Introducción
¿Llama tu atención el título? ¡Esa es la intención!
En estos días se está haciendo cada vez más frecuente ver
títulos como éstos en instituciones, páginas de Internet, anuncios
clasificados, redes sociales, etc. Los curos de liderazgo son cada vez más
populares y se han vuelto populares incluso en los ámbitos cristianos.
Si una iglesia o lugar de congregación cristiano coloca un
cartel con la lectura “Curso de
liderazgo” o “Entrenamiento de líderes”,
es casi seguro que la sala se llenará de gente interesada en tomar ese curso,
pero si el lugar se coloca un cartel con la lectura “Curso de estudio bíblico”
o “Entrenamiento en el mensaje del evangelio del reino de Dios”, probablemente
la sala quede vacía. Esto nos lleva a la siguiente pregunta ¿por qué sucede
esto?
Hay muchos factores que pueden influir en la mente de una
persona como para sentirse más atraída a participar de un curso de liderazgo
que de uno de estudio bíblico y no quiero ser en extremo simplista con esto.
Sin embargo, creo que hay un factor en particular que está presente en la
mayoría de los casos: todos queremos ser líderes.
Creados para gobernar
Fuimos creados por
Dios para reinar sobre Su creación, Adán y Eva tuvieron originalmente el
dominio sobre la Tierra (Gn. 1:22, 28) y desde siempre el deseo de Dios fue que
el ser humano reine sobre la Tierra (Gn. 9:1). De hecho, en el futuro reino de
Dios sobre la Tierra, Jesús será el máximo Rey después de Dios y los hijos de
Dios serán reyes sobre la tierra (Ap. 5:10; 20:6; 2 Ti. 2:12; Ro. 5:17). Es
evidente que desde la creación hay algo dentro nuestro creado para reinar, para
gobernar y esto está presente en nosotros aún después de la caída de Adán.
Originalmente el dominio dado por Dios al ser humano era sobre los animales y
cosas creadas y no de una persona sobre otra, sin embargo, con la caída muchas
cosas diseñadas por Dios de un modo perfecto fueron alteradas por el
Adversario, el Diablo y este deseo intrínseco de gobierno ha sido también
trastocado y llevado a un punto insano.
Hay un deseo intrínseco en el ser humano de recibir honor y
quizá por eso tantas personas están interesadas en tener liderazgo. La mayoría
de las personas quisieran ser vistas, recibir aplausos y felicitaciones, tener
el reconocimiento de los demás y muchas también quieren tener gente atrás que
los siga en su camino. Estas cosas no son malas en sí mismas, pero deben estar
puestas en su lugar correcto, de lo contrario no funcionarán en pro de la
voluntad de Dios.
Como cristianos, nuestra búsqueda debe estar siempre puesta
en hacer la voluntad de Dios, y el modo en que conocemos la voluntad de Dios es
a través de la lectura y consideración de las Santas Escrituras, con oración a
Dios. Es así que, para comprender si el liderazgo es algo deseable o no delante
de Dios, debemos analizar qué nos enseñan las Escrituras al respecto.
¿Qué es un líder?
Algunos movimientos cristianos modernos rechazan
completamente toda forma de liderazgo y parte de sus argumentos es que la
palabra “líder” no aparece en la Biblia. Si bien es cierto que la palabra
“líder” y “liderazgo” no está presente en las versiones de la Biblia al español
más utilizadas, hay que comprender que el que una palabra española no se use en
una traducción de la Biblia no significa que el CONCEPTO que encierra esa
palabra no esté presente en las Escrituras. La versión más usada de la Biblia
en ámbitos evangélicos / protestantes es la versión Reina-Valera de 1960,
muchas otras versiones de la Biblia posteriores tienen su base en esta versión,
la cual a su vez se basa en una traducción hecha por Casiodoro de Reina en el
siglo 16. Si bien esa traducción original fue posteriormente revisada varias
veces, el vocabulario original no ha sido modificado mucho. En aquella época,
la palabra española “líder” no era muy utilizada, así que no sería la primera
opción de traducción si alguna palabra griega equivalente apareciera en las
copias antiguas de la Biblia. Así que, lo primero que haremos será esclarecer
qué es un “líder”, según nuestro uso cotidiano del idioma español.
