En muchas religiones y denominaciones cristianas se
cree y enseña que cuando una persona se muere comienza una nueva forma de vida
espiritual. Algunos dicen que los “buenos” van al cielo y los “malos” al
infierno, otros dicen que las “almas” de los muertos siguen deambulando en la Tierra , o que pueden
“bajar” si alguien los invoca por medio de ciertos métodos o técnicas
especiales. Esta creencia está muy instaurada no sólo entre el cristianismo,
sino entre todas las personas en general, no es poco frecuente escuchar a
alguien decir “mi padre me está mirando desde el cielo” o ver personas que
“conversan” en el cementerio con los seres queridos que han muerto. Sin
embargo, veremos que las Escrituras de Dios nos enseñan que luego de la muerte
una persona queda en un estado inanimado, en otras palabras, queda “muerta”.
Leeremos algunos versículos que nos hablan acerca de
los muertos:
Juan 11:11-14
(11) Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo
Lázaro duerme; mas voy para despertarle.
(12) Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará.
(13) Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba
del reposar del sueño.
(14) Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha
muerto;
En este versículo vemos que Jesús figurativamente dijo
que Lázaro estaba “durmiendo”. Jesús sabía que Lázaro había muerto, pero el uso
de la expresión “duerme” da una idea gráfica de lo que él iba a hacer:
despertarlo.
1 Tesalonicenses 4:14-18
(NVI)
(14) ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así
también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él.
(15) Conforme a lo
dicho por el Señor, afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos
quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera nos adelantaremos a los
que hayan muerto.
(16) El Señor mismo
descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de
Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero.
(17) Luego los que
estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en
las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el
Señor para siempre.
(18) Por lo tanto,
anímense unos a otros con estas palabras.
Pablo aquí está hablando sobre lo que sucederá con
aquellos que han muerto “en unión con él”, o sea, los que han muerto luego de
haber creído en Cristo como Señor. En el versículo 16 dice que cuando el Señor
venga en el cielo, los muertos en Cristo resucitarán primero y luego los que
queden vivos serán arrebatados junto con Él. Pero si los muertos no están
muertos, no tienen por qué resucitar, de hecho, la palabra “resurrección” no
tiene ningún sentido si es que los que mueren están ahora vivos en otra forma
de vida. Por lo tanto, si creemos que la Biblia viene de Dios y si creemos que Sus
palabras tienen significado y pueden ser entendidas con lógica y razón, tenemos
que creer que los muertos ahora no están vivos en otra forma de vida, ni están
en el cielo, ni están en el infierno, están muertos.
1 Corintios 15:16-23 (N-C)[1]
(16) Porque si los muertos no resucitan, ni Cristo
resucitó;
(17) y si Cristo no
resucitó, vana es vuestra fe, aún estáis en vuestros pecados.
(18) Y hasta los que
murieron en Cristo perecieron.
(19) Si sólo mirando a
esta vida tenemos la esperanza puesta en Cristo, somos los más miserables de
todos los hombres.
(20) Pero no, Cristo
ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que reposan.
(21) Porque, como por
un hombre vino la muerte, también por un hombre vino la resurrección de los
muertos.
(22) Y como en Adán
mueren todos, así también en Cristo serán todos vivificados.
(23) Pero cada uno a
su tiempo: el primero Cristo; luego los de Cristo, cuando El venga.
En este caso la versión que he citado es una versión
de la iglesia Católica Romana, para que pueda verse que no difiere en el texto
y el sentido de otras versiones usadas por otras denominaciones.
Aquí Pablo está diciendo que si Cristo no ha
resucitado, entonces nadie resucitará y los que murieron creyendo en Cristo
“perecieron”, o sea, ya no tienen posibilidad de ser resucitados y vivir
perpetuamente. Pero como Cristo sí resucitó, tenemos la esperanza de ser
resucitados, no en el momento de morir, sino en algún momento en el futuro,
cuando Cristo venga.
