El libro de Job:
¿Satanás debe pedir permiso a Dios para hacer el mal?
Muchos
enseñan que Satanás debe “pedir permiso” a Dios para hacer el mal, esto se debe
a una errónea interpretación del libro de Job. Pensemos lógicamente: Si Satanás
debe pedirle permiso a Dios para hacer el mal, entonces no está actuando contra
la voluntad de Dios sino a Su favor, entonces, no es un Adversario, sino el
empleado que hace el “trabajo sucio” y, consecuentemente, no debería ser
destruido sino recompensado. Además, si la muerte fuera causada por Dios,
tampoco sería contraria a la voluntad de Dios, pero la Biblia dice que Satanás
y la muerte serán destruidos (Ap. 20:10-15; 1 Co. 15:26). Por lo tanto, la
muerte no puede ser voluntad de Dios, y el Diablo no es amigo de Dios, esto
sólo debiera bastar para entender que no es lógico pensar que Satanás debe
pedir permiso a Dios para hacer el mal.
La
confusión viene por malinterpretar el libro de Job.
Job 1:1-12 (RV-1960)
(1) Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y
recto, temeroso de Dios y apartado del mal.
(2) Y le nacieron
siete hijos y tres hijas.
(3) Su hacienda
era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes,
quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos
los orientales.
(4) E iban sus
hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar
a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos.
(5) Y acontecía
que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los
santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número
de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán
blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.
(6) Un día
vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales
vino también Satanás.
(7) Y dijo Jehová
a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la
tierra y de andar por ella.
(8) Y Jehová dijo
a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la
tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
(9) Respondiendo
Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?
(10) ¿No le has
cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus
manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.
(11) Pero extiende
ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu
misma presencia.
(12) Dijo Jehová a
Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu
mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.
Leyendo
el versículo 12 uno interpretaría que Satanás debe pedir permiso a Dios para
hacer el mal, sin embargo, esto se contradice con los versículos que dicen que
Satanás es un ser caído, enemigo de Dios y que actúa en oposición a Dios, más
aún, esto va en contra de todo lo que la Biblia habla sobre la naturaleza y
carácter de Dios, no se entiende que un Padre lleno de amor permita que Sus
hijos sean atormentados por el Diablo.
Una de
las cosas que debemos saber para entender mejor este pasaje es que los
creyentes de tiempos anteriores a Cristo no sabían mucho acerca de la guerra
espiritual que existía entre Dios y el Diablo. Ellos sabían que había seres
espirituales desobedientes a Dios, pero no sabían mucho sobre cómo eran y cómo
actuaban. En Su sabiduría, Dios mantuvo mucