Creo que gran parte de la confusión en este tema es
que las personas creen más en las “experiencias” que el lo que dicen las
Escrituras, por lo tanto, si ven algo que contradice a lo que ellos creen que
las Escrituras enseñan, prefieren creer en lo que ven antes que creer en lo que
Dios ha revelado. La Biblia
nos dice que Dios tiene un enemigo poderoso llamado “Diablo”, “Satanás”,
“Serpiente”, “Dragón” (Ap. 12:9), que se opone a Dios. Éste tiene todo un
ejército espiritual de maldad que utiliza para engañar al mundo (Ef. 6:12; 2
Co. 11:11; Ap. 20:10).
Con todo este ejército espiritual el Diablo engaña al
mundo para que se alejen de Dios. Parte de su engaño consiste en hacer creer a
las personas que los muertos no han muerto y están en un nuevo tipo de vida espiritual.
Esto le sirve en múltiples formas. Por un lado, hace que las personas vayan
perdiendo su miedo y rechazo natural hacia la muerte, y puede llevarlas al
punto de desear la muerte; por otro lado, logra que las personas desconfíen de
las Escrituras de Dios, especialmente las que hablan sobre la muerte y la
resurrección, y una vez logrado este objetivo, no será difícil que una persona
dude de su necesidad de creer en Cristo como Señor, o que comience a investigar
en el espiritismo, el budismo, las religiones “New Age” y otro tipo de
prácticas espirituales contrarias a la voluntad de Dios.
Uno de los mejores “trucos” del Diablo para engañar es
la falsificación de los muertos. Mucha gente dice haber visto “fantasmas” o
“espíritus de algún muerto”. Muchas veces estas imágenes son vistas por
personas previamente escépticas, lo cual causa aún mayor impacto cuando lo
cuentan a otros. Si alguien no sabe qué dice la Biblia acerca de estas
cosas, sería fácil creer que en verdad son espíritus o fantasmas de personas
que han muerto y “pasado a una mejor vida”. Pero lo que en verdad aparece ante
la vista de las personas como “espíritus de muertos” son espíritus malignos o
demonios que toman la forma de una persona muerta para así engañar a las
personas que los ven. Estos demonios hacen presencia también cuando un muerto
es invocado en una sesión espiritista, porque así es mayor el efecto del engaño
que quieren lograr.
1 Samuel 28:3-19
(3) Ya Samuel había muerto, y todo Israel lo había lamentado, y le habían
sepultado en Ramá, su ciudad. Y Saúl había arrojado de la tierra a los
encantadores y adivinos.
(4) Se juntaron, pues, los filisteos, y vinieron y acamparon en Sunem; y Saúl
juntó a todo Israel, y acamparon en Gilboa.
(5) Y cuando vio Saúl el campamento de los filisteos, tuvo miedo, y se turbó
su corazón en gran manera.
(6) Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni
por Urim, ni por profetas.
(7) Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu de
adivinación, para que yo vaya a ella y
por medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una
mujer en Endor que tiene espíritu de adivinación.
(8) Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y
vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por
el espíritu de adivinación, y me hagas
subir a quien yo te dijere.
(9) Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha cortado
de la tierra a los evocadores y a los adivinos. ¿Por qué, pues,
pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir?
(10) Entonces Saúl le juró por Jehová, diciendo: Vive Jehová, que ningún mal te
vendrá por esto.
(11) La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme
venir a Samuel.
(12) Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a
Saúl, diciendo:
(13) ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas.
¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la
tierra.
(14)El le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene,
cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el
rostro a tierra, hizo gran reverencia.
(15) Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl
respondió: Estoy muy angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se
ha apartado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas ni por
sueños; por esto te he llamado, para que
me declares lo que tengo que hacer.
(16) Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha
apartado de ti y es tu enemigo?
(17) Jehová te ha hecho como dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el
reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero,
David.
(18) Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira
contra Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy.
(19) Y Jehová entregará a Israel también contigo en manos de los filisteos; y
mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército
de Israel en mano de los filisteos.
A primera vista, este pasaje parece apoyar al hecho
de que los muertos siguen vivos y pueden comunicarse con las personas que
siguen viviendo con sus cuerpos físicos. Sin embargo, los detalles dados en los
primeros versículos nos muestran que no fue Samuel quien en verdad se presentó
ante Saúl.
