La subjetividad de los traductores

En Honor a Su verdad
Un factor que afecta bastante a una traducción es la subjetividad de los traductores. Los traductores de la Biblia no son máquinas perfectas de traducir, además, a diferencia de lo escrito originalmente, las traducciones no son “inspiradas por Dios”, los traductores pueden haber tenido la ayuda de Dios para sus traducciones, sin embargo, como seres humanos caídos, tienen limitaciones y fueron propensos a cometer errores al igual que todos nosotros. Algunos factores que especialmente afectan a las traducciones son: (1) la teoría de traducción utilizada; (2) la teología del traductor; (3) errores o falta de entendimiento al traducir.

1 – La teoría de traducción


La teoría de traducción es aquello en lo que el traductor se basa para hacer su traducción. Ésta depende en gran manera de a quién desee dirigirle su trabajo el traductor. Existen traducciones palabra a palabra (como los interlineales hebreo-español o griego-español) que están especialmente dirigidas a los estudiantes de la Biblia; hay traducciones literales, que son aquellas que intentan dar una traducción lo más ajustada al texto hebreo o griego, pero sin que se pierda el sentido que transmite; otro tipo de versiones tratan de dar a entender el sentido del original, sin prestar mucha atención a la exactitud de palabras, éstas a veces ayudan al entendimiento del mensaje, pero pierden precisión de traducción. Por otro lado, existen versiones de la Biblia que han sido dirigidas a personas de una época particular o de un contexto cultural peculiar, como también hay algunas versiones que han sido adaptadas para que puedan ser comprendidas por personas de vocabulario reducido, éstas últimas también han rescindido de precisión con el fin de poder hacer entender las Escrituras a otras culturas y grupos sociales.

Otro factor que influye en la teoría de traducción es qué texto se utilizó como base para la traducción, algunos están basados en algún texto griego, hebreo o arameo en particular. Existen traducciones del texto arameo, traducciones de la Septuaginta y traducciones que utilizaron todos los textos disponibles para cotejar los resultados (a éstas se las llama “traducciones eclécticas”).

Estos factores influyen mucho en cómo se ha traducido un pasaje bíblico. Por ejemplo, veamos como traducen distintas versiones Romanos 10:9:

Traducciones palabra a palabra:


Interlineal griego-español Galeed (2007) (sin el texto griego) [Esta traducción está basada en el texto griego del Nuevo Testamento de Westcott y Hort].

Porque si alguna vez confesaras la declaración en la boca de ti que Señor Jesús y confiaras en el corazón de ti que el Dios a él levantó fuera de muertos serás librado.

Interlineal griego-español de Francisco Lacueva (1984) (sin el texto griego) [Esta traducción está basada en el texto griego de Nestle, el griego casi no difiere del anterior en este pasaje]

Que si confiesas con la boca de ti (como) Señor a Jesús, y crees en el corazón de ti que – Dios le levantó de entre (los) muertos, serás salvo;

Versiones literales y semi-literales:


Reina-Valera (1960) Sociedades Bíblicas Unidas

que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

Nueva Versión Internacional (1984) Internacional Bible Society

que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.

Nueva Biblia Latinoamericana (2005) Lockman Foundation

que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios Lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.

Biblia de Jerusalén (1976) [Esta es una traducción de la Biblia utilizada por los cristianos en Jerusalén]

Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.

Sagrada Biblia, ediciones EUNSA [Traducción ecléctica de teólogos católicos]

Porque si confiesas con tu boca: "Jesús es Señor", y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, te salvarás.

Biblia Peshitta en español [Traducción basada en el texto arameo peshitta]

Que si confiesas con tu boca a nuestro Señor Jesús, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo,

Versiones parafraseadas:


Nuevo Testamento de Fernado Arcas y Alfonso Fernández [Traducción particular]

Si, pues, tus labios proclaman que Jesús es el Señor y crees de corazón que Dios le hizo surgir triunfante de la muerte, serás salvado.

