El bautismo en agua

En Honor a Su verdad

¿QUÉ DICE LA BIBLIA ACERCA DEL BAUTISMO EN AGUA?

Por Pablo Pereyra

La iglesia Católica Romana enseña que los niños deben ser bautizados con agua poco tiempo después de su nacimiento para así asegurar su “salvación”. Muchas de las iglesias protestantes y evangélicas, especialmente las ramas bautistas, rechazan la idea del bautismo de los bebés, pero enseñan sobre la necesidad de que una persona sea bautizada, ya de grande y por propia decisión. Algunos dicen que el bautismo es necesario para “ser salvo”, otros dicen que por medio del bautismo en agua se recibe al espíritu santo, y otros dicen que, si bien no es necesario, conviene hacerlo para estar “seguros” de que la persona aceptó a Cristo como Señor.

Pero ¿qué dice la Biblia en cuanto al bautismo?

Primero aclararemos que la palabra “bautizar” es en griego baptizö, que tiene el sentido general de “sumergir” y es varias veces traducida como “lavar”, ya que cuando se lava algo se lo sumerge en agua. Por lo tanto, el significado básico del bautismo es una inmersión en agua o un lavamiento. Esta palabra griega se usa muchas veces en la Biblia, pero jamás vemos que se use con respecto a niños, no hay ninguna instrucción bíblica en la que se diga que los bebés deban ser “bautizados”.

Con respecto al bautismo en agua leemos:

MARCOS 1:4-8 (RV-1960)
(4) Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados.
(5) Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
(6) Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre.
(7) Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado.
(8) Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo.

Como puede observarse, Juan el Bautista comenzó a bautizar en agua a las personas en los tiempos previos a que Jesús comenzara su ministerio. Este bautismo simbolizaba un arrepentimiento de los pecados, el acto de sumergirse en agua era practicado “para perdón de pecados”, según leemos en el versículo 4. Sin embargo, Juan mismo dijo que vendía alguien que bautizaría con espíritu santo.

Cuando Jesús se apareció a sus discípulos, luego de resucitar, les dijo lo siguiente:

HECHOS 1:5 (RV-1960)
Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

Jesús les dijo “Juan ciertamente bautizó con agua, MAS…” El “mas” (o “pero”) nos indica un cambio, una diferencia. Lo que Jesús quería transmitir es que ellos iban a ser bautizados en algo distinto que el agua, que era el bautismo que conocían por medio de Juan.

Notemos que cuando fue el primer recibimiento del don de espíritu santo, Pedro dijo lo siguiente:

HECHOS 2:38-39 (RV-1960)
(38) Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
(39) Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Noten que Pedro no habló sobre ser sumergidos o bautizados en agua, Pedro les dijo que debían bautizarse en el nombre de Jesucristo y así recibirían el don de espíritu santo.

HECHOS 19:1-5 (RV-1960)
(1) Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos,
(2) les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.
(3) Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.
(4) Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
(5) Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.

En estos versículos podemos ver que un grupo de creyentes había sido bautizado en agua, pero no habían recibido el don de espíritu santo. Este versículo contradice a la enseñanza de que es necesario bautizarse en agua para recibir espíritu santo, ya que estas personas habían sido bautizadas en agua y no habían recibido al espíritu. Además, aquí Pablo les corrigió, diciendo que el bautismo de Juan ya era cosa del pasado, era un paso previo a lo que vendría, que era el bautismo en espíritu santo, que se hace en nombre del Señor Jesús.

Otro versículo en el que vemos una corrección doctrinal con respecto al bautismo de Juan está en Hechos 18:

HECHOS 18:24-26 (RV-1960)
(24) Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras.
(25) Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan.
(26) Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.

Apolos era un “varón elocuente, poderoso en las Escrituras”. Esto quiere decir que tenía ímpetu para enseñar y predicar, y tenía conocimiento de las Escrituras, sin embargo, él aún no había oído de la doctrina del bautismo en espíritu santo a causa de la obra de Cristo, por eso Priscila y Aquila le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios. ¿Qué creen que hizo Apolos? ¿Enojarse con ellos y decirles que él creía otra cosa? ¡No! Apolos fue humilde, aprendió, y luego fue de gran provecho para la predicación del Evangelio.

