Un factor que
afecta bastante a una traducción es la subjetividad de los traductores. Los
traductores de la Biblia no son máquinas perfectas de traducir, además, a
diferencia de lo escrito originalmente, las traducciones no son “inspiradas por
Dios”, los traductores pueden haber tenido la ayuda de Dios para sus
traducciones, sin embargo, como seres humanos caídos, tienen limitaciones y
fueron propensos a cometer errores al igual que todos nosotros. Algunos
factores que especialmente afectan a las traducciones son: (1) la teoría de
traducción utilizada; (2) la teología del traductor; (3) errores o falta de
entendimiento al traducir.
1 – La teoría de traducción
La teoría de
traducción es aquello en lo que el traductor se basa para hacer su traducción.
Ésta depende en gran manera de a quién desee dirigirle su trabajo el traductor.
Existen traducciones palabra a palabra
(como los interlineales hebreo-español o griego-español) que están
especialmente dirigidas a los estudiantes de la Biblia; hay traducciones literales, que son aquellas que intentan
dar una traducción lo más ajustada al texto hebreo o griego, pero sin que se
pierda el sentido que transmite; otro tipo de versiones tratan de dar a
entender el sentido del original, sin prestar mucha atención a la exactitud de
palabras, éstas a veces ayudan al entendimiento del mensaje, pero pierden
precisión de traducción. Por otro lado, existen versiones de la Biblia que han
sido dirigidas a personas de una época particular o de un contexto cultural peculiar,
como también hay algunas versiones que han sido adaptadas para que puedan ser
comprendidas por personas de vocabulario reducido, éstas últimas también han
rescindido de precisión con el fin de poder hacer entender las Escrituras a
otras culturas y grupos sociales.
Otro factor que influye
en la teoría de traducción es qué texto se utilizó como base para la
traducción, algunos están basados en algún texto griego, hebreo o arameo en
particular. Existen traducciones del texto arameo, traducciones de la
Septuaginta y traducciones que utilizaron todos los textos disponibles para
cotejar los resultados (a éstas se las llama “traducciones eclécticas”).
Estos factores
influyen mucho en cómo se ha traducido un pasaje bíblico. Por ejemplo, veamos
como traducen distintas versiones Romanos 10:9:
Traducciones palabra a palabra:
Interlineal griego-español Galeed (2007) (sin
el texto griego) [Esta
traducción está basada en el texto griego del Nuevo Testamento de Westcott y
Hort].
Porque
si alguna vez confesaras la
declaración en la
boca de ti que
Señor Jesús y
confiaras en el
corazón de ti que
el Dios a él
levantó fuera de muertos
serás librado.
Interlineal griego-español de Francisco Lacueva (1984) (sin el texto griego) [Esta traducción está basada en el texto
griego de Nestle, el griego casi no difiere del anterior en este pasaje]
Que
si confiesas con la boca de ti (como) Señor a Jesús, y crees en el corazón de
ti que – Dios le levantó de entre (los) muertos, serás salvo;
Versiones literales y semi-literales:
Reina-Valera (1960) Sociedades Bíblicas Unidas
que si confesares con tu boca que Jesús
es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo.
Nueva Versión Internacional (1984) Internacional Bible Society
que si confiesas con tu boca que Jesús
es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos,
serás salvo.
Nueva
Biblia Latinoamericana (2005)
Lockman Foundation
que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios Lo
resucitó de entre los muertos, serás salvo.
Biblia de Jerusalén (1976) [Esta es una traducción de la Biblia utilizada por los
cristianos en Jerusalén]
Porque, si confiesas con tu boca que
Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos,
serás salvo.
Sagrada Biblia, ediciones EUNSA [Traducción ecléctica de teólogos católicos]
Porque si confiesas con tu boca:
"Jesús es Señor", y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre
los muertos, te salvarás.
Biblia Peshitta en español [Traducción basada en el texto arameo peshitta]
Que si confiesas con tu boca a nuestro
Señor Jesús, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos,
serás salvo,
Versiones parafraseadas:
Nuevo Testamento de Fernado Arcas y Alfonso Fernández [Traducción particular]
Si, pues, tus labios proclaman que
Jesús es el Señor y crees de corazón que Dios le hizo surgir triunfante de la
muerte, serás salvado.
Traducción del Nuevo Mundo (1984) Watch Tower Bible and Tract Society [Versión utilizada por los
“Testigos de Jehová”]
Porque si declaras públicamente aquella
‘palabra en tu propia boca’, que Jesús es Señor, y en tu corazón ejerces fe en
que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.
Versiones con lenguaje moderno o lenguaje sencillo:
Biblia Latinoamericana (1995)
Porque te salvarás si confiesas con tu
boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los
muertos.
Versión Dios Habla Hoy (1996) Sociedades Bíblicas Unidas
Si con tu boca reconoces a Jesús como
Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación.
Biblia en lenguaje sencillo (2000) Sociedades Bíblicas Unidas
Pues si ustedes reconocen con su propia
boca que Jesús es el Señor, y si creen de corazón que Dios lo resucitó,
entonces se librarán del castigo que merecen.
Este es un pasaje en el que vemos que, si
bien las distintas versiones utilizan distintas palabras para transmitir el
mensaje del pasaje, en general todas llevan hacia un mismo lugar, no hay grandes
diferencias en cuanto a lo doctrinal. Un claro ejemplo de las diferencias que
se generan en la “teoría de traducción” podemos verlo en las distintas
versiones emitidas por las Sociedades Bíblicas Unidas. La misma fundación ha
editado versiones antiguas (como la Reina-Valera de 1960 y otras aún más
antiguas no citadas aquí), y fue editando versiones adaptadas al lenguaje
moderno, como la versión “Dios Habla Hoy” y la “Biblia en lenguaje sencillo”).
En algunos pasajes de la Escritura, las
diferencias entre versiones se hacen más notorias, como por ejemplo en Salmos
1:1:
La Reina-Valera de 1960 (Biblia protestante)
lee así:
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla
de escarnecedores se ha sentado;
Las Sagradas Escrituras (Biblia
católica) dice así:
Bienaventurado
el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores,
ni se sentó en silla de burladores;
Vemos que ambas versiones son bastante
literales y no difieren mucho una de otra. Otras versiones bastante literales,
con lenguaje más moderno dicen:
Reina-Valera Actualizada (1989):
Bienaventurado
el hombre que no anda según el consejo de los impíos, ni se detiene en el
camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los burladores.
Nueva Biblia Latinoamericana (1995):
¡Cuán
bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, Ni se
detiene en el camino de los pecadores, Ni se sienta en la silla de los
escarnecedores,
Otras versiones se
desvían de las palabras originales para transmitir o expandir el sentido del
pasaje:
Nueva Versión Internacional (1984):
Dichoso el
hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de
los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos,
Biblia Latinoamericana (1995):
Dichoso el hombre que no va a reuniones
de malvados, ni sigue el camino de los pecadores, ni se sienta en la junta de
burlones,
Versión Dios Habla Hoy (1996):
Feliz el hombre que no sigue el consejo
de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con
los que se burlan de Dios,
En estos
ejemplos vemos la variedad de traducciones que puede tener un mismo pasaje de la Escritura, dependiendo
de quién tradujo, en qué época hizo la traducción y para quién hizo la traducción.
La cultura e ideología del traductor afectan muchísimo a su forma de traducir,
ya que de su nivel cultural, su nacionalidad, y sus estudios, experiencias y
vivencias deriva su vocabulario. Pero muchas veces intentan utilizar un
vocabulario más sencillo para que las personas de bajo nivel cultural entiendan
lo que la Biblia
transmite. En la época en que la Reina-Valera de 1960 se editó quizá era común
usar la palabra “escarnecedores”, hoy en día esa palabra no es de uso frecuente
y muchos no saben lo que significa, por eso otras versiones utilizaron la
palabra “blasfemos” o, haciéndolo más sencillo aún, “burladores” o “burlones”.
Además, para que se entienda el mensaje, algunos han cambiado el “sentarse en
silla de escarnecedores”, por “cultivar amistad de los blasfemos” o “hacer
causa común con los que se burlan de Dios”. Estos dan un mejor entendimiento al
lector común, pero le quitan precisión al texto. Por esto, siempre será valioso
hacer una comparación de las distintas traducciones, a la vez que hacemos
nuestro propio estudio del sentido del pasaje.
2 – La teología del traductor
Un segundo factor
que suele afectar a la forma en que un traductor o editor de la Biblia presenta
su traducción es la teología que predomina en éste. En otras palabras, la
doctrina que cree el traductor, revisor o editor de una versión de la Biblia va
a influenciar en cómo traduce ciertos pasajes.
Marcos 9:47-48 (RV-1960)
(47) Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor
te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado
al infierno,
(48) donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca
se apaga.
Tradicionalmente se cree en el “infierno”
como un lugar de tortura perpetua, como un lugar de castigo sin final para los
pecadores. Esta era la doctrina predominante en el cristianismo en la época en
que se hizo esta revisión de la Reina Valera y sigue siendo ampliamente
aceptada por muchas denominaciones cristianas y por varias sociedades bíblicas
y editores, pero ¿es correcto el uso de la palabra “infierno” es este
versículo?
La palabra que aquí fue traducida como
“infierno” es la palabra griega gehenna,
casi todos los manuscritos griegos antiguos disponibles contienen la misma
palabra griega, así que no puede haber un error en la transmisión del texto, el
problema está en la traducción.
La palabra griega gehenna, era un nombre de un lugar
en los tiempos de Jesús. “Gehenna” era el nombre corto dado por los griegos a
un conocido valle en los tiempos de Jesús, conocido por los judíos como el
“Valle de Hinom” o “Valle del hijo de Hinom” (mencionado en Jos. 15:8 y 2 Cr.
33:6). Este valle rodeaba la parte oeste y sur de las paredes de Jerusalén.
Este valle era muy conocido por los judíos porque en la parte sureste se
quemaba la basura de la ciudad. En el pasado, algunos Israelitas, influenciados
por cultos paganos, habían quemado a sus hijos en sacrificio al dios Moloc (Je.
32:35). Para el tiempo de vida de Jesús este valle había quedado desolado y era
un basurero de la ciudad, allí se quemaba basura constantemente y por esta
causa se decía que allí “el fuego nunca se apaga” y que “el gusano no muere”
¡siempre había basura para quemar! Es así que cuando Jesús, hablando con los
judíos, dijo que si andaban en pecado serían echados al gehenna, el sentido de lo dicho es que sus vidas serían echadas a
la basura, serían destruidos así como la basura era quemada y destruida en ese
valle.
Para el judío, decir que irían al gehenna era una declaración fuerte,
pesada, es como si hoy alguien nos dijera que si no cambiamos de actitud
nuestra vida es una basura y no sirve para nada. En la Biblia, el Gehenna nunca
es conectado con un lugar de tortura y tormento eterno en castigo por la
maldad, sino como un simbolismo de la destrucción total futura que sufrirán los
que han hecho maldad. Pero en la teología predominante de los editores de la
Reina Valera de 1960 y muchas otras versiones de la Biblia, el gehenna representa un lugar de castigo y
por eso lo han traducido como “infierno”. Veamos cómo traducen otras versiones
con diferente orientación teológica en este asunto:
Nuevo Testamento “Recobro” (1994):
Y si tu ojo te
es causa de tropiezo, sácalo y échalo
de ti; mejor te es entrar en el reino de Dios con un solo ojo, que teniendo dos
ojos ser echado en la Gehena, donde
el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga.
Traducción del Nuevo Mundo (1984):
Y si tu ojo te
hace tropezar, tíralo; mejor te es entrar con un solo ojo en el reino de Dios
que con dos ojos ser arrojado al Gehena, donde su cresa no muere y el fuego no
se apaga.
Versión de Jüneman Beckshaefer (1992):
Y, si tu ojo
te escandalizare, lánzalo fuera; bello te es monóculo entrar en el Reino de
Dios, que, dos ojos teniendo, ser arrojado en la Gehenna; donde el gusano de ellos no acaba y el fuego no se
extingue.
En estas versiones podemos
ver que los traductores han sido más honestos y literales en la traducción y
han transliterado el nombre del valle en lugar de poner la palabra “infierno”.
Algo bastante interesante para notar es que la traducción original hecha por
Casiodoro de Reina y las siguientes revisiones correctamente tradujeron
“Gehenna” en lugar de utilizar la palabra “infierno”:
Versión Stendal
(es la
versión de Casiodoro de Reina, de 1569, adaptada a un lenguaje más actual):
Y si tu ojo te
hace caer, sácalo: mejor te es entrar al Reino de Dios con un ojo, que teniendo
dos ojos ser echado a la Gehena; donde el gusano de ellos no muere, y
el fuego nunca se apaga.
Versión Reina Valera de 1858:
Y si tu ojo te
fuere ocasion de caer, sácale: mejor te es entrar al reino de Dios con un ojo,
que teniendo dos ojos ser echado á la Gehenna; Donde el gusano de ellos no muere, y
el fuego nunca se apaga.
Versión Reina Valera de 1865:
Y si tu ojo te
fuere ocasión de caer, sácale: mejor te es entrar en el reino de Dios con un
ojo, que teniendo dos ojos ser echado al fuego del infierno: Donde su gusano no muere, y el fuego nunca
se apaga.
Como vemos, los primeros
traductores y revisores de la Reina Valera correctamente tradujeron la palabra
“Gehenna”, sin embargo, algo sucedió entre 1858 y 1865 que los editores
decidieron cambiar la traducción “Gehenna” por “infierno”. No puedo decir con
certeza por qué se hizo el cambio, pero es evidente que cambió la inclinación
doctrinal de los editores. Muchos años después, las Sociedades Bíblicas
responsables de la Reina Valera, volvieron a la antigua traducción:
Reina Valera de 2000:
Y si tu ojo te
hace caer, sácalo: mejor te es entrar al Reino de Dios con un ojo, que teniendo
dos ojos ser echado a la Gehena; donde el gusano de ellos no muere, y
el fuego nunca se apaga.
Con este ejemplo se puede ver claramente que
el entendimiento doctrinal de los traductores o editores tienen un gran peso a
la hora de presentar sus traducciones. Veamos una traducción más de este
versículo:
Biblia del Peregrino (versión de Alonso Schökel,
1993)
Marcos 9:47-48 (PER)
Si tu ojo te
hace caer, arráncatelo. Más te vale entrar con un solo ojo en el reino de Dios
que con los dos ojos ser arrojado al horno, donde el gusano no muere y el fuego no
se apaga.
Es este caso es evidente que el traductor
intentó dar una lectura un poco más comprensible a sus lectores y optó por no
dar una traducción literal sino más bien un tipo de traducción “explicativa”. Nuevamente
vemos que la traducción lleva la influencia de la teología del traductor y de
su teoría de traducción.
3 – Falta de entendimiento
Un tercer factor que afecta a la forma en que se hace una traducción de
la Biblia es la falta de entendimiento al traducir. Toda traducción de la
Biblia está hecha por seres humanos, revisadas por seres humanos y editada por
seres humanos, los cuales, como todos sabemos, somos falibles y de capacidad
limitada. Nadie puede conocer completamente toda la doctrina bíblica a la
perfección y entender con total exactitud cada mensaje, texto, versículo y
expresión de la Biblia. Esto se hace más cierto aún al considerar que la Santa
Escritura fue escrita en otros idiomas, antiguos y caídos en desuso, y
originalmente fue dada a personas de una cultura y modo de pensar muy distinto
al nuestro en muchos aspectos. Por esta causa, es de esperarse que en las
traducciones de la Biblia encontremos errores que surgen por esta falta de
entendimiento y comprensión de todos y cada uno de los detalles del texto original.
Veamos algunos ejemplos:
Hechos 7:44-46 (Stendal)[1]
(44) Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del
testimonio en el desierto, como les ordenó Dios, hablando a Moisés que lo
hiciese según la forma que había visto.
(45) El cual recibido, metieron también nuestros padres
con Jesús en la posesión de los gentiles, que Dios echó de la presencia de
nuestros padres, hasta los días de David;
(46) el cual halló gracia delante de Dios, y pidió de
hallar tabernáculo para el Dios de Jacob.
Esta versión (versión “Stendal”) es una copia de la traducción original
de Casiodoro de Reina, en 1596, pero actualizada a un español más moderno. El
lenguaje está actualizado, pero la traducción es fiel al trabajo original de
Casiodoro de Reina. Veamos, ahora, otra traducción:
Hechos 7:44-46 (RV-1960)
(44) Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del
testimonio en el desierto, como había ordenado Dios cuando dijo a Moisés que lo
hiciese conforme al modelo que había visto.
(45) El cual, recibido a su vez por nuestros padres, lo
introdujeron con Josué al tomar
posesión de la tierra de los gentiles, a los cuales Dios arrojó de la presencia
de nuestros padres, hasta los días de David.
(46) Este halló gracia delante de Dios, y pidió proveer
tabernáculo para el Dios de Jacob.
