Las tentaciones de Jesús en el desierto

En Honor a Su verdad
Tenemos dos textos bíblicos que nos relatan las tentaciones de Jesús al inicio de su ministerio:

Mateo 4:1-11 (RVA)
(1) Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
(2) Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
(3) El tentador se acercó y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
(4) Pero él respondió y dijo: —Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
(5) Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, le puso de pie sobre el pináculo del templo,
(6) y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, échate abajo, porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra.
(7) Jesús le dijo: —Además está escrito: No pondrás a prueba al Señor tu Dios.
(8) Otra vez el diablo le llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria.
(9) Y le dijo: —Todo esto te daré, si postrado me adoras.
(10) Entonces Jesús le dijo: —Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás.
(11) Entonces el diablo le dejó, y he aquí, los ángeles vinieron y le servían.

Lucas 4:1-14 (RVA)
(1) Entonces Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto,
(2) por cuarenta días, y era tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días; y cuando fueron cumplidos, tuvo hambre.
(3) Entonces el diablo le dijo: —Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se haga pan.
(4) Jesús le respondió: —Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre.
(5) Al llevarle a una altura, le mostró todos los reinos de la tierra en un momento.
(6) Y el diablo le dijo: —A ti te daré toda autoridad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y la doy a quien yo quiero.
(7) Por esto, si tú me adoras, todo será tuyo.
(8) Respondiendo Jesús, le dijo: —Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.
(9) Y le llevó a Jerusalén y le puso de pie sobre el pináculo del templo, y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo.
(10) Porque escrito está: A sus ángeles dará órdenes acerca de ti para que te guarden,
(11) y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra.
(12) Respondiendo Jesús le dijo: —Dicho está: No pondrás a prueba al Señor tu Dios.
(13) Cuando el diablo acabó toda tentación, se apartó de él por algún tiempo.
(14) Entonces Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y su fama se difundió por toda la tierra de alrededor.

A simple vista se puede ver que estos dos relatos contienen diferencias. La más notable de las diferencias es el orden de la segunda y tercera tentación, ya que Mateo relata primero que Jesús fue tentado a arrojarse desde un lugar alto y luego fue tentado a recibir gobierno y autoridad, mientras que Lucas relata que primero fue tentado con el poder y autoridad y luego a arrojarse desde un lugar alto. Pero también hay otras diferencias a notar. Iremos viendo los relatos parte por parte:

Mateo 4:1-2 (RVA)
(1) Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
(2) Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.

Lucas 4:1-2 (RVA)
(1) Entonces Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto,
(2) por cuarenta días, y era tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días; y cuando fueron cumplidos, tuvo hambre.

Ambos relatos nos muestran que esto sucedió luego de que Jesús fuese bautizado en el agua por Juan el Bautista. Ambos relatos nos dicen que Jesús fue llevado al desierto “por el Espíritu”, lo cual significa que Dios mismo le reveló ir hacia el desierto, y aquí tenemos una primera lección en todo esto, porque si bien Jesús fue tentado por el Diablo, vemos que Dios envió a Jesús allí, no es que Dios quería que Jesús cayera, sino que para hacer la tarea que debía hacer, Jesús debía ser capaz de soportar gran tentación. Lo normal en la mayoría de las personas es que sean tentadas por sus propios deseos pecaminosos, o por personas que las influencian, o a veces por demonios y espíritus malignos, pocas personas en la historia han sido directamente tentadas por el Diablo, Dios envió a Jesús a un lugar en donde se encontraría con el más grande Enemigo de Dios. El hecho de que el Diablo sólo haya tentado a Jesús y no le haya hecho daño nos muestra que Dios estaba allí protegiendo a Jesús, Dios no envió a Jesús allí desprotegido a ser pisoteado por Satanás, sino que le envió porque necesitaba poner a prueba a Jesús y saber si sería capaz de resistir la tentación. La tarea de salvar a la humanidad era una muy difícil y era necesario que Dios se asegurara que Jesús sería capaz de hacer esa tarea.