Traducción del Nuevo Mundo (1984) Watch Tower Bible and Tract Society [Versión utilizada por los “Testigos de Jehová”]

Porque si declaras públicamente aquella ‘palabra en tu propia boca’, que Jesús es Señor, y en tu corazón ejerces fe en que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.

Versiones con lenguaje moderno o lenguaje sencillo:


Biblia Latinoamericana (1995)

Porque te salvarás si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos.

Versión Dios Habla Hoy (1996) Sociedades Bíblicas Unidas

Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación.

Biblia en lenguaje sencillo (2000) Sociedades Bíblicas Unidas

Pues si ustedes reconocen con su propia boca que Jesús es el Señor, y si creen de corazón que Dios lo resucitó, entonces se librarán del castigo que merecen.

Este es un pasaje en el que vemos que, si bien las distintas versiones utilizan distintas palabras para transmitir el mensaje del pasaje, en general todas llevan hacia un mismo lugar, no hay grandes diferencias en cuanto a lo doctrinal. Un claro ejemplo de las diferencias que se generan en la “teoría de traducción” podemos verlo en las distintas versiones emitidas por las Sociedades Bíblicas Unidas. La misma fundación ha editado versiones antiguas (como la Reina-Valera de 1960 y otras aún más antiguas no citadas aquí), y fue editando versiones adaptadas al lenguaje moderno, como la versión “Dios Habla Hoy” y la “Biblia en lenguaje sencillo”).

En algunos pasajes de la Escritura, las diferencias entre versiones se hacen más notorias, como por ejemplo en Salmos 1:1:

La Reina-Valera de 1960 (Biblia protestante) lee así:

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,  Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

Las Sagradas Escrituras (Biblia católica) dice así:

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni se sentó en silla de burladores;

Vemos que ambas versiones son bastante literales y no difieren mucho una de otra. Otras versiones bastante literales, con lenguaje más moderno dicen:

Reina-Valera Actualizada (1989):

Bienaventurado el hombre que no anda según el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los burladores.

Nueva Biblia Latinoamericana (1995):

¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, Ni se detiene en el camino de los pecadores, Ni se sienta en la silla de los escarnecedores,

Otras versiones se desvían de las palabras originales para transmitir o expandir el sentido del pasaje:

Nueva Versión Internacional (1984):

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos,

Biblia Latinoamericana (1995):

Dichoso el hombre que no va a reuniones de malvados, ni sigue el camino de los pecadores, ni se sienta en la junta de burlones,

Versión Dios Habla Hoy (1996):

Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios,

En estos ejemplos vemos la variedad de traducciones que puede tener un mismo pasaje de la Escritura, dependiendo de quién tradujo, en qué época hizo la traducción y para quién hizo la traducción. La cultura e ideología del traductor afectan muchísimo a su forma de traducir, ya que de su nivel cultural, su nacionalidad, y sus estudios, experiencias y vivencias deriva su vocabulario. Pero muchas veces intentan utilizar un vocabulario más sencillo para que las personas de bajo nivel cultural entiendan lo que la Biblia transmite. En la época en que la Reina-Valera de 1960 se editó quizá era común usar la palabra “escarnecedores”, hoy en día esa palabra no es de uso frecuente y muchos no saben lo que significa, por eso otras versiones utilizaron la palabra “blasfemos” o, haciéndolo más sencillo aún, “burladores” o “burlones”. Además, para que se entienda el mensaje, algunos han cambiado el “sentarse en silla de escarnecedores”, por “cultivar amistad de los blasfemos” o “hacer causa común con los que se burlan de Dios”. Estos dan un mejor entendimiento al lector común, pero le quitan precisión al texto. Por esto, siempre será valioso hacer una comparación de las distintas traducciones, a la vez que hacemos nuestro propio estudio del sentido del pasaje.


2 –  La teología del traductor


Un segundo factor que suele afectar a la forma en que un traductor o editor de la Biblia presenta su traducción es la teología que predomina en éste. En otras palabras, la doctrina que cree el traductor, revisor o editor de una versión de la Biblia va a influenciar en cómo traduce ciertos pasajes.