Noten que en el versículo 45, en lugar de leer “Jesús”, vemos que dice
“Josué” ¿Qué sucedió aquí? Lo que hay que saber es que el nombre “Jesús” es en
griego Iesous, el cual es la transliteración griega del nombre hebreo Yeshua,
que es la abreviatura del nombre Yehoshua. “Yeshua” es el nombre que se traduce
como “Josué” en el Antiguo Testamento. En otras palabras, Jesús (nuestro Señor)
y Josué (el discípulo de Moisés) ambos tuvieron el mismo nombre en hebreo:
“Yeshua”. De allí que en el texto griego surge la necesidad de revisar el
contexto para saber si se está hablando de Jesús o de Josué. En este texto
citado, el contexto claramente nos muestra que se está hablando de Josué y no
de Jesús, pero quizá Casiodoro de Reina y los editores de esta versión no notaron
esto y tradujeron “Jesús”, añadiendo así confusión en su traducción. Aunque la
traducción “Jesús” es más exacta (en griego Iesous), en este caso añade
confusión si uno no entiende que “Josué” y “Jesús” originalmente eran el mismo
nombre en hebreo y en griego.
Hebreos 10:24-25 (RV-1960)
(24) Y considerémonos unos a otros para estimularnos al
amor y a las buenas obras;
(25) no dejando de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se
acerca.
Aquí vemos otro error de traducción, muy común en la mayoría de las
versiones de la Biblia. Pero al estudiar en detalle las palabras “no dejando de
congregarnos” desde el griego, la traducción que surge es distinta y la idea
que transmiten en su contexto también.
La palabra que tenemos traducida como “dejando” es egkataleipö, que significa “abandonar, dejar atrás, olvidar,
alejarse”. La palabra que aquí se traduce como “congregarnos” en griego no es
un verbo, sino un sustantivo: episunagögë, que significa “reunión”, “congregación”. Es la unión de epi: “sobre” y sunagögë: “congregación” (de donde deriva la palabra “sinagoga”).
Literalmente refiere a una “reunión sobre”.
Los
traductores de la Reina Valera (y la mayoría de los traductores de la Biblia)
supusieron que episinagögë se refería
a las reuniones de creyentes en casas, templos o sinagogas y de allí hicieron
sus traducciones. En este caso los traducciones de la Reina Valera incluso se
tomaron la licencia de traducir un sustantivo “congregación” como un verbo “congregarnos”.
Pero el texto griego nos dice “no abandonando la reunión” o “no dejando atrás a
la reunión”. Pero ¿a qué tipo de reunión se refiere el autor del libro de
Hebreos aquí?
Existen
sólo dos usos de la palabra episinagögë
en la Biblia, el otro uso de esta palabra es muy ilustrativo sobre su
significado:
2 Tesalonicenses 2:1-2 (RVA)
(1) Ahora, con respecto a la venida de nuestro Señor
Jesucristo y nuestra reunión [episunagögë] con él,
os rogamos, hermanos,
(2) que no seáis movidos fácilmente de vuestro modo de
pensar ni seáis alarmados, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como
si fuera nuestra, como que ya hubiera llegado el día del Señor.
Como vemos, la palabra episunagögë aquí no se refiere a un lugar de congregación habitual,
sino a la futura reunión de los creyentes cristianos junto con Jesús ¿cuándo
sucederá esto? Pablo lo dice un poco más atrás:
2 Tesalonicenses 1:6-8 (RVA)
(6) De hecho es justo delante de Dios retribuir con
aflicción a los que os afligen,
(7) y retribuir con descanso, junto con nosotros, a
vosotros que sois afligidos. Esto sucederá cuando el Señor Jesús con sus
poderosos ángeles se manifieste desde el cielo
(8) en llama de fuego, para dar retribución a los que
no han conocido a Dios y a los que no obedecen el evangelio de nuestro Señor
Jesús.
Entonces, la “reunión” de la cual habla Pablo
aquí es la reunión de los creyentes con el Señor Jesucristo, la cual sucederá
cuando Jesús se manifieste desde el cielo junto con sus ángeles y dé retribución
a los que no obedecen el evangelio.
Entonces, podemos ver que la palabra episunagögë es usada por el apóstol
Pablo en un sentido muy distinto al comúnmente pensado en Hebreos 10:25. Pero con
este entendimiento en mente, es fácil darse cuenta que la “reunión” con Jesús
en el futuro tiene mucho más sentido en el contexto de Hebreos 10 que la “reunión”
regular de cristianos en un lugar en la tierra.