Lo que podemos ver es que el bautismo con agua fue un acto que simbolizaba un lavamiento para arrepentimiento de los pecados, pero no podía quitar el pecado de la humanidad, por eso era necesario el sacrificio del “Cordero de Dios” (Jn. 1:29). El bautismo en agua fue, al igual que muchos otros rituales judíos, un simbolismo que era practicado como señal y recordatorio de lo que Jesús lograría por medio de su perfecto sacrificio. Pero luego de que Cristo hizo su sacrificio, este bautismo quedó en segundo plano, porque ahora hay un elemento que en verdad limpia al ser humano: el don de espíritu santo.

Ahora bien, hay algunos versículos que parecen apoyar la práctica actual del bautismo en agua:

HECHOS 8:35-38 (RV-1960)
(35) Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
(36) Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?
(37) Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
(38) Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.

Con este pasaje y un par de textos más en Hechos, algunos sostienen que el bautismo en agua aún es válido y necesario, porque los discípulos continuaron bautizando en agua luego de la ascensión de Jesús. Sin embargo, estos son hechos aislados y no están establecidos como norma en la Biblia. No vamos a encontrar ningún versículo en el que Dios mande a bautizar en agua. Lo que sucede es que el cambio de “reglas” luego de Pentecostés fue muy importante y debe haber sido difícil, tanto para los discípulos como para el resto de los creyentes, cambiar todo el sistema de creencias y prácticas que habían tenido hasta entonces, de hecho, fueron perseguidos hasta la muerte por enseñar la nueva doctrina de la salvación por medio de Cristo. Por esto podemos entender que algunas personas aún quisiera ser bautizadas en agua para “asegurarse” de que Dios los aceptaría, y es probable que hasta los mismos discípulos, durante un tiempo, hayan estado bautizando en agua hasta asimilar completamente el hecho de que eso ya no era necesario (al igual que los sacrificios, el trabajo en el templo, los diezmos, etc.).

HECHOS 10:44-46 (RV-1960)
(44) Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.
(45) Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
(46) Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.

En el contexto de estos versículos, Pedro está hablando sobre la salvación en Cristo a Cornelio y su familia. Cornelio era un romano, no era parte del pueblo de Israel, esta era la primera vez que se hablaba sobre la salvación en Cristo a alguien que no era parte del pueblo de Israel. Las Escrituras nos dicen que mientras Pedro hablaba (la Palabra), ellos recibieron el don de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas. No hubo agua de por medio, estas personas no fueron bautizadas con agua, sino con el espíritu santo y ellos no sólo recibieron la salvación en Cristo, sino que inmediatamente comenzaron a manifestar el poder del espíritu santo a través del hablar en lenguas.

Pablo dijo en Efesios:

EFESIOS 4:4-5 (NVI)
(4) Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza;
(5) un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo;

Estos versículos nos dicen que hay un solo bautismo. Sin embargo, hoy muchas iglesias enseñan sobre dos bautismos: el bautismo en agua y el bautismo en espíritu santo. Si hay un solo bautismo, entonces sólo uno de estos bautismos puede ser válido hoy en día. Si el bautismo en agua es el que está vigente hoy, entonces el bautismo en espíritu santo ya no está disponible, pero si creemos que el bautismo en espíritu santo está aún vigente (tal como enseñan las Escrituras), entonces el bautismo en agua es obsoleto y no es necesario.

No hay ningún versículo bíblico que diga que bautizarse en agua sea “malo” o sea una “transgresión” a una ley de Dios, pero tampoco hay algún versículo bíblico que nos diga que el bautismo es necesario, ni mucho menos “obligatorio” para alcanzar salvación o para recibir espíritu santo. Las cosas de Dios son espirituales y se reciben por fe (Ro. 1:17; 3:22, 27). Gálatas 2:16 nos dice que por obras de la ley nadie será justificado, sino por fe. El bautismo en agua, al igual que muchos actos religiosos que se practican hoy en día, es una “obra” y no es suficiente para alcanzar la justicia de Dios. Es la fe la que nos hace posible acceder a la gracia de Dios. Sumergirse en agua no tiene nada de malo, pero si tenemos fe en Cristo, no es necesario una inmersión en agua para ser salvos.




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