¿Qué dice la Biblia acerca de...?

En Honor a Su verdad

El Diablo y los demonios

Muchas personas, incluso incrédulas, mencionan al Diablo o a demonios, pero ¿quién es el Diablo? ¿qué son los demonios? Veremos qué dice la Biblia al respecto.

En primer lugar daré algunas definiciones que nos ayudarán a comprender qué o quién es el Diablo. La palabra griega que se traduce “diablo” es diabolos, que significa “acusador” o “calumniador”, se refiere a alguien que acusa falsamente y genera división. En la Biblia, este nombre es dado a un ser espiritual que se opone a Dios y habla calumnias en contra de Dios, este ser tiene varios nombres que describen su carácter y conducta:

Apocalipsis 12:9 (RV-1960)
Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

Aquí tenemos cuatro nombres diferentes para este ser espiritual: (1) “gran dragón”; (2) “serpiente antigua”; (3) “Diablo”; (4) “Satanás”.

(1) El nombre “gran dragón” se usa sólo en el libro de Apocalipsis (o “Revelación”), y simboliza la gran capacidad destructiva que tiene este ser: Ap. 12:3-4,7,9,13,16-17; 13:2,4,11; 16:13; 20:2.
(2) El nombre “serpiente antigua” se refiere a las previas menciones que se hacen de él en Génesis 3 (ver también 2 Co. 11:3.
(3) El nombre “Diablo”, como ya vimos, significa “calumniador”.
(4) El nombre “Satanás” es en griego satanas, que significa “adversario”, se le llama así porque es el gran adversario de Dios y de toda Su creación.

Su primera mención en la Biblia está en Génesis 3:

Génesis 3:1-6 (RV-1960)
(1) Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
(2) Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
(3) pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
(4) Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
(5) sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
(6) Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

En el versículo 1 se nos dice que la “serpiente” era astuta, más que todos los animales del campo. Mejor traducido, este versículo se leería “más que todos los seres vivientes del territorio”. La “serpiente” aquí no se refiere a un animal, sino al Diablo, este ser espiritual que obra en oposición a Dios. Como vemos aquí, la Serpiente tentó a Eva para actuar en contra de Dios y “calumnió” a Dios, diciendo que Dios había mentido y que si comían del fruto prohibido ellos serían “como Dios, sabiendo el bien y el mal”. Adán y Eva sucumbieron ante la tentación presentada por la serpiente y así comenzó la ruina del mundo, por la cual Dios tuvo que poner en marcha un plan de salvación para la humanidad.[1]

Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, permitieron que el Diablo trajera muerte al mundo. Por eso es que la Biblia nos dice que él es “homicida desde el principio” y “no hay verdad en él”.

Juan 8:44 (RV-1960)
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

Al decir aquí que el Diablo es “padre de mentira” se refiere a que él es el origen de toda mentira. La mentira no parte de Dios, sino del Diablo. El Diablo siembra engaño y mentira en el mundo para alejar a las personas del conocimiento del Dios verdadero y Su Hijo Jesucristo.

Entre otras cosas, el Diablo tienta a las personas para que dejen de hacer la voluntad de Dios (Mt. 4:1-11); siembra la discordia y la maldad a través de falsos creyentes (Mt. 13:39); arrebata la Palabra de Dios de los corazones de las personas para que no crean y sean salvos (Lc. 8:12); es origen de mentira y homicidio (Jn. 8:44); obra en el corazón de las personas para que hagan el mal (Jn. 13:2; Hch. 5:3; 1 Cr. 21:1); oprime y causa enfermedades (Lc. 13:16; Hch. 10:38; Job 2:7); engaña a través de falsos servidores (1 Co. 11:14-15); asecha a los hijos de Dios e intenta “devorarlos” (Ef. 6:11; 1 Pe. 5:8); estorba a quienes desean hacer la voluntad de Dios (1 Ts. 2:18); atrapa y cautiva a personas (2 Ti. 2:26); peca desde el principio (1 Jn. 3:8);

En la Biblia no se habla muy detalladamente acerca del origen del Diablo, pero hay dos pasajes de las Escrituras que parecen estar hablando de él en forma velada:

Ezequiel 28:12-19 (RV-1960)
(12) Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura.
(13) En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación.
(14) Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas.
(15) Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.
(16) A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector.
(17) Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.
(18) Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.
(19) Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser.

Si bien este pasaje comienza hablando sobre el Rey de Tiro, en el texto vemos que no se está hablando de un ser humano, sino espiritual, ya que se lo llama “querubín”. El rey de Tiro fue un rey maligno y soberbio que quiso enaltecerse por sobre toda la humanidad, aquí Dios lo usa simbólicamente para hablar sobre la caída de un querubín (un ser espiritual), que cayó también a causa de su soberbia. Aquí no se nos dice específicamente que este querubín se trate del Diablo, pero lo consideramos bastante probable, ya que es la única mención clara que se hace en la Biblia acerca de la caída de un ser espiritual.