En nuestra vida humana a veces sucede así, cuando estamos preparados para servirle, Dios nos envía a un “desierto” y nos pone a prueba para la tarea. Sin embargo, no hay que confundir el “poner a prueba” con el hacer un daño. Dios puede ponernos en situaciones difíciles para ver si somos capaces de resistir la tentación, pero no va a dejar que seamos dañados sólo para ver si podemos hacer el trabajo, Dios no “prueba” con enfermedades, un cáncer, un accidente automovilístico, un ataque al corazón, un asalto violento, etc., no son pruebas de Dios, cada una de estas cosas puede tener su raíz en diversos motivos que no vamos a analizar ahora, pero no son “pruebas” de Dios. Cuando Dios nos pone a prueba no es dañándonos, no es así el amor de un Padre por Sus hijos.

Siguiendo con el relato de las tentaciones de Jesús, lo que vemos también en estos dos primeros versículos es que quien se acercó a Jesús para tentarle fue “el Diablo”. El Diablo es el gran enemigo espiritual de Dios, es llamado de distintas formas en la Biblia, Apocalipsis 12:9 nos dice que es llamado “gran dragón, la serpiente antigua… Diablo y Satanás”. Estos son sólo algunos de los nombres que se le dan a este ser espiritual en la Biblia.

La palabra “Diablo” es en griego la palabra diabolos, que significa “calumniador, acusador, adversario, chismoso”. Cuando se menciona al Enemigo de Dios como “Diablo” se lo hace para enfatizar su aspecto de calumniador. En este caso, intentó calumniar a Dios, poniendo en duda aquello que Dios declaró a Jesús (que él era Su hijo amado) y poniendo en duda la palabra de Dios y la misión de Jesús, como veremos a continuación.

Mateo 4:3-4 (RVA)
(3) El tentador se acercó y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
(4) Pero él respondió y dijo: —Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Lucas 4:3-4 (RVA)
(3) Entonces el diablo le dijo: —Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se haga pan.
(4) Jesús le respondió: —Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre.


En ambos casos, la primera tentación relatada es a convertir piedra en pan. Lucas dice que fue “el Diablo” quien le habló, mientras que Mateo habla de “el tentador”. Por supuesto, ambos se refieren al mismo ser. En Mateo 4:3, la palabra que se traduce “tentador” en griego es un verbo, que debería traducirse “que lo estaba tentando”, indicando una acción que está en curso. En otras palabras, esta palabra griega nos está indicando que para cuando el Diablo se acercó a Jesús en Mateo 4:3, él ya lo había estado tentando, era un proceso ya en curso y no algo que recién comenzaba.

Otro detalle a tener en cuenta aquí es que en el relato de Mateo el Diablo dice: “…di que estas PIEDRAS”, en plural, mientras que en el relato de Lucas dice: “…di a esta PIEDRA”, en singular. En el texto griego, en el relato de Mateo la palabra “pan” también está en plural, debería leerse “panes”.

Además, en la respuesta de Jesús en Lucas, leemos que Jesús dijo solamente “No sólo de pan vivirá el hombre”, mientras que en el relato de Mateo agregó: “…sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

Aunque los relatos parecen idénticos, al prestar atención a los detalles vemos que tienen sus diferencias. Pero antes de seguir leyendo, pensemos en la lección de estos pasajes: El Diablo no le dijo a Jesús “si realmente tienes mucha hambre haz que las piedras se conviertan en panes”, sino que comenzó con la frase “Si eres Hijo de Dios”. Esta es una frase clave, porque nos muestra cuál fue el centro de ataque del Diablo, él quería que Jesús dudara de su condición de hijo de Dios. “¿Cómo es que puedes estar pasando hambre si eres hijo de Dios?” “Si eres hijo de Dios deberías poder convertir la piedra en pan” ¿Cuántas veces también recibimos este tipo de tentación? “Si eres hijo de Dios ¿por qué estás enfermo?”; “Si eres hijo de Dios ¿por qué tienes necesidad?”; “Si eres hijo de Dios ¿cómo es que no se manifiesta el poder de Dios en tu vida?” El Diablo siempre buscará la forma de hacernos dudar de que somos hijos de Dios.

