La vida después de la muerte

En Honor a Su verdad


En muchas religiones y denominaciones cristianas se cree y enseña que cuando una persona se muere comienza una nueva forma de vida espiritual. Algunos dicen que los “buenos” van al cielo y los “malos” al infierno, otros dicen que las “almas” de los muertos siguen deambulando en la Tierra, o que pueden “bajar” si alguien los invoca por medio de ciertos métodos o técnicas especiales. Esta creencia está muy instaurada no sólo entre el cristianismo, sino entre todas las personas en general, no es poco frecuente escuchar a alguien decir “mi padre me está mirando desde el cielo” o ver personas que “conversan” en el cementerio con los seres queridos que han muerto. Sin embargo, veremos que las Escrituras de Dios nos enseñan que luego de la muerte una persona queda en un estado inanimado, en otras palabras, queda “muerta”.

La Biblia suele llamar a los muertos “los que duermen”, porque están en un estado similar a aquellos que duermen: están inmóviles e inconcientes hasta el momento de despertar. Los luego de unas horas de dormir despiertan para continuar sus actividades, los muertos también tendrán un “despertar” en el futuro, algunos para vivir perpetuamente y otros para morir definitivamente en lo que la Biblia llama “segunda muerte” (Ap. 20:6, 14; 21:8).

Leeremos algunos versículos que nos hablan acerca de los muertos:

Juan 11:11-14
(11) Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle.
(12) Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará.
(13) Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño.
(14) Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto;

En este versículo vemos que Jesús figurativamente dijo que Lázaro estaba “durmiendo”. Jesús sabía que Lázaro había muerto, pero el uso de la expresión “duerme” da una idea gráfica de lo que él iba a hacer: despertarlo.

1 Tesalonicenses 4:14-18 (NVI)
(14) ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él.
(15) Conforme a lo dicho por el Señor, afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera nos adelantaremos a los que hayan muerto.
(16) El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero.
(17) Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre.
(18) Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras.

Pablo aquí está hablando sobre lo que sucederá con aquellos que han muerto “en unión con él”, o sea, los que han muerto luego de haber creído en Cristo como Señor. En el versículo 16 dice que cuando el Señor venga en el cielo, los muertos en Cristo resucitarán primero y luego los que queden vivos serán arrebatados junto con Él. Pero si los muertos no están muertos, no tienen por qué resucitar, de hecho, la palabra “resurrección” no tiene ningún sentido si es que los que mueren están ahora vivos en otra forma de vida. Por lo tanto, si creemos que la Biblia viene de Dios y si creemos que Sus palabras tienen significado y pueden ser entendidas con lógica y razón, tenemos que creer que los muertos ahora no están vivos en otra forma de vida, ni están en el cielo, ni están en el infierno, están muertos.

1 Corintios 15:16-23 (N-C)[1]
(16) Porque si los muertos no resucitan, ni Cristo resucitó;
(17) y si Cristo no resucitó, vana es vuestra fe, aún estáis en vuestros pecados.
(18) Y hasta los que murieron en Cristo perecieron.
(19) Si sólo mirando a esta vida tenemos la esperanza puesta en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres.
(20) Pero no, Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que reposan.
(21) Porque, como por un hombre vino la muerte, también por un hombre vino la resurrección de los muertos.
(22) Y como en Adán mueren todos, así también en Cristo serán todos vivificados.
(23) Pero cada uno a su tiempo: el primero Cristo; luego los de Cristo, cuando El venga.

En este caso la versión que he citado es una versión de la iglesia Católica Romana, para que pueda verse que no difiere en el texto y el sentido de otras versiones usadas por otras denominaciones.

Aquí Pablo está diciendo que si Cristo no ha resucitado, entonces nadie resucitará y los que murieron creyendo en Cristo “perecieron”, o sea, ya no tienen posibilidad de ser resucitados y vivir perpetuamente. Pero como Cristo sí resucitó, tenemos la esperanza de ser resucitados, no en el momento de morir, sino en algún momento en el futuro, cuando Cristo venga. 