Marcos 9:47-48 (RV-1960)
(47) Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno,
(48) donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.

Tradicionalmente se cree en el “infierno” como un lugar de tortura perpetua, como un lugar de castigo sin final para los pecadores. Esta era la doctrina predominante en el cristianismo en la época en que se hizo esta revisión de la Reina Valera y sigue siendo ampliamente aceptada por muchas denominaciones cristianas y por varias sociedades bíblicas y editores, pero ¿es correcto el uso de la palabra “infierno” es este versículo?

La palabra que aquí fue traducida como “infierno” es la palabra griega gehenna, casi todos los manuscritos griegos antiguos disponibles contienen la misma palabra griega, así que no puede haber un error en la transmisión del texto, el problema está en la traducción.

La palabra griega gehenna, era un nombre de un lugar en los tiempos de Jesús. “Gehenna” era el nombre corto dado por los griegos a un conocido valle en los tiempos de Jesús, conocido por los judíos como el “Valle de Hinom” o “Valle del hijo de Hinom” (mencionado en Jos. 15:8 y 2 Cr. 33:6). Este valle rodeaba la parte oeste y sur de las paredes de Jerusalén. Este valle era muy conocido por los judíos porque en la parte sureste se quemaba la basura de la ciudad. En el pasado, algunos Israelitas, influenciados por cultos paganos, habían quemado a sus hijos en sacrificio al dios Moloc (Je. 32:35). Para el tiempo de vida de Jesús este valle había quedado desolado y era un basurero de la ciudad, allí se quemaba basura constantemente y por esta causa se decía que allí “el fuego nunca se apaga” y que “el gusano no muere” ¡siempre había basura para quemar! Es así que cuando Jesús, hablando con los judíos, dijo que si andaban en pecado serían echados al gehenna, el sentido de lo dicho es que sus vidas serían echadas a la basura, serían destruidos así como la basura era quemada y destruida en ese valle.

Para el judío, decir que irían al gehenna era una declaración fuerte, pesada, es como si hoy alguien nos dijera que si no cambiamos de actitud nuestra vida es una basura y no sirve para nada. En la Biblia, el Gehenna nunca es conectado con un lugar de tortura y tormento eterno en castigo por la maldad, sino como un simbolismo de la destrucción total futura que sufrirán los que han hecho maldad. Pero en la teología predominante de los editores de la Reina Valera de 1960 y muchas otras versiones de la Biblia, el gehenna representa un lugar de castigo y por eso lo han traducido como “infierno”. Veamos cómo traducen otras versiones con diferente orientación teológica en este asunto:

Nuevo Testamento “Recobro” (1994):

Y si tu ojo te es causa de tropiezo, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar en el reino de Dios con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser echado en la Gehena, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga.

Traducción del Nuevo Mundo (1984):

Y si tu ojo te hace tropezar, tíralo; mejor te es entrar con un solo ojo en el reino de Dios que con dos ojos ser arrojado al Gehena, donde su cresa no muere y el fuego no se apaga.

Versión de Jüneman Beckshaefer (1992):

Y, si tu ojo te escandalizare, lánzalo fuera; bello te es monóculo entrar en el Reino de Dios, que, dos ojos teniendo, ser arrojado en la Gehenna; donde el gusano de ellos no acaba y el fuego no se extingue.

En estas versiones podemos ver que los traductores han sido más honestos y literales en la traducción y han transliterado el nombre del valle en lugar de poner la palabra “infierno”. Algo bastante interesante para notar es que la traducción original hecha por Casiodoro de Reina y las siguientes revisiones correctamente tradujeron “Gehenna” en lugar de utilizar la palabra “infierno”:

Versión Stendal (es la versión de Casiodoro de Reina, de 1569, adaptada a un lenguaje más actual):

Y si tu ojo te hace caer, sácalo: mejor te es entrar al Reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado a la Gehena; donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.

Versión Reina Valera de 1858:

Y si tu ojo te fuere ocasion de caer, sácale: mejor te es entrar al reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado á la Gehenna; Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.

Versión Reina Valera de 1865:

Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácale: mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al fuego del infierno: Donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga.

Como vemos, los primeros traductores y revisores de la Reina Valera correctamente tradujeron la palabra “Gehenna”, sin embargo, algo sucedió entre 1858 y 1865 que los editores decidieron cambiar la traducción “Gehenna” por “infierno”. No puedo decir con certeza por qué se hizo el cambio, pero es evidente que cambió la inclinación doctrinal de los editores. Muchos años después, las Sociedades Bíblicas responsables de la Reina Valera, volvieron a la antigua traducción:

Reina Valera de 2000:

Y si tu ojo te hace caer, sácalo: mejor te es entrar al Reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado a la Gehena; donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.

Con este ejemplo se puede ver claramente que el entendimiento doctrinal de los traductores o editores tienen un gran peso a la hora de presentar sus traducciones. Veamos una traducción más de este versículo:

Biblia del Peregrino (versión de Alonso Schökel, 1993)

Marcos 9:47-48 (PER)
Si tu ojo te hace caer, arráncatelo. Más te vale entrar con un solo ojo en el reino de Dios que con los dos ojos ser arrojado al horno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.

Es este caso es evidente que el traductor intentó dar una lectura un poco más comprensible a sus lectores y optó por no dar una traducción literal sino más bien un tipo de traducción “explicativa”. Nuevamente vemos que la traducción lleva la influencia de la teología del traductor y de su teoría de traducción.


3 – Falta de entendimiento


Un tercer factor que afecta a la forma en que se hace una traducción de la Biblia es la falta de entendimiento al traducir. Toda traducción de la Biblia está hecha por seres humanos, revisadas por seres humanos y editada por seres humanos, los cuales, como todos sabemos, somos falibles y de capacidad limitada. Nadie puede conocer completamente toda la doctrina bíblica a la perfección y entender con total exactitud cada mensaje, texto, versículo y expresión de la Biblia. Esto se hace más cierto aún al considerar que la Santa Escritura fue escrita en otros idiomas, antiguos y caídos en desuso, y originalmente fue dada a personas de una cultura y modo de pensar muy distinto al nuestro en muchos aspectos. Por esta causa, es de esperarse que en las traducciones de la Biblia encontremos errores que surgen por esta falta de entendimiento y comprensión de todos y cada uno de los detalles del texto original.

Veamos algunos ejemplos:

Hechos 7:44-46 (Stendal)[1]
(44) Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como les ordenó Dios, hablando a Moisés que lo hiciese según la forma que había visto.
(45) El cual recibido, metieron también nuestros padres con Jesús en la posesión de los gentiles, que Dios echó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David;
(46) el cual halló gracia delante de Dios, y pidió de hallar tabernáculo para el Dios de Jacob.

Esta versión (versión “Stendal”) es una copia de la traducción original de Casiodoro de Reina, en 1596, pero actualizada a un español más moderno. El lenguaje está actualizado, pero la traducción es fiel al trabajo original de Casiodoro de Reina. Veamos, ahora, otra traducción:

Hechos 7:44-46 (RV-1960)
(44) Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como había ordenado Dios cuando dijo a Moisés que lo hiciese conforme al modelo que había visto.
(45) El cual, recibido a su vez por nuestros padres, lo introdujeron con Josué al tomar posesión de la tierra de los gentiles, a los cuales Dios arrojó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David.
(46) Este halló gracia delante de Dios, y pidió proveer tabernáculo para el Dios de Jacob.

