fundamentales”
de distintas religiones y denominaciones cristianas. No voy a extenderme
demasiado en cada tema, sino que daré cierta información básica y resumida
sobre cada punto, con algunas referencias a trabajos más completos sobre cada
punto. La intención es dar el puntapié inicial para la reflexión sobre cada uno
de estos tópicos, en la esperanza de que esto ayude a los lectores a comprender
un poco más el propósito y plan de Dios y el deseo de Dios para sus vidas.
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Te felicito Pablo, por toda la introducción y explicación, pero en si, por el versículo (Efe. 4:13), el cual explica sobre el deseo de Dios en nosotros para una unidad de fe, en Nuestro Señor Jesucristo.
ResponderBorrarEl Altísimo te siga prosperando.
Elizabeth.