1 Corintios 15:26 (N-C)
El último enemigo reducido a la nada será la muerte,

Noten que dice que el último ENEMIGO en ser reducido a la nada (ser destruido) es la muerte. ¡La muerte es un ENEMIGO! Si la muerte nos lleva a la presencia de Dios, no es un enemigo, es un amigo. Si la muerte nos lleva a juntarnos con nuestros seres queridos, no sería un enemigo, sino un amigo. Si la muerte nos transformara a un estado de vida sin sufrimiento, no sería un enemigo, sino algo deseable. Si se enseña que la muerte reúne a una persona con Dios y con sus seres queridos, es raro que no veamos más suicidios hoy en día. Y el hecho por el que no vemos suicidios aún entre las personas que creen que al morir se unirán a sus seres queridos es porque las personas tienen un rechazo natural hacia la muerte, los sentimientos e instintos naturales de todo ser humano los hacen detestar la muerte. Normalmente las personas no desean la muerte, a menos que tengan una grave alteración psicológica.
Miren lo que dijo Jesús a un grupo de fariseos:

Juan 8:43-44 (NVI)
(43) ¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra.
(44) Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio éste ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!

El Diablo ha sido asesino desde el principio y él es “padre” de mentira. El Diablo (el enemigo espiritual de Dios) es quien inventó la mentira, fue el primero en mentir, ya desde el principio de la creación de Dios ha mentido ¿quieren saber en qué mintió?

Génesis 3:1-5 (NVI)
(1) La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el SEÑOR había hecho, así que le preguntó a la mujer: —¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?
(2) —Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—.
(3) Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.”
(4) Pero la serpiente le dijo a la mujer: —¡No es cierto, no van a morir!
(5) Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.

Aquí el Diablo es llamado “la serpiente”, esto es para simbolizar la astucia con la que engaña para atacar con veneno mortal. El Diablo no atacó con “poderes espirituales” destructivos, él atacó con su palabra. Sus ataques no iban dirigidos al cuerpo de Eva, sino a su mente, porque él no podía hacer nada si no lograba quebrar la obediencia a Dios del ser humano. La obediencia a Dios depende de conocer, entender y practicar la verdad que procede de Dios, por esta causa, para quebrar el deseo de hacer la voluntad de Dios el Diablo debe MENTIR, y su primera gran mentira fue “¡no van a morir!”

La primera gran mentira del Diablo fue “no van a morir” y luego dijo que ellos serían “como Dios”. Adán y Eva creyeron en esa mentira y actuaron de forma contraria a la voluntad de Dios y a partir de allí “murieron” en su parte espiritual y comenzaron a morir en su parte humana. Además, por su toda clase de males entraron al mundo (Gn. 3:18).

Hoy en día, la misma mentira es propagada por el Diablo entre toda alma humana: “¡no van a morir!, van a pasar a un nuevo estado de vida mucho mejor y van a estar junto a sus seres queridos”. Tanto ha penetrado esta mentira en el mundo que la gente suele atribuirle la muerte a Dios. Más aún, cuando un niño muere se escucha a más de uno decir “Dios necesitaba un angelito más a su lado”. Por un lado, jamás dice la Biblia que un ser humano se transforma en ángel al morir, ni tampoco se transformará en ángel en ningún momento en el futuro. Por otro lado, es un horror atribuir a Dios aquello que Él mismo aborrece. ¿Cómo se sentiría un buen padre cuyo hijo ha muerto si se le atribuyera a él la muerte de su hijo? Sin embargo, esto hacen constantemente con Dios, le atribuyen a Él las desgracias que suceden en la tierra como consecuencia de la maldad que hay en el mundo. Pero Dios ya lo ha dicho desde hace casi 2000 años: la muerte es Su ENEMIGO.


[1]Las citas de las Escrituras marcadas como “N-C” fueron tomadas de la traducción de Eloíno Nácar y Alberto Colunga, publicada en 1944, por ediciones B.A.C.










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