Noten que en el versículo 45, en lugar de leer “Jesús”, vemos que dice “Josué” ¿Qué sucedió aquí? Lo que hay que saber es que el nombre “Jesús” es en griego Iesous, el cual es la transliteración griega del nombre hebreo Yeshua, que es la abreviatura del nombre Yehoshua. “Yeshua” es el nombre que se traduce como “Josué” en el Antiguo Testamento. En otras palabras, Jesús (nuestro Señor) y Josué (el discípulo de Moisés) ambos tuvieron el mismo nombre en hebreo: “Yeshua”. De allí que en el texto griego surge la necesidad de revisar el contexto para saber si se está hablando de Jesús o de Josué. En este texto citado, el contexto claramente nos muestra que se está hablando de Josué y no de Jesús, pero quizá Casiodoro de Reina y los editores de esta versión no notaron esto y tradujeron “Jesús”, añadiendo así confusión en su traducción. Aunque la traducción “Jesús” es más exacta (en griego Iesous), en este caso añade confusión si uno no entiende que “Josué” y “Jesús” originalmente eran el mismo nombre en hebreo y en griego.
 
Hebreos 10:24-25 (RV-1960)
(24) Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
(25) no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Aquí vemos otro error de traducción, muy común en la mayoría de las versiones de la Biblia. Pero al estudiar en detalle las palabras “no dejando de congregarnos” desde el griego, la traducción que surge es distinta y la idea que transmiten en su contexto también.

La palabra que tenemos traducida como “dejando” es egkataleipö, que significa “abandonar, dejar atrás, olvidar, alejarse”. La palabra que aquí se traduce como “congregarnos” en griego no es un verbo, sino un sustantivo: episunagögë, que significa “reunión”, “congregación”. Es la unión de epi: “sobre” y sunagögë: “congregación” (de donde deriva la palabra “sinagoga”). Literalmente refiere a una “reunión sobre”.

Los traductores de la Reina Valera (y la mayoría de los traductores de la Biblia) supusieron que episinagögë se refería a las reuniones de creyentes en casas, templos o sinagogas y de allí hicieron sus traducciones. En este caso los traducciones de la Reina Valera incluso se tomaron la licencia de traducir un sustantivo “congregación” como un verbo “congregarnos”. Pero el texto griego nos dice “no abandonando la reunión” o “no dejando atrás a la reunión”. Pero ¿a qué tipo de reunión se refiere el autor del libro de Hebreos aquí?

Existen sólo dos usos de la palabra episinagögë en la Biblia, el otro uso de esta palabra es muy ilustrativo sobre su significado:

2 Tesalonicenses 2:1-2 (RVA)
(1) Ahora, con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión [episunagögë] con él, os rogamos, hermanos,
(2) que no seáis movidos fácilmente de vuestro modo de pensar ni seáis alarmados, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, como que ya hubiera llegado el día del Señor.

Como vemos, la palabra episunagögë aquí no se refiere a un lugar de congregación habitual, sino a la futura reunión de los creyentes cristianos junto con Jesús ¿cuándo sucederá esto? Pablo lo dice un poco más atrás:

2 Tesalonicenses 1:6-8 (RVA)
(6) De hecho es justo delante de Dios retribuir con aflicción a los que os afligen,
(7) y retribuir con descanso, junto con nosotros, a vosotros que sois afligidos. Esto sucederá cuando el Señor Jesús con sus poderosos ángeles se manifieste desde el cielo
(8) en llama de fuego, para dar retribución a los que no han conocido a Dios y a los que no obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesús.

Entonces, la “reunión” de la cual habla Pablo aquí es la reunión de los creyentes con el Señor Jesucristo, la cual sucederá cuando Jesús se manifieste desde el cielo junto con sus ángeles y dé retribución a los que no obedecen el evangelio.

Entonces, podemos ver que la palabra episunagögë es usada por el apóstol Pablo en un sentido muy distinto al comúnmente pensado en Hebreos 10:25. Pero con este entendimiento en mente, es fácil darse cuenta que la “reunión” con Jesús en el futuro tiene mucho más sentido en el contexto de Hebreos 10 que la “reunión” regular de cristianos en un lugar en la tierra.