Pero Jesús sabía quién era y que las circunstancias no determinaban su identidad. Jesús respondió “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Poco antes de la tentación, de la “boca de Dios” habían salido las palabras: “Este es Mi hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17). Jesús no necesitaba convertir la piedra en pan para creer que era hijo de Dios, porque sabía que Dios no miente y de la “boca” de Dios había salido la declaración de que él era hijo de Dios. Del mismo modo, siempre debemos tener en cuenta que nuestra condición no determina nuestra identidad espiritual, podemos estar en grandes dificultades, pero si hemos aceptado a Jesús como nuestro Señor y Salvador, somos hijos de Dios, las palabras que salieron de Dios al inspirar a los apóstoles nos confirman esto (Ro. 8:14-21; 10:9-10; Gá. 3:26; 4:6; 1 Jn. 3:1-10).

Sigamos leyendo el relato:

Mateo 4:5-11 (RVA)
(5) Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, le puso de pie sobre el pináculo del templo,
(6) y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, échate abajo, porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra.
(7) Jesús le dijo: —Además está escrito: No pondrás a prueba al Señor tu Dios.
(8) Otra vez el diablo le llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria.
(9) Y le dijo: —Todo esto te daré, si postrado me adoras.
(10) Entonces Jesús le dijo: —Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás.
(11) Entonces el diablo le dejó, y he aquí, los ángeles vinieron y le servían.

Lucas 4:5-14 (RVA)
(5) Al llevarle a una altura, le mostró todos los reinos de la tierra en un momento.
(6) Y el diablo le dijo: —A ti te daré toda autoridad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y la doy a quien yo quiero.
(7) Por esto, si tú me adoras, todo será tuyo.
(8) Respondiendo Jesús, le dijo: —Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.
(9) Y le llevó a Jerusalén y le puso de pie sobre el pináculo del templo, y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo.
(10) Porque escrito está: A sus ángeles dará órdenes acerca de ti para que te guarden,
(11) y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra.
(12) Respondiendo Jesús le dijo: —Dicho está: No pondrás a prueba al Señor tu Dios.
(13) Cuando el diablo acabó toda tentación, se apartó de él por algún tiempo.
(14) Entonces Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y su fama se difundió por toda la tierra de alrededor.

Como ya había señalado, estos dos relatos parecen tener invertidos los acontecimientos uno con respecto al otro. Más allá de esta notable diferencia, veremos otros puntos de diferencia aquí.


Mateo 4:5-7 (RVA)
(5) Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, le puso de pie sobre el pináculo del templo,
(6) y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, échate abajo, porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra.
(7) Jesús le dijo: —Además está escrito: No pondrás a prueba al Señor tu Dios.

Lucas 4:9-12 (RVA)
(9) Y le llevó a Jerusalén y le puso de pie sobre el pináculo del templo, y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo.
(10) Porque escrito está: A sus ángeles dará órdenes acerca de ti para que te guarden,
(11) y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra.
(12) Respondiendo Jesús le dijo: —Dicho está: No pondrás a prueba al Señor tu Dios.

Aquí también vemos una sutil diferencia entre las tentaciones. En el relato de Lucas, tenemos añadidas las palabras “para que te guarden” (versículo 10), las cuales no están en el relato de Mateo. Es una diferencia sutil, pero es una diferencia.

Ahora bien, lo que aprendemos de estas tentaciones es que nuevamente el objeto de la tentación del Diablo era la identidad de Jesús como hijo de Dios. Otra vez en Diablo comienza la tentación diciendo “Si eres Hijo de Dios” y esta vez el Diablo justifica la tentación diciendo “escrito está” ¡El Diablo usó las Escrituras de Dios para tentar a Jesús! Pero veamos qué es lo que “escrito está”:

Salmos 91:9-12 (RVA)
(9) Porque a Jehovah, que es mi refugio, al Altísimo, has puesto como tu morada,
(10) no te sobrevendrá mal, ni la plaga se acercará a tu tienda.
(11) Pues a sus ángeles dará órdenes acerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos.
(12) En sus manos te llevarán, de modo que tu pie no tropiece en piedra.

Nada dice este texto de que alguien podría arrojarse desde un lugar alto para que los ángeles de Dios lo rescaten. El texto nos dice: “que tu pie no tropiece en piedra”, lo cual indica que el cuidado de los ángeles es en cuanto al andar, seguramente si Jesús se hubiese tirado desde el pináculo del templo no habría encontrado piedras de tropiezo en el camino. El Diablo intentó usar las Escrituras, pero las usó de un modo muy fuera de contexto. Leamos nuevamente las citas bíblicas en cuestión:

Salmos:
Pues a sus ángeles dará órdenes acerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos. En sus manos te llevarán, de modo que tu pie no tropiece en piedra.

Lucas:
A sus ángeles dará órdenes acerca de ti para que te guarden, y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra.

Mateo:
A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra.

Notemos que en el relato de Lucas el Diablo cita las palabras “para que te guarden”, pero omite las palabras “en todos tus caminos”, claramente buscando confundir a Jesús. En el relato de Mateo el Diablo ni siquiera cita toda esta frase. Podemos suponer que estas omisiones no se deben a un “olvido” de parte del Diablo, sino a la intención deliberada de ocultar el sentido real del texto que estaba citando. El contexto de Salmos es la protección de Dios en el camino de aquellos que se refugian en Él, mientras que el Diablo quiso hacer creer a Jesús que esa protección de Dios sería válida también si él ponía a prueba a Dios y se arrojaba desde la altura. Jesús sabía que Dios lo estaba cuidando, pero también sabía que no debía poner a prueba a Dios, por eso respondió: “Además está escrito: No pondrás a prueba al Señor tu Dios”. Si Jesús se arrojaba, habría puesto a prueba a Dios y hubiese cometido pecado.

La lección aquí es que el Diablo incluso puede intentar usar las Escrituras para poner a prueba a los creyentes, por eso es necesario no sólo conocer algunos versículos aislados, sino conocer en mensaje general de las Escrituras, el corazón de Dios a través del mensaje bíblico y también conocer los textos de la Biblia en sus contextos adecuados para tener una interpretación y aplicación correcta de éstos.

La siguiente tentación a Jesús relatada por Mateo es ésta:

Mateo 4:8-10
(8) Otra vez el diablo le llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria.
(9) Y le dijo: —Todo esto te daré, si postrado me adoras.
(10) Entonces Jesús le dijo: —Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás.

Lucas 4:5-8
(5) Al llevarle a una altura, le mostró todos los reinos de la tierra en un momento.
(6) Y el diablo le dijo: —A ti te daré toda autoridad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y la doy a quien yo quiero.
(7) Por esto, si tú me adoras, todo será tuyo.
(8) Respondiendo Jesús, le dijo: —Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.

En esta ocasión, vemos que en el relato de Mateo se dice que el Diablo le mostró a Jesús “todos los reinos del mundo y su gloria”, por otro lado, Lucas dice que le mostró “todos los reino de la tierra en un momento”. En Mateo, la palabra “mundo” es en griego kosmos, que significa “el mundo organizado”, “el arreglo del mundo”, se refiere a todo lo que los seres humanos organizaron sobre este mundo. En Lucas la palabra “tierra” es en griego oikomenë, que significa “la tierra habitada”, es la parte de la tierra ocupada por la humanidad. Lucas además dice que el Diablo mostró esto en “un momento”. Esta palabra, “momento”, es en griego stigmë, que es una palabra que sólo se usa aquí en toda la Biblia y significa “momento, instante”. Difícilmente Jesús podría haber visto desde un solo lugar todos los reinos de la Tierra habitada en un solo momento, esto nos hace pensar que lo que hizo el Diablo fue crear una visión, una imagen de todos los reinos de la Tierra frente a Jesús ¡Impresionante despliegue!

En el relato de Mateo, el Diablo luego dice “todo esto te daré si postrado me adoras”, refiriéndose a los reinos del mundo y su gloria. Por otro lado, según Lucas el Diablo le dijo “a ti te daré la AUTORIDAD y la gloria de ellos” y agrega: “porque a mí me ha sido entregada y la doy a quien quiero”. Aunque el Diablo es un mentiroso, no hay razón para creer que haya mentido al decir que a él le fue entregada la autoridad sobre todas esas cosas. En 2 Corintios 4:4 se habla de “el dios de esta era” cegando el entendimiento de los creyentes, lo cual claramente indica que se trata del Diablo. El Diablo tiene el control de todos los gobiernos del mundo, no vamos a analizar en detalle aquí cómo es que obtuvo esta autoridad, pero lo cierto es que la tiene. Por supuesto, él no es dueño de la Tierra, la Tierra es de Dios (Salmos 24:1), sin embargo, Dios dio al ser humano la autoridad para administrar y gobernar sobre la tierra y éste transfirió esa autoridad al Diablo, como Dios es justo, no podía arrebatar esa autoridad de forma directa, sino que tuvo que hacerlo por medio de otro ser humano, la obra redentora de Jesús no sólo implica la redención humana, sino también la recuperación de esa autoridad dada al Diablo, la cual se verá plenamente en el futuro, cuando Jesús reine.

