Información: requisito indispensable

En Honor a Su verdad




Hechos 4:4 - “Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron...”

Siempre debemos tener en cuenta que para tener fe es necesario tener alguna información sobre la cual tener fe, y para que la fe produzca resultados, esta información debe ser veraz. Si yo desarrollo una firme convicción en una falsa información, tarde o temprano seré defraudado y sufriré las consecuencias. El que yo esté firmemente persuadido de que voy a convertirme en un hombre de acero con súper-poderes no me va a transformar en Superman, y si me tiro desde el piso 20 de un edificio intentando volar, voy a estrellarme en el suelo y sufrir las consecuencias de esta falsa convicción. Este es un ejemplo extremo, pero toda fe, toda convicción basada en una falsa información traerá consecuencias, y toda fe o convicción basada en una información veraz dará resultados.

Repito este concepto:

Toda convicción basada en una falsa información traerá consecuencias, y toda fe o convicción basada en una información veraz dará resultados.

Juan 17:17
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

Debido a que la Palabra de Dios es verdad, desarrollar nuestra convicción y nuestra fe basado en ella producirá resultados positivos en nuestras vidas. Pero si creemos información que proviene de otra fuente, o en una incorrecta interpretación de las Escrituras, sufriremos consecuencias.

Entonces, lo primero que debemos tener, antes de tener fe es INFORMACIÓN.

Hechos 4:4
Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.

Claramente vemos que oyeron, luego creyeron

Lucas 1:8-20
(8) Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase,
(9) conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor.
(10) Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso.
(11) Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso.
(12) Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor.
(13) Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo,  y llamarás su nombre Juan.
(14) Y tendrás gozo y alegría,  y muchos se regocijarán de su nacimiento;
(15) porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo,  aun desde el vientre de su madre.
(16) Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.
(17) E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.
(18) Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.
(19) Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas.
(20) Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.

Aquí vemos que un ángel de Dios se le aparece a Zacarías para anunciarle que, como respuesta a sus oraciones (vers. 13) tendría un hijo al que llamaría Juan y que sería un profeta de la altura de Elías y que prepararía al pueblo para recibir al Señor. Pero a Zacarías no le alcanzaron las palabras del ángel para creer, él necesitaba algo más, alguna prueba de que lo dicho por el ángel sucedería (vers. 18). La señal que recibió Zacarías fue su mudez, ya que no le alcanzaron las palabras del ángel para creer (vers. 20).

Algo que llama la atención en este pasaje, que será útil que mantengamos en mente para más adelante en esta enseñanza, es que Zacarías estaba orando por un hijo y aunque un ángel en persona se le presentó para anunciarle no sólo que iba a tener un hijo en respuesta a sus oraciones, sino de la calidad de persona que sería, Zacarías no creyó lo que escuchaba, Dios tuvo que hacer algo extra (dejarlo mudo por un tiempo) para que Zacarías creyera e hiciera lo necesario al respecto. Tengan esto en mente para más adelante.

Lo que vemos aquí, en principio, es un patrón que siempre se repite: para tener la “fe” requerida por Dios es necesario tener una información dada por Dios sobre la cual tener “fe”.

Marcos 4:36-41
(36) Y despidiendo a la multitud,  le tomaron como estaba,  en la barca;  y había también con él otras barcas.
(37) Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.
(38) Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?
(39) Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento,  y se hizo grande bonanza.
(40) Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
(41) Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?

Los versículos 33 y 34 nos dicen que Jesús hablaba abiertamente con parábolas, pero en privado, declaraba todo a sus discípulos. Ellos sabían quién era Jesús, y cuál era su misión en la Tierra, pero ante la tempestad, pensaron que iban a morir, por eso Jesús les reprochó diciendo “¿Cómo no [en griego ou: no absoluto] tienen fe?”, a pesar de que Jesús les declaró la verdad de quién era Él, ellos no creyeron esa verdad, ya que pensaron que iban a morir. De hecho, luego de que Jesús calmó la tempestad ellos se preguntaban ¿Quién es éste…? aunque para ese tiempo ya deberían haber sabido que él era el hijo de Dios, el “cordero” que quitaría el pecado del mundo, como declaró Juan el Bautista. Ellos tenían suficiente información como para confiar en Jesús y estar convencidos de que no perecerían en la barca, pero aún así, aún no creían en lo que habían visto y oído.
Nosotros solemos tener ciertas convicciones internas, hay ciertas cosas de las cuales estamos firmemente persuadidos. Toda persuasión se basa en algún tipo de información. Pero esta información puede ser correcta o no. Dios declara que Su Palabra es verdad y que él es fiel, por lo tanto, para que nuestra fe, nuestras convicciones, nuestra creencia, tenga un fundamento sólido, debe estar basada en la Palabra de Dios.

Mateo 8:5-13
(5) Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,
(6) y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.
(7) Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
(8) Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra,  y mi criado sanará.
(9) Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va;  y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
(10) Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
(11) Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;
(12) mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera;  allí será el lloro y el crujir de dientes.
(13) Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.

En este pasaje un centurión, (soldado romano a cargo de cien hombres), vino rogándole por la sanidad de un criado. Jesús aceptó dar la sanidad, con la idea de ir a la casa del centurión a darle sanidad a este hombre. Sin embargo, este centurión no se consideró digno de recibir a Jesús en su casa (los romanos eran despreciados por los judíos por haberlos tomado cautivos), pero creía firmemente en la autoridad, en el poder que tenía la palabra de Jesús, como representante de Dios, y le pidió que sólo diga la palabra para que su siervo se sane. A causa de esto Jesús se maravilló, porque ni entre los de Israel, quienes tenían la Palabra y las promesas de Dios, había hallado tanta fe, o sea, tan firme persuasión, tal confianza y convicción en la autoridad de Jesús, y tengamos en cuenta que “Israel” incluye a sus discípulos y apóstoles. Tal convicción y confianza en el poder de Jesús resultó en la sanidad del criado, sin la necesidad de la presencia de Jesús.

Noten que la “fe” no es un “poder” en sí, capaz de producir resultados, sino que es el medio por el cual se accede al poder de Dios. Si sólo la fe fuera suficiente para la sanidad del criado, el centurión no habría necesitado ir a Jesús a pedirle sanidad. La fe del centurión entró en escena cuando Jesús le dijo “iré y le sanaré.” Antes de esta declaración el centurión sólo podía rogar, luego de esta declaración, el centurión supo que la voluntad de Jesús (y por ende de Dios) era sanar a su criado, y conociendo la grandeza del poder de Dios, creyó que esto sería posible sin la necesidad de la presencia de Jesús en su casa. Es más, el consideró no ser digno de que Jesús entrara en su casa, reconociéndolo así como un superior, como una autoridad, lo cual demuestra que el centurión tuvo que previamente conocer la enseñanza y mensaje de Jesús.
En este relato del centurión, la “fe” del centurión fue evidenciada a través de sus palabras. La forma en que habló a Jesús demostró su firme persuasión de que Jesús era capaz de dar la sanidad, su confianza y convicción de que Jesús podía efectuar la sanidad con sólo “decir la palabra.”

Entonces recordemos:

La “fe” no es un “poder” capaz de producir resultados, sino que es el medio por el cual se accede al poder de Dios.

Si no tenemos una necesidad y no tenemos una promesa específica de Dios debemos orar. Si Dios nos da una instrucción o información en cuanto al asunto, recién entonces podemos tener fe.









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