En el contexto, hebreos 10 viene hablando del
sacrificio hecho por Jesús para perdón de nuestros pecados, dice que él ahora
en nuestro “sumo sacerdote” y que por medio de él tenemos libre acceso al lugar
de presencia de Dios, lo cual significa que por su sacrificio ahora podemos
tener un acceso directo a Dios y tener una relación espiritual con Él.
Después el autor de hebreos nos comienza a
hablar sobre la esperanza para el futuro:
Hebreos 10:23-39 (RVA)
(23) Retengamos firme la confesión de la esperanza sin
vacilación, porque fiel es el que lo ha prometido.
(24) Considerémonos los unos a los otros para
estimularnos al amor y a las buenas obras.
(25) No dejemos de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre; más bien, exhortémonos, y con mayor razón cuando veis que el día se
acerca.
…
(30) Porque conocemos al que ha dicho: “Mía es la
venganza; yo daré la retribución.” Y otra vez: “El Señor juzgará a su pueblo.”
…
(35) No desechéis, pues, vuestra confianza, la cual
tiene una gran recompensa.
(36) Porque os es necesaria la perseverancia para que,
habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis lo prometido;
(37) porque: Aún un poco, en un poco más el que ha de
venir vendrá y no tardará.
(38) Pero mi justo vivirá por fe; y si se vuelve atrás,
no agradará a mi alma.
(39) Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás
para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma.
Como se puede ver, todo el contexto desde el 23 hasta
el 39 nos habla de la esperanza para el futuro. Son un aliento para estos
creyentes para que no desistan de su fe en Jesucristo, porque pronto está el día
de Su venida, nuestra reunión con él,
y en ese tiempo Jesús hará juicio sobre los impíos y destruirá a los que
pisotearon su sangre, los que menospreciaron la salvación que Dios ha provisto
por medio de él. En este contexto la instrucción “no dejando de congregarnos”
queda como fuera de lugar, pero la declaración “no abandonando la reunión” o “no
olvidando la reunión”, refiriéndose a no olvidar la esperanza de nuestra reunión con Cristo, tiene mejor sentido. Fíjense
cómo encajaría este concepto dentro de los versículos del contexto (para esto
tomaré la traducción de la RVA y modificaré el texto en cuestión):
Hebreos 10:23-25 (RVA)
(23) Retengamos firme la confesión de la esperanza sin
vacilación, porque fiel es el que lo ha prometido.
(24) Considerémonos los unos a los otros para
estimularnos al amor y a las buenas obras.
(25) No olvidando la reunión con Cristo que sucederá en el futuro, como algunos tienen por costumbre; más bien,
exhortémonos, y con mayor razón cuando veis que el día se acerca.
¿Con qué nos estimulamos unos a otros? Con el recuerdo
de que Dios ha prometido que en el futuro nos reuniremos con Cristo y los
inicuos y malvados serán juzgados y destruidos. ¿Qué día es el que se acerca? Precisamente,
el día de nuestra reunión con Cristo.
Como vemos, el sentido más lógico en este contexto es
el de una “reunión” con Cristo y no las reuniones de “iglesia” que solemos
tener nosotros. Con esto no digo que no sea necesario reunirnos como iglesia,
sino sólo que en este contexto eso no es lo que se transmite aquí.
Los traductores de la Biblia, en general, no han
notado que aquí la palabra episunagögë
podría referirse a otra cosa que las reuniones en las iglesias. Desde las
primeras traducciones esto ha sido traducido de cierto modo y quizá a partir de
allí nadie percibió algún problema de traducción en este texto y todos
siguieron traduciendo de un modo similar. Este es otro ejemplo de cómo el
avance en el entendimiento de ciertos pasajes nos hacen tener que replantear la
forma correcta de traducir algunos pasajes. Ningún traductor, teólgos,
estudiante, investigador, maestro o erudito puede tener todo el conocimiento de
todas las lecciones que la Biblia transmite, por eso, siempre hay que tener en
cuenta que la carencia de entendimiento del traductor o editor pudo haberles
llevado a cometer errores en su forma de traducir.
[1] Las citas
de las Escrituras marcadas como “Stendal” fueron tomadas de la traducción de
Casiodoro de Reina (1596), con lenguaje actualizado por Rusell Stendal (1996),
revisión de 2009.
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