Estos versículos tienen mucho lenguaje figurado y simbolismo, que no vamos a analizar en detalle aquí, pero daré una breve interpretación orientativa. El versículo 13 nos indica que este ser estuvo en el huerto del Edén y que su vestidura era de toda piedra preciosa, esto nos señala cuán hermoso y glorioso era este ser. Difícilmente podemos pensar que un ser en forma de serpiente podría haber tentado a Adán y Eva a desobedecer a Dios, pero es mucho más probable que Adán y Eva hayan caído al ver a un ser tan glorioso e imponente, al verlo ellos quizá pensaron que él los podría hacer mejores que Dios, o ser ellos sus propios “dioses”. Esto no es difícil de asimilar, ya que hasta el día de hoy esta sigue siendo la principal motivación del ser humano que se opone a Dios, muchos se oponen a Dios y niegan Su existencia porque no desean seguir Sus mandamientos, sino que quieren hacer su propia voluntad, siendo dioses de sí mismos.

El versículo 14 nos dice que este querubín era un “protector” y estaba en el santo monte de Dios, en medio de las piedras de fuego. Esto significa que este querubín estaba ante la presencia de Dios, tenía un acceso directo a Dios, en intimidad con Él.

Los versículos 15 y 16 nos cuentan que este ser era “perfecto”, fue creado como un ser de bien, lleno de bendiciones dadas por Dios, pero también fue creado con la capacidad de decidir y decidió ir en contra de Dios y querer pasar por encima de Dios. Fue tal el poder y la gloria que Dios le dio que pensó que podría estar por encima de Dios y por eso Dios lo echó de Su presencia, aunque no lo destruyó, aunque en el futuro será completamente aniquilado (vers. 19).

Otro versículo que quizá también se refiera al Diablo en forma velada está en Isaías:

Isaías 14:12-15 (RV-1960)
(12) ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.
(13) Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;
(14) sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.
(15) Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.
Si bien en el contexto de este texto se habla sobre el rey de Babilonia (vers. 4), al leer estos versículos podemos ver cierta similitud con lo relatado en Ezequiel acerca del querubín protector. Aquí este ser quiso ser “semejante al Altísimo”, o sea, tener el poder y dominio total que le pertenecen a Dios.

No podemos asegurar que estos dos pasajes de las Escrituras se estén refiriendo al Diablo, porque la Biblia no lo especifica, pero teniendo en cuenta distintos fragmentos de las Escrituras que hablan sobre el Diablo, es muy probable que estos versículos se estén refiriendo a Él, ya que, como vimos, él es quien se opone a Dios y desea usurpar Su trono.

Pero el Diablo no es el único ser espiritual que cayó y está en oposición a Dios. Dios creó una gran cantidad de seres espirituales, comúnmente llamados “ángeles”, que tienen la capacidad de decidir libremente. Muchos de ellos también desobedecieron a Dios y están en oposición a él, trabajando para el reino de Satanás.

Apocalipsis 12:9 (RV-1960)
Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

Mateo 25:41 (RV-1960)
Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

En estos dos versículos podemos ver claramente que hay ángeles al mando del Diablo. Hay un grupo de seres espirituales malignos que están a cargo del Diablo, a los que la Biblia llama “demonios”. En relación a estos demonios, el Diablo es llamado “Beelzebú”, que era el nombre que se le daba al príncipe o comandante de los demonios.

Mateo 12:24-28 (RV-1960)
(24) Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.
(25) Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.
(26) Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?
(27) Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
(28) Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.

De estos versículos aprendemos que Satanás tiene un reino de maldad, es el gobernante de un grupo de demonios que hacen maldad y causan enfermedades.

La palabra griega que se traduce “demonio” es daimonion, que significa “divinidad”. Por otro lado, el nombre “Beelzebú” significa “señor de las moscas” o "señor del estiércol", en tiempos antiguos éste era el dios al que consultaban los habitantes de Ecrón (2 Re. 1:2-16), pero en la época de Jesús los judíos llamaban así al Diablo. Para los judíos un daimonion era un espíritu maligno, aunque los griegos llamaban así a los dioses a los cuales adoraban. En la Biblia daimonion se refiere a espíritus malignos que están bajo el mando de Satanás, éstos oprimen a las personas con enfermedades y otros males. Los demonios son también llamados “espíritus inmundos” (por ej.: Mt. 12:23; Lc. 4:33).