En el diccionario de la Real Academia Española, encontramos
la siguiente definición de “líder”:
Líder:
(Del ingl. leader, guía). 1. com. Persona a la
que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora. 2. com. Persona o
equipo que va a la cabeza de una competición deportiva. 3. com. Construido en
aposición, indica que lo designado va en cabeza entre los de su clase.
Lo primero que llama la atención es que la palabra origen es en inglés:
leader, que significa “guía”. Es así
que la palabra “guía” es la que básicamente define a un líder. La primera
definición dada por este diccionario es la de una “persona a la que un grupo
sigue, reconociéndola como jefe u orientadora”, lo cual coincide con la
actividad de un guía, es alguien que guía a otros en un camino determinado. La
segunda y tercera acepción tienen relación con ir al frente o a la cabeza en un
área o actividad determinada.
Es así que “liderazgo” o “liderato” refiere a la condición de un líder,
es la posición que ocupa aquél que está guiando o conduciendo a un grupo de
personas, otra forma de definirlo sería la “conducción”. Básicamente, entonces,
un “líder” es una persona que marca un camino o dirección, o ayuda a otros a
transitar en esa dirección.
Liderazgo en la Biblia
Ahora que tenemos una definición clara de lo que es un “líder” conforme
al uso cotidiano de nuestro lenguaje, busquemos en la Biblia para saber si
existe el concepto de liderazgo allí y qué podemos aprender a partir de las
palabras que han sido inspiradas por nuestro Padre celestial.
Hebreos 13:16-17 (RVA) [1]
(16) No os olvidéis de hacer el bien y de
compartir lo que tenéis, porque tales sacrificios agradan a Dios.
(17) Obedeced a vuestros dirigentes y someteos a ellos, porque ellos velan por vuestras
almas como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría y sin
quejarse, pues esto no os sería provechoso.
La palabra aquí traducida como “dirigentes” es
traducida en otras versiones como “pastores”, sin embargo, “dirigentes” es una
mejor traducción. La palabra en el texto griego es hegeomai, que significa “gobernador, líderes, dirigente”, refiere
primariamente a alguien que toma decisiones de importancia en un grupo. Aquí la
Biblia no sólo reconoce que hay dirigentes o líderes en una reunión de
cristianos, sino que da la orden de obedecerles. Esta instrucción suele tener
detractores desde dos extremos opuestos, están los que hacen caso omiso a esta
instrucción y enseñan que el único “líder” de la Iglesia es Cristo y no puede
haber otro líder en una congregación, y están aquellos que usan este versículo
para imponer una excesiva autoridad en una reunión de creyentes, sometiendo a
su voluntad a los participantes de una reunión. En mi estudio “Obedeced
a vuestros pastores” he tratado este texto en detalle. Allí explico que
la palabra para “obedeced” es en griego peitho,
que implica el ser persuadidos por alguien y, consecuentemente, actuar en
obediencia a esa persona. La instrucción no es a someterse ciegamente a un líder
de una congregación, sino a reconocer la autoridad de alguien que sabe más y
tiene mejor capacidad para tomar decisiones y, en caso de haber sido
persuadidos por su conocimiento, entendimiento y sabiduría, seguir sus
sugerencias o consejos. Es una obediencia voluntaria que se produce por confiar
en los consejos y enseñanzas de alguien que tiene mayor experiencia en el andar
con Dios, pero no implica una sujeción ciega y perpetua a una persona en
particular.