1 Corintios 15:26 (N-C)
El último enemigo reducido a
la nada será la muerte,
Noten que dice que el último ENEMIGO en ser reducido a
la nada (ser destruido) es la muerte. ¡La muerte es un ENEMIGO! Si la muerte
nos lleva a la presencia de Dios, no es un enemigo, es un amigo. Si la muerte
nos lleva a juntarnos con nuestros seres queridos, no sería un enemigo, sino un
amigo. Si la muerte nos transformara a un estado de vida sin sufrimiento, no
sería un enemigo, sino algo deseable. Si se enseña que la muerte reúne a una persona
con Dios y con sus seres queridos, es raro que no veamos más suicidios hoy en
día. Y el hecho por el que no vemos suicidios aún entre las personas que creen
que al morir se unirán a sus seres queridos es porque las personas tienen un
rechazo natural hacia la muerte, los sentimientos e instintos naturales de todo
ser humano los hacen detestar la muerte. Normalmente las personas no desean la
muerte, a menos que tengan una grave alteración psicológica.
Miren lo que dijo Jesús a un grupo de fariseos:
Juan 8:43-44 (NVI)
(43) ¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no
pueden aceptar mi palabra.
(44) Ustedes son de su
padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio éste ha sido
un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando
miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de
la mentira!
El Diablo ha sido asesino desde el principio y él es
“padre” de mentira. El Diablo (el enemigo espiritual de Dios) es quien inventó
la mentira, fue el primero en mentir, ya desde el principio de la creación de
Dios ha mentido ¿quieren saber en qué mintió?
Génesis 3:1-5 (NVI)
(1) La serpiente era más astuta que todos los animales del
campo que Dios el SEÑOR había hecho, así que le preguntó a la mujer: —¿Es
verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?
(2) —Podemos comer
del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—.
(3) Pero, en cuanto
al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman
de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.”
(4) Pero la serpiente
le dijo a la mujer: —¡No es cierto, no van a morir!
(5) Dios sabe muy
bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser
como Dios, conocedores del bien y del mal.
Aquí el Diablo es llamado “la serpiente”, esto es para
simbolizar la astucia con la que engaña para atacar con veneno mortal. El
Diablo no atacó con “poderes espirituales” destructivos, él atacó con su
palabra. Sus ataques no iban dirigidos al cuerpo de Eva, sino a su mente,
porque él no podía hacer nada si no lograba quebrar la obediencia a Dios del
ser humano. La obediencia a Dios depende de conocer, entender y practicar la
verdad que procede de Dios, por esta causa, para quebrar el deseo de hacer la
voluntad de Dios el Diablo debe MENTIR, y su primera gran mentira fue “¡no van
a morir!”
La primera gran mentira del Diablo fue “no van a
morir” y luego dijo que ellos serían “como Dios”. Adán y Eva creyeron en esa
mentira y actuaron de forma contraria a la voluntad de Dios y a partir de allí
“murieron” en su parte espiritual y comenzaron a morir en su parte humana.
Además, por su toda clase de males entraron al mundo (Gn. 3:18).
Hoy en día, la misma mentira es propagada por el
Diablo entre toda alma humana: “¡no van a morir!, van a pasar a un nuevo estado
de vida mucho mejor y van a estar junto a sus seres queridos”. Tanto ha
penetrado esta mentira en el mundo que la gente suele atribuirle la muerte a
Dios. Más aún, cuando un niño muere se escucha a más de uno decir “Dios
necesitaba un angelito más a su lado”. Por un lado, jamás dice la Biblia que un ser humano se
transforma en ángel al morir, ni tampoco se transformará en ángel en ningún
momento en el futuro. Por otro lado, es un horror atribuir a Dios aquello que
Él mismo aborrece. ¿Cómo se sentiría un buen padre cuyo hijo ha muerto si se le
atribuyera a él la muerte de su hijo? Sin embargo, esto hacen constantemente
con Dios, le atribuyen a Él las desgracias que suceden en la tierra como
consecuencia de la maldad que hay en el mundo. Pero Dios ya lo ha dicho desde
hace casi 2000 años: la muerte es Su ENEMIGO.
[1]Las citas de
las Escrituras marcadas como “N-C” fueron tomadas de la traducción de Eloíno Nácar y Alberto Colunga, publicada en 1944, por ediciones B.A.C.
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