Entre otras cosas, los demonios pueden causar diversas enfermedades y males (Hch. 5:16), pueden causar mudez (Mt. 9:33; Lc. 11:14); sordera (Mr. 9:25); epilepsia (Mt. 17:15-18; Lc. 9:38-42); parálisis y cojera (Hch. 8:7); pueden causar conductas extrañas y antisociales (Lc. 8:27); pueden dar a una persona atributos sobrenaturales, como extrema fuerza (Lc. 8:29); pueden entrar en animales (Lc. 8:33); hacen señales (Ap. 16:14); pueden entrar varios en una sola persona (Mr. 16:9; Lc. 8:30; Mt. 12:43).
El Diablo y sus demonios están hasta hoy en día oponiéndose a la voluntad de Dios, tratando de frustrar Su plan, causando mal y enfermedad en el mundo y oprimiendo y engañando a las personas para que no se acerquen a Dios. El principal objetivo de estas huestes espirituales de maldad es cegar el entendimiento de las personas para que no conozcan el evangelio de Cristo y la salvación lograda por él (2 Co. 4:4). Para lograr este fin es que siembran el mundo con doctrinas erróneas y causan enfermedades a unos y generan falsas señales y falsas sanidades en otros, de modo que las personas no puedan distinguir la verdad del error.

El Diablo se disfraza como ángel de luz y sus ministros como ministros de justicia (2 Co. 11:14-15), es así que se mete en medio de las iglesias y, a través de falsos ministros cristianos, engaña a muchos que están dentro de las mismas iglesias cristianas. Dentro de las mismas iglesias se presentan líderes, pastores, maestros, profetas y toda clase de servidores que aparentan servir a Dios pero obran para el reino de Satanás. Por esta causa, el hijo de Dios que quiere hacer la voluntad de Dios debe conocer las Escrituras y debe conocer el amor y poder de Dios, estando en una constante relación de oración y obediencia a Dios. Muchos creyentes, ignorando las Escrituras, han sido llevados fuera de la gracia de Dios por hombres que usan erróneamente las Escrituras (Gá. 1:6-9; 3:1-3; 5:7-10).

Muchos se preguntan ¿Por qué no acabó Dios con el Diablo y sus ángeles en el momento preciso en que cayeron? ¿Por qué permite Dios que exista tal maldad en el mundo? La Biblia no nos da una respuesta directa y precisa a esta pregunta, pero el entendimiento del mensaje general de las Escrituras y del propósito y plan de Dios para la humanidad nos acerca a algunas respuestas. En particular, creo que si Dios eliminara a todo ser maligno en el preciso momento en que comete un acto de maldad, entonces el resto de los seres comenzaría a obedecerle por temor y no por amor, además, nadie tendría la capacidad de ser perdonado por Dios y Dios no sería un Dios misericordioso. El amor de Dios es tan grande que es manifestado aún con aquellos que se le oponen, Él es justo y, al final hará justicia con todos y destruirá a los seres malvados, sin embargo, es lento para la ira y grande en misericordia (Sal. 86:15) y a todos les da tiempo para reflexionar y arrepentirse para obtener Su perdón y salvación  (2 Pe. 3:9; Sal. 103:8-12).

Otra razón por la cual Dios permite el mal puede ser (desde mi corto entendimiento), que es necesario que los seres creados conozcan cuáles son las consecuencias del pecado y la maldad para luego, en el reino futuro, ya no desear jamás pecar aún si se tiene la capacidad para hacerlo. Adán y Eva no conocían el mal y desobedecieron a Dios porque quisieron saber qué era, el Diablo les hizo creer que la desobediencia a Dios los llevaría hacia algo mejor que lo que Dios les había dado (lo cual Dios dijo que era “bueno en gran manera”). Hoy en día también, muchos seres humanos creen tener soluciones para los problemas de la humanidad, creen tener un mejor sistema de gobierno que el establecido por Dios y creen poder hacer mandamientos y estatutos más adecuados que los establecidos por Dios. Pero el aumento de la maldad en el mundo va demostrando que cada vez que el hombre se dispone a hacer su propio camino falla. Dios creó a la humanidad y todo a nuestro alrededor y conoce mejor a Su creación de lo que nadie jamás lo hará ¡si tan sólo lo oyéramos de vez en cuando! Dios ha dejado que los seres libres actúen conforme a sus propias voluntades, al dejar que la humanidad reciba las consecuencias de sus propias decisiones nos enseña cuán limitados estamos, cuán pequeño es nuestro entendimiento, cuan escaza es nuestra capacidad y cuán grande es nuestra soberbia a proclamar que podemos hacer las cosas bien sin Su ayuda.

Las Escrituras nos enseñan que el Diablo y los ángeles caídos serán destruidos en el futuro (Mt. 25:41; Ap. 20:10). Luego de esto, Dios hará un nuevo cielo y nueva tierra en donde no existirá el mal (Ap. 21:1-5; 22:1-5). Hasta entonces, como cristianos tenemos una constante lucha contra huestes espirituales de maldad y debemos estar firmes en el Señor para mantenernos en pie:

Efesios 6:10-13 (RV-1960)
(10) Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
(11) Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
(12) Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
(13) Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.


[1]Para más detalles lea mi estudio “El propósito y plan de Dios”, capítulos 1 y 2.

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