Pero veamos lo que Jesús dijo a un grupo de religiosos de la época:
Mateo 23:8-12
(RVA)
(8) “Pero vosotros, no seáis llamados Rabí;
porque uno solo es vuestro Maestro, y todos vosotros sois hermanos.
(9) Y no llaméis a nadie vuestro Padre en la
tierra, porque vuestro Padre que está en los cielos es uno solo.
(10) Ni os llaméis Guía, porque vuestro Guía
es uno solo, el Cristo.
(11) Pero el que es mayor entre vosotros será
vuestro siervo;
(12) porque el que se enaltece será humillado,
y el que se humilla será enaltecido.
Aquí Jesús dice que nadie debería ser llamado “rabí”,
“padre” o “guía”. Visto así, pareciera que Jesús está prohibiendo el liderazgo,
sin embargo, esto contradice a lo que previamente vimos en el libro de Hebreos
¿cómo resolvemos esta contradicción?
Bien, lo primero que haremos será informarnos
con más detalle acerca del sentido de cada una de estas palabras.
La palabra “Rabí”: En el texto griego,
la palabra traducida como “Rabí” es rabbi,
que es una palabra de raíz hebrea que significa “el grande” o también “mi señor”,
y era un título de respeto que usaban los líderes religiosos judíos de la
época, esta palabra pasó a usarse para referirse a un extraordinario maestro de
la ley, un maestro de gran conocimiento y sabiduría. La palabra griega para “maestro”,
en el versículo 8, es didaskalos, que
refiere a un maestro o alguien que enseña. En Juan 1:38, Juan dice que “Rabí”
significa “maestro” (en griego didaskalos),
por lo cual se hace claro que ambas palabras tienen un mismo sentido.
La palabra “Padre”: la palabra griega
para “padre” es patër, que significa
primariamente “padre, progenitor, antecesor”, luego toma el sentido de “originador,
iniciador”; se usaba también como título de respeto para referirse a aquél que
había traído el conocimiento inicial a una persona, o que la había ayudado a
crecer mentalmente o espiritualmente.
La palabra “guía”: esta palabra es en griego kathëgëtës, que refiere a un líder,
alguien que guía en el camino a seguir.
Todo parece indicar que Jesús no quería que
nadie sea llamado “maestro”, ni “padre”, ni “guía” (o “líder”). Sin embargo, si
esto fuera así, estaría en directa contradicción con otros textos de la Biblia,
por ejemplo, el apóstol Pablo dice que Dios puso en la Iglesia a “maestros” (didaskalos), en 1 Co. 12:28 y Ef. 4:11,
también dijo él mismo ser un maestro, en 1 Ti. 2:7 y 2 Ti. 1:11. Además, Pablo
mismo también dijo ser “padre” espiritual de los corintios, en 1 Co. 4:15. Si
Jesús habló en contra de estas funciones, Pablo habría estado totalmente
desalineado con el mandato de Jesús. Entonces ¿cómo se entiende todo esto?
Siempre que queramos aprender el sentido de un pasaje
de las Escrituras debemos tener en mente que toda la Escritura fue inspirada
por Dios y, por consiguiente, no pudo tener errores y contradicciones en su
original, los errores y contradicciones se generan básicamente en tres áreas:
1) problemas
de transmisión en las copias antiguas de la Biblia; 2) problemas
de traducción de los textos hebreos y griegos; 3) problemas
en nuestro entendimiento de lo que estamos leyendo.
En este caso no hay mayores problemas de transmisión
o traducción de estos versículos, sino en nuestro entendimiento del texto.
Siempre tenemos que tener en mente que cada
texto debe ser comprendido en su contexto, así que debemos leer más atrás y
más adelante para comprender el tema general de lo que trata la porción que
estamos estudiando.
Mateo 23:1-12
(RVA)
(1) Entonces habló Jesús a la multitud y a
sus discípulos,
(2) diciendo: “Los escribas y los fariseos
están sentados en la cátedra de Moisés.