En el contexto, hebreos 10 viene hablando del sacrificio hecho por Jesús para perdón de nuestros pecados, dice que él ahora en nuestro “sumo sacerdote” y que por medio de él tenemos libre acceso al lugar de presencia de Dios, lo cual significa que por su sacrificio ahora podemos tener un acceso directo a Dios y tener una relación espiritual con Él.

Después el autor de hebreos nos comienza a hablar sobre la esperanza para el futuro:

Hebreos 10:23-39 (RVA)
(23) Retengamos firme la confesión de la esperanza sin vacilación, porque fiel es el que lo ha prometido.
(24) Considerémonos los unos a los otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.
(25) No dejemos de congregarnos, como algunos tienen por costumbre; más bien, exhortémonos, y con mayor razón cuando veis que el día se acerca.
(30) Porque conocemos al que ha dicho: “Mía es la venganza; yo daré la retribución.” Y otra vez: “El Señor juzgará a su pueblo.”
(35) No desechéis, pues, vuestra confianza, la cual tiene una gran recompensa.
(36) Porque os es necesaria la perseverancia para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis lo prometido;
(37) porque: Aún un poco, en un poco más el que ha de venir vendrá y no tardará.
(38) Pero mi justo vivirá por fe; y si se vuelve atrás, no agradará a mi alma.
(39) Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma.

Como se puede ver, todo el contexto desde el 23 hasta el 39 nos habla de la esperanza para el futuro. Son un aliento para estos creyentes para que no desistan de su fe en Jesucristo, porque pronto está el día de Su venida, nuestra reunión con él, y en ese tiempo Jesús hará juicio sobre los impíos y destruirá a los que pisotearon su sangre, los que menospreciaron la salvación que Dios ha provisto por medio de él. En este contexto la instrucción “no dejando de congregarnos” queda como fuera de lugar, pero la declaración “no abandonando la reunión” o “no olvidando la reunión”, refiriéndose a no olvidar la esperanza de nuestra reunión con Cristo, tiene mejor sentido. Fíjense cómo encajaría este concepto dentro de los versículos del contexto (para esto tomaré la traducción de la RVA y modificaré el texto en cuestión):

Hebreos 10:23-25 (RVA)
(23) Retengamos firme la confesión de la esperanza sin vacilación, porque fiel es el que lo ha prometido.
(24) Considerémonos los unos a los otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.
(25) No olvidando la reunión con Cristo que sucederá en el futuro, como algunos tienen por costumbre; más bien, exhortémonos, y con mayor razón cuando veis que el día se acerca.

¿Con qué nos estimulamos unos a otros? Con el recuerdo de que Dios ha prometido que en el futuro nos reuniremos con Cristo y los inicuos y malvados serán juzgados y destruidos. ¿Qué día es el que se acerca? Precisamente, el día de nuestra reunión con Cristo.

Como vemos, el sentido más lógico en este contexto es el de una “reunión” con Cristo y no las reuniones de “iglesia” que solemos tener nosotros. Con esto no digo que no sea necesario reunirnos como iglesia, sino sólo que en este contexto eso no es lo que se transmite aquí.

Los traductores de la Biblia, en general, no han notado que aquí la palabra episunagögë podría referirse a otra cosa que las reuniones en las iglesias. Desde las primeras traducciones esto ha sido traducido de cierto modo y quizá a partir de allí nadie percibió algún problema de traducción en este texto y todos siguieron traduciendo de un modo similar. Este es otro ejemplo de cómo el avance en el entendimiento de ciertos pasajes nos hacen tener que replantear la forma correcta de traducir algunos pasajes. Ningún traductor, teólgos, estudiante, investigador, maestro o erudito puede tener todo el conocimiento de todas las lecciones que la Biblia transmite, por eso, siempre hay que tener en cuenta que la carencia de entendimiento del traductor o editor pudo haberles llevado a cometer errores en su forma de traducir.


[1] Las citas de las Escrituras marcadas como “Stendal” fueron tomadas de la traducción de Casiodoro de Reina (1596), con lenguaje actualizado por Rusell Stendal (1996), revisión de 2009. 










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