Leyendo los capítulos previos podremos aprender que
Saúl se había apartado de Dios, y había hecho lo malo delante de Dios. Ahora
Saúl estaba viendo al ejército enemigo acampar contra él y quiso consultar a
Dios porque tuvo miedo, pero Dios no le contestó. Esto es porque Saúl sólo
quería un “favor” de Dios, pero su corazón no había cambiado. Como Dios no le
daba respuesta, él envió a buscar a alguien con “espíritu de adivinación” (v7).
“Espíritu de adivinación” es en hebreo la palabra ‘owb, literalmente es “espíritu familiar” esta palabra describe a
una persona capaz de invocar a un tipo de espíritu que está “familiarizado” con
cierta persona y la “personifica” es lo que hoy llamaríamos “espiritista” o
“nigromántico”. Aunque a veces lo hacen en ignorancia, este tipo de personas no
actúan conforme a la voluntad de Dios, por eso Dios había prohibido a Su pueblo
consultarlos (Lv. 19:31; 20:6; 2 Cr. 33:6), al punto de establecer pena de
muerte a quien consultara a éstos (Lv. 20:27).
Este tipo de prácticas ha sido prohibida por Dios
porque, debido a que los muertos están muertos y sin ninguna clase de vida,
toda aparente comunicación con una persona muerte es, en realidad, una
comunicación con un espíritu maligno que está haciendo una falsificación.
Quienes invocan a los muertos, en realidad invocan demonios o espíritus
malignos que adquieren forma corporal para engañar a las personas, por eso esta
práctica es tan aborrecible para Dios. Esta mujer invocó a espíritus malignos
(llamados “dioses” en el versículo 13), uno de estos espíritus apareció tomando
la forma física de Samuel, haciendo creer a Saúl que era Samuel mismo quien
hablaba. La información que este “Samuel” dio fue correcta, este espíritu le
dijo a Saúl que moriría y murió. Por supuesto, si estos espíritus mintieran en
todo, nadie creería la mentira, pero ellos dan la información que quieren dar
para cumplir sus fines. Probablemente Saúl habría vivido más tiempo y, si
hubiese acudido a Dios de todo corazón quizá su vida hubiese sido muy
diferente, pero esta consulta que hizo a la adivina o nigromántica le abrió la
puerta al mal para que actuara en él y muriera, 1 Crónicas 10:13
específicamente dice que “…murió Saúl por su rebelión con que prevaricó contra
Jehová, contra la palabra de Jehová, la cual no guardó, y porque consultó a una adivina [nigromántica]”. Por esta causa, el
tema de la invocación de espíritus no debe ser tomado a la ligera, toda clase
de males pueden entrar en nuestras vidas si desobedecemos a la voluntad de Dios
y vamos tras estas prácticas.
Como hemos visto, la Biblia nos dice que el
Adversario de Dios, el Diablo, es quien ha sido mentiroso desde el principio y
es el padre de mentiras. Por eso, todo aquello que contradiga a la Palabra de Dios tiene que
ser entendido como una mentira o falsificación del Adversario y no como algo
proveniente de Dios. Esto se aplica tanto para las apariciones de espíritus de
muertos como para cualquier otro hecho o doctrina que nos haga creer que los
muertos aún están vivos (como apariciones de “santos”, “vírgenes” o familiares;
los relatos de los que fueron al “más
allá” y volvieron; las visiones de supuestos “profetas” de Dios que dicen
comunicarse con muertos; etc.).
Conforme lo enseñado en las Escrituras nadie,
excepto Jesucristo, ha resucitado aún de entre los muertos con una nueva clase
de vida espiritual, esto está reservado para el tiempo en que venga Jesús, toda
doctrina diferente no es doctrina de Dios, sino que procede del padre de
mentira.[1]
[1] Si
desea más información sobre la doctrina bíblica acerca de la vida y la muerte y
leer un análisis acerca de los pasajes de la Escritura frecuentemente
usados para sostener que los muertos están ahora vivos, recomiendo leer mi
estudio “La esperanza del cristiano”.
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