(3) Así que, todo lo que os digan hacedlo y
guardadlo; pero no hagáis según sus obras, porque ellos dicen y no hacen.
(4) Atan cargas pesadas y difíciles de
llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos mismos no las
quieren mover ni aun con el dedo.
(5) Más bien, hacen todas sus obras para ser
vistos por los hombres. Ellos ensanchan sus filacterias y alargan los flecos de
sus mantos.
(6) Aman los primeros asientos en los
banquetes y las primeras sillas en las sinagogas,
(7) las salutaciones en las plazas y el ser
llamados por los hombres: Rabí, Rabí.
(8) “Pero vosotros, no seáis llamados Rabí;
porque uno solo es vuestro Maestro, y todos vosotros sois hermanos.
(9) Y no llaméis a nadie vuestro Padre en la
tierra, porque vuestro Padre que está en los cielos es uno solo.
(10) Ni os llaméis Guía, porque vuestro Guía
es uno solo, el Cristo.
(11) Pero el que es mayor entre vosotros será
vuestro siervo;
(12) porque el que se enaltece será humillado,
y el que se humilla será enaltecido.
¿Qué es lo que comienza enseñando Jesús aquí? Él
comienza hablando acerca de la conducta de los escribas y fariseos de su época.
Los escribas eran hombres que escribían (de allí su nombre), ellos copiaban los
textos hebreos (y probablemente también las traducciones al griego) de la ley y
todo lo que hoy conocemos como “Antiguo Testamento”. Los fariseos eran los miembros
de una de las sectas religiosas judías de mayor popularidad en los tiempos de
Jesús. Había otras denominaciones judías como la de los saduceos, los esenios,
los zelotes, y otras más, pero los fariseos eran parte de la “religión” o “denominación”
más aceptada o con más seguidores en los tiempos de Jesús. Jesús comienza diciendo
que éstos religiosos estaban “sentados en la cátedra de Moisés” (esto quiere
decir que enseñaban acerca de la ley de Moisés), pero ellos no actuaban
conforme a las enseñanzas de Moisés.
En el versículo 4 Jesús comienza a dar una
pequeña “lista” de cosas que estos hombres hacían y que no eran correctas
delante de Dios. Ellos imponían a sus seguidores cargas difíciles que ellos
mismos no estaban dispuestos a cumplir, y las “buenas obras” que hacían, las
hacían no de buen corazón, sino para “ser vistos” por los demás. Ellos no
amaban a Dios y al pueblo de Dios, sino que amaban: los primeros asientos en
los banquetes y las primeras sillas en las sinagogas, en otras palabras, amaban
el reconocimiento y la honra más que a Dios y por eso les encantaba que venga
la gente y les diga “Rabí, Rabí”.
Es en este contexto, que aparecen las
palabras que Jesús les dijo a sus discípulos y que estuvimos estudiando. Los versículos
8 al 10 no son una prohibición a cubrir puestos de maestros, líderes o mentores
en el ámbito espiritual, sino a no
buscar el reconocimiento humano a través de esos títulos (u otros). Jesús
no estaba proponiendo una anarquía espiritual en la Iglesia, sino que estaba
diciendo que los verdaderos servidores de Dios no buscan ostentar títulos, sino
servir a la gente, ayudarlas en su relación espiritual con Dios. Un verdadero
líder espiritual no busca la exaltación de sí mismo, sino la de Dios, aunque
esto implique que él mismo tenga que ser humillado.
Sigamos leyendo las palabras de Jesús:
Mateo 23:13-28
(RVA)
(13) “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres. Pues
vosotros no entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando.
(14) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! Porque devoráis las casas de viudas y como pretexto hacéis largas
oraciones. ¡Por esto recibiréis mayor condenación!
(15) “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! Porque recorréis mar y tierra para hacer un solo prosélito; y
cuando lo lográis, le hacéis un hijo del infierno dos veces más que vosotros.