Lo notable aquí es que en esta tentación del Diablo el centro ya no es la identidad de Jesús como “hijo de Dios”, sino que estaba enfocada en la misión central de Jesús. Dios había prometido en las Escrituras que enviaría a un Salvador el cual gobernaría sobre la Tierra en un reino de paz y justicia. Jesús era ese hombre enviado por Dios, sin embargo, Jesús sabía que para hacer esta tarea debería sufrir y morir para la humanidad. El Diablo estaba ofreciéndole la posibilidad de reinar sobre el mundo sin tener que pasar previamente por sufrimiento y muerte. El Diablo estaba ofreciendo a Jesús algo similar a lo que Dios había prometido. Por supuesto, lo más probable es que el Diablo no iba a cumplir su palabra, pero aún si Jesús hubiese allí recibido todos los reinos del mundo, su reinado sólo podría ser posible en el tiempo en que viviera como humano y no podría haber redimido a la humanidad. Más aún, la Biblia nos cuenta que ahora Jesús ha sido exaltado a la diestra de Dios con toda autoridad y poder y señorío, por lo cual Dios le dio mucho más de lo que el Diablo le ofreció.

Esto nos muestra un tercer aspecto de las tentaciones del Diablo a los creyentes: buscar el camino fácil a la prosperidad y la felicidad. El Diablo apela a nuestro egoísmo y nuestro deseo de ser felices y prósperos sin tener que esforzarnos demasiado y así lanza sus ataques. De Jesús podemos aprender la lección de que aunque a veces el camino a seguir en la voluntad de Dios se torne difícil, la recompensa al final es mucho más grande de lo que esperamos e imaginamos.

Jesús tuvo en claro que la voluntad de Dios era buena, agradable y perfecta y por eso decidió no adorar ni servir al Diablo, y respondió nuevamente con lo que está escrito: “Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”.

Ahora observaremos el final de ambos relatos y veremos que allí tenemos la clave para comprender cómo reconciliar las diferencias entre ambos relatos:

Mateo 4:10-11 (RVA)
(10) Entonces Jesús le dijo: —Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás.
(11) Entonces el diablo le dejó, y he aquí, los ángeles vinieron y le servían.

Lucas 4:12-13 (RVA)
(12) Respondiendo Jesús le dijo: —Dicho está: No pondrás a prueba al Señor tu Dios.
(13) Cuando el diablo acabó toda tentación, se apartó de él por algún tiempo.

Mateo nos dice que Jesús ordenó a Satanás irse de allí, Lucas no dice nada sobre esto. Además, Mateo nos dice que: “entonces el diablo le dejó, y… los ángeles vinieron y le servían”, mientras que Lucas nos dice que “Cuando el diablo acabó toda tentación, se apartó de él por algún tiempo”. Estos versículos son la clave, nos muestran que el Diablo se acercó dos veces a Jesús y en cada vez lo tentó tres veces, en otras palabras, el Diablo tentó seis veces a Jesús y no sólo tres. Las tres primeras tentaciones son la relatadas por Lucas, luego el Diablo le dejó “por un tiempo” y volvió para tentarlo otras tres veces, que son las que relata Mateo. Cronológicamente las tentaciones se sucedieron así:

1)      Lc. 4:1-4 - El Diablo se acerca a Jesús y lo tienta a convertir una piedra (en singular) en pan (en singular) y Jesús responde “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre”.
2)      Lc. 4:5-8 – El Diablo le muestra todos los reino de la tierra habitada en un instante y le ofrece toda la autoridad y gloria de ellos si Jesús le adoraba, también aclara que a él le fue dada esta autoridad. Jesús responde: “Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”.
3)      Lc. 4:9-13: El Diablo lleva a Jesús al pináculo del templo de Jerusalén y le tienta a echarse abajo citando las Escrituras: “A sus ángeles dará órdenes acerca de ti para que te guarden, y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra”. Aquí el Diablo cita las palabras “para que te guarden”, omitiendo “en todos tus caminos”. Jesús respondió: “No pondrás a prueba al Señor tu Dios”. Después de este episodio, el Diablo se alejó de Jesús “por algún tiempo” y luego vuelve a tentarlo.
4)      Mt. 4:1-4: Aquí se nos da el detalle de que se acercó a Jesús “el que le estaba tentando”, mostrándonos un proceso en curso y no algo que recién inicia. El Diablo vuelve a tentar a Jesús a través de su deseo de comer. En esta ocasión le dice que convierta “las piedras” (en plural) en “panes” (también en plural). Jesús respondió más contundentemente que la primera vez: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (En la primera tentación Jesús no dijo: “sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Vemos aquí a Jesús con una postura aún más fuerte que la primera vez.
5)      Mt. 4:5-7: El Diablo vuelve a llevarlo hasta el pináculo del templo y vuelve a tentar a Jesús a arrojarse desde esa altura. Esta el Diablo vuelve a citar las Escrituras, pero en forma diferente: “A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra”. En esta ocasión, el Diablo omite por completo la parte que dice “para que te guarden en todos tus caminos”, quizá para hacer más verosímil su tentación. Jesús respondió: “No pondrás a prueba al Señor tu Dios”.
6)      Mt. 4:8-11: En esta ocasión el Diablo le lleva a un monte muy alto y le muestra todos los reinos de mundo organizado (kosmos) y su gloria y le ofrece todo eso a cambio de adorarle postrado. Jesús esta vez responde no sólo con las Escrituras, sino que le ordena (probablemente por revelación de Dios) que se vaya: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás”. Luego de estas palabras el Diablo le dejó definitivamente y vinieron ángeles a servir a Jesús.


La lección que nos dejan estos relatos, además de las que ya hemos visto, es que el Diablo puede repetir sus tentaciones para con los hijos de Dios. En la mayoría de los casos, el Diablo no se presentará personalmente a tentar a las personas, con la caída de Adán él ha logrado alterar el interior del ser humano de modo que las tentaciones provienen de nuestro propio interior (Stg. 1:13-15; Ro. 7:14-25; Gá. 5:16-17). Pero la forma en que somos tentados es igual, ya sea que la tentación venga directo del Diablo, o del entorno del mundo incrédulo, o de nuestros deseos internos pecaminosos. La tentación va a centrarse siempre en hacernos dudar de nuestra identidad espiritual como hijos de Dios, podemos dudar a causa de la falta de poder de Dios en nuestras vidas, a falta de respuesta para una oración determinada, podemos dudar a causa de una incorrecta interpretación de las Escrituras, sacada de contextos, o podemos ser tentados a obtener los placeres del mundo sin el esfuerzo y conducta apropiada para alcanzarlos.

Además, es posible que pasemos por tiempos de gran tentación, luego un breve momento de tranquilidad y luego aún más tentación, el Diablo puede perfeccionar las tentaciones, pero el ataque normalmente se enfoca en las mismas áreas, él no tentó a Jesús en tres áreas diferentes la segunda vez que se acercó, fueron tentaciones similares. Esto es porque el Diablo conoce lo que somos e intenta atacarnos en los puntos críticos, cada uno de nosotros tenemos áreas de mayor fortaleza y áreas de mayor debilidad, cada uno de nosotros tenemos características y funciones distintas y distintos llamamientos de parte de Dios. El Calumniador, el Enemigo de Dios, buscará siempre hacer foco en nuestras áreas débiles y apartarnos de nuestra función dentro del Cuerpo de Cristo y hay que estar atentos. Una vez que hayamos resistido, Dios dará la victoria.

Efesios 6:12-13 (RVA)
(12) porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales.
(13) Por esta causa, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haberlo logrado todo, quedar firmes.





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