(16) “¡Ay de vosotros, guías ciegos! Pues
decís: ‘Si uno jura por el santuario, no significa nada; pero si jura por el
oro del santuario, queda bajo obligación.’
(17) ¡Necios y ciegos! ¿Cuál es más
importante: el oro o el santuario que santifica al oro?
(18) O decís: ‘Si uno jura por el altar, no
significa nada; pero si jura por la ofrenda que está sobre el altar, queda bajo
obligación.’
(19) ¡Ciegos! ¿Cuál es más importante: la
ofrenda o el altar que santifica a la ofrenda?
(20) Por tanto, el que jura por el altar, jura
por el altar y por todo lo que está sobre él.
(21) Y el que jura por el santuario, jura por
el santuario y por aquel que habita en él.
(22) Y el que jura por el cielo, jura por el
trono de Dios y por aquel que está sentado sobre él.
(23) “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! Porque entregáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino;
pero habéis omitido lo más importante de la ley, a saber, el juicio, la
misericordia y la fe. Era necesario hacer estas cosas sin omitir aquéllas.
(24) ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito
pero tragáis el camello!
(25) “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! Porque limpiáis lo de afuera del vaso o del plato, pero por dentro
están llenos de robo y de desenfreno.
(26) ¡Fariseo ciego! ¡Limpia primero el
interior del vaso para que también el exterior se haga limpio!
(27) “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados que, a la verdad, se
muestran hermosos por fuera; pero por dentro están llenos de huesos de muertos
y de toda impureza.
(28) Así también vosotros, a la verdad, por
fuera os mostráis justos a los hombres; pero por dentro estáis llenos de
hipocresía e iniquidad.
Como se ve claramente, Jesús no está reprochando
a los fariseos por ser maestros de la ley de Dios, sino porque actuaban con
total hipocresía, se mostraban como hombres “limpios”, pero por dentro estaban
llenos de toda impureza, hipocresía e iniquidad. El problema no es que hubiese “guías”
entre los fariseos, sino que eran guías ciegos guiando a otros ciegos. El
problema no era que laven los vasos, sino el que se ocuparan de lo exterior y
no se ocuparan del interior, que es más importante ¡Esto es lo que los hijos de
Dios no debemos tolerar: la hipocresía e iniquidad de los que se dicen “líderes
espirituales” pero sólo buscan el reconocimiento humano!
El pastor: guía de las ovejas
Uno de los más claros ejemplos de un líder o guía en la iglesia
cristiana es un pastor. Las Escrituras nos dicen:
Efesios 4:11-12 (RVA)
(11) Y él mismo constituyó a unos apóstoles, a
otros profetas, a otros evangelistas, y a otros pastores y maestros,
(12) a fin de capacitar a los santos para la
obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
Un pastor de ovejas es una persona que se dedica a cuidar a las ovejas,
“conducirlas” hacia los pastos frescos y protegerlas de los lobos u otros
depredadores. En los tiempos bíblicos los buenos pastores tenían un cuidado muy
especial por sus ovejas:
Mateo 18:12-14 (RVA)
(12) ¿Qué os parece? Si algún hombre tiene
cien ovejas y se extravía una, ¿acaso no dejará las noventa y nueve en las
montañas e irá a buscar la descarriada?
(13) Y si sucede que la encuentra, de cierto
os digo que se goza más por aquélla que por las noventa y nueve que no se
extraviaron.
(14) Así que, no es la voluntad de vuestro
Padre que está en los cielos que se pierda ni uno de estos pequeños.
Un buen pastor haría lo que sea para no perder siquiera una sola oveja,
incluso arriesgaría su vida al cuidado de sus ovejas. David es un ejemplo de un
buen pastor de ovejas, fíjense lo que él hizo de joven, cuando tenía que cuidar
las ovejas de su familia:
1 Samuel 17:34-36 (RVA)
(34) David respondió a Saúl: —Tu siervo ha
sido pastor de las ovejas de su padre. Y cuando venía un león o un oso y tomaba
alguna oveja del rebaño,
(35) yo salía tras él, lo hería y la rescataba
de su boca. Si se levantaba contra mí, yo lo agarraba por la melena, lo hería y
lo mataba.
(36) Fuese león o fuese oso, tu siervo lo
mataba. Ese filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha desafiado a
los escuadrones del Dios viviente.
Aquí quiero aclarar que hay un pequeño error en la forma de traducir
estos versículos, en el 34, donde dice “venía” más adecuadamente debería
traducirse como “vino”, y la palabra “tomaba” como “tomó”. No es que cada vez que
venía un león o un oso David se le enfrentaba, sino que en una oportunidad vino
un león y en otra oportunidad vino un oso y David enfrentó a los dos animales
para cuidar a sus ovejas. Se calcula que David aquí tendría alrededor de 17
años, es casi seguro que tenía menos de 20 años cuando habló estas palabras,
pero ya en ese entonces tenía un gran sentido de la responsabilidad por las
ovejas de su padre y arriesgó su vida varias veces para protegerlas.
David tomaba muy en serio su función de pastor, por eso pudo también
tener la total certeza de que Dios lo cuidaría siempre, y así es que, inspirado
en el oficio, escribió el salmo más conocido entre el judaísmo y el
cristianismo hasta el presente:
Salmos 23:1-6 (RVA)
(1 Jehovah
es mi pastor; nada me faltará.
(2) En prados de tiernos pastos me hace
descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce.
(3) Confortará mi alma y me guiará por sendas
de justicia por amor de su nombre.
(4) Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Tu vara y tu cayado me
infundirán aliento.
(5) Preparas mesa delante de mí en presencia
de mis adversarios. Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
(6) Ciertamente el bien y la misericordia me
seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehovah moraré por días sin
fin.
Yahweh, Dios, es nuestro máximo ejemplo de un pastor, que conduce a sus
ovejas hacia aguas tranquilas y prados de tiernos pastos, que conforta nuestra
alma y nos guía por sendas de justicia. Dios, como pastor, cuida a los Suyos.
Dios nos da aliento, enseñanza, redargución y corrección, nos llena de
bendiciones, nos cubre con Su misericordia y al final, nos hará habitar junto
con Él para siempre, en una Tierra donde ya no habrá dolor, muerte y aflicción
(Ap. 22:1-5).
Jesús tomó ese mismo ejemplo de pastorado de Su Padre, y declaró lo
siguiente:
Juan 10:11-13 (RV-1960)
(11) Yo soy el buen pastor; el buen pastor su
vida da por las ovejas.
(12) Mas el asalariado, y que no es el pastor,
de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye,
y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
(13) Así que el asalariado huye, porque es
asalariado, y no le importan las ovejas.
Aquél que de verdad tiene la “pasta” de pastor, que ha sido llamado por
Dios para el cuidado de las personas y que se toma en serio su llamado, no huye
ante el peligro, sino que cuida las ovejas con su vida. Jesús dio su vida por
las ovejas de su Padre y hoy su ejemplo debería ser el estándar para todo
pastor. Ser un pastor, o ser un líder, no es un puesto para hacer alarde de
conocimiento bíblico, sino una función de gran responsabilidad que hay que
tomar muy seriamente. Aquellos que se hacen llamar “pastores” o “líderes” y no
cuidan a la gente, sino que buscan gloria y honra humana, deberían prestar mucha
atención a las palabras que Dios le transmitió a Ezequiel:
Ezequiel 34:1-31 (RVA)
(1) Entonces vino a mí la palabra de Jehovah,
diciendo:
(2) “Oh hijo de hombre, profetiza contra los
pastores de Israel. Profetiza y di a los pastores que así ha dicho el Señor
Jehovah: ‘¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso
los pastores no deben apacentar a las ovejas?
(3) Pero vosotros os coméis a las mejores de
ellas y os vestís con la lana. Degolláis a la oveja engordada, y no apacentáis
al rebaño.
(4) No fortalecéis a las ovejas débiles ni
curáis a las enfermas. No habéis vendado a la perniquebrada, ni habéis hecho
volver a la descarriada, ni habéis buscado a la perdida. Más bien, las habéis
dominado con dureza y con violencia.
(5) Ellas se han dispersado por falta de
pastor, y están expuestas a ser devoradas por todas las fieras del campo. Han
sido dispersadas;
(6) mis ovejas han andado descarriadas en
todos los montes y sobre toda colina alta. Mis ovejas han sido dispersadas por
toda la faz de la tierra, y no ha habido quien se preocupe de ellas ni quien
las busque.’
(7) Por eso, oh pastores, oíd la palabra de
Jehovah:
(8) “¡Vivo yo, dice el Señor Jehovah, que por
cuanto mis ovejas fueron expuestas a ser robadas o a ser devoradas por las
fieras del campo, por no tener pastor, y mis pastores no se preocuparon por mis
ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos y no apacentaron a mis
ovejas;
(9) por eso, oh pastores, oíd la palabra de
Jehovah.
(10) Así ha dicho el Señor Jehovah: ¡He aquí
yo estoy contra los pastores, y demandaré mis ovejas de sus manos! Haré que
dejen de apacentar a las ovejas, y ellos dejarán de apacentarse a sí mismos.
Libraré a mis ovejas de sus bocas, y no les servirán más de comida.”
(11) Ciertamente así ha dicho el Señor
Jehovah: “He aquí, yo mismo buscaré mis ovejas y cuidaré de ellas.
(12) Como el pastor cuida de su rebaño cuando
está entre las ovejas dispersas, así cuidaré de mis ovejas y las libraré en
todos los lugares a donde han sido dispersadas en el día del nublado y de la
oscuridad.
(13) Las sacaré de los pueblos, las reuniré de
los países y las traeré a su propia tierra. Las apacentaré en los montes de
Israel, en las quebradas y en todos los lugares habitados del país.
(14) En buenos pastos las apacentaré, y en los
altos montes de Israel tendrán su pastizal. Se recostarán en el buen pastizal,
y se apacentarán con pastos abundantes sobre los montes de Israel.
(15) Yo apacentaré mis ovejas y las haré
recostar, dice el Señor Jehovah.
(16) Buscaré a la perdida y haré volver a la
descarriada. A la perniquebrada vendaré, y fortaleceré a la enferma. Y a la
engordada y a la fuerte guardaré. Las apacentaré con justicia.
(17) “Pero en cuanto a vosotros, oh rebaño
mío, así ha dicho el Señor Jehovah, he aquí que yo juzgo entre cordero y
cordero, entre los carneros y los machos cabríos.
(18) ¿Os parece poco que os apacentéis del
buen pastizal, para que tengáis que pisotear con vuestros pies lo que queda de
vuestros pastos, y que después de haber bebido las aguas tranquilas, tengáis
que enlodar el resto de ellas con vuestros pies?
(19) ¿Mis ovejas han de comer lo que vuestros
pies han pisoteado y han de beber lo que han enlodado vuestros pies?”
(20) Por tanto, así les ha dicho el Señor
Jehovah: “He aquí, yo mismo juzgaré entre el cordero engordado y el cordero
flaco.
(21) Por cuanto empujasteis con el costado y
con el hombro, y corneasteis con vuestros cuernos a todas las ovejas débiles
hasta dispersarlas lejos,
(22) yo libraré a mis ovejas, y nunca más
quedarán expuestas al pillaje. ¡Yo juzgaré entre cordero y cordero!
Muchos pseudo-líderes y pastores cristianos están enriqueciéndose con el
dinero, bienes y esfuerzo de las personas que tienen a cargo, construyen
grandes iglesias, montan impresionantes shows en las reuniones, compran automóviles,
camiones, casas, aviones, relojes de oro y muchas otras cosas mientras hay
ovejas que no tienen qué comer. Estos son los que comen, beben y engordan y
luego obligan a sus súbditos a comer el pasto enlodado, a hacer el trabajo y
sacrificio que ellos no están dispuestos a hacer. El juicio de Dios vendrá
sobre aquellos pastores que “engordaron” quitando la comida de las otras ovejas
y que “cornean” a las ovejas dispersándolas y alejándolas de Dios, el Gran
Pastor de nuestras almas.
Mateo 9:35-38 (RV-1960)
(35) Recorría Jesús todas las ciudades y
aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del
reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
(36) Y al ver las multitudes, tuvo compasión
de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen
pastor.
(37) Entonces dijo a sus discípulos: A la
verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
(38) Rogad, pues, al Señor de la mies, que
envíe obreros a su mies.
Muchas personas hay aún hoy que no han oído el
mensaje de salvación de Dios por medio de Jesucristo, el evangelio aún es
desconocido por muchos. Los verdaderos pastores, maestros, evangelistas y otros
servidores son muy necesarios aún en estos días, sobre todo a causa de la
cantidad de falsificadores que hay por todos lados. La mies aún es mucha, pocos
son los que toman el compromiso de todo corazón de servir a Dios y cuidar a las
ovejas con sus vidas. ¡Oremos al Señor de la mies que envíe más obreros!
Una consideración final
Lucas 22:25-27 (RVA)
(25) Entonces él les dijo: —Los reyes de las
naciones se enseñorean de ellas, y los que tienen autoridad sobre ellas son
llamados bienhechores.
(26) Pero entre vosotros no será así. Más
bien, el que entre vosotros sea el importante, sea como el más nuevo; y el que
es dirigente, como el que sirve.
(27) Porque, ¿cuál es el más importante: el
que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Sin
embargo, yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.
Jesús nos dejó el ejemplo, siendo el Mesías ungido por Dios, él
tenía todo el derecho de dar órdenes y ser servido por los demás, sin embargo,
él vivió para el servicio a Dios y el servicio a otros seres humanos, buscando
siempre llevar a las personas hacia la salvación y el conocimiento de la verdad
de Dios, llegando al punto de entregar su vida en una horrenda forma de muerte
con el fin de que ahora podamos recibir vida perpetua en la era futura como un
regalo de gracia de Dios por medio de la fe en Jesucristo.
Aquellos que anhelan ser líderes, tengan en cuenta que el liderazgo
de Jesús fue distinto al liderazgo mundano, la máxima expresión de su liderazgo
y pastorado fue su entrega en favor de las ovejas de Su Padre. El “curso de
liderazgo” que se nos presenta en la Biblia es un curso sobre cómo servir, es
un curso que nos entrena en amar a las personas al punto de sacrificar nuestros
deseos egoístas para dedicarnos a los deseos de nuestro Padre, es un curso en
el que aprendemos que la humillación es el camino a una más sublime exaltación,
que es la recompensa incorruptible que Dios nos dará cuando estemos cara a cara
con Él en el juicio final.
Quiero dedicar este estudio a los genuinos
líderes y pastores que hoy en día, en todo el mundo, entregan mucho de su
propia vida para anunciar el evangelio y en particular a Marcelo Duarte, un pastor
de Dios que tuvimos entre nosotros y hace poco fue a dormir, en espera del
despertar de nuestro Señor Jesucristo. Él fue un hombre que, aún con sus
defectos y errores, realmente daba todo por sus “ovejas”, siempre atento a las
necesidades, dando de su dinero, tiempo y esfuerzo para bendecir a otros
hermanos.
[1]
Las
citas de las Escrituras marcadas como “RVA” fueron tomadas de la versión “Reina Valera Actualizada”, revisión de 1989,
publicada por la Casa Bautista de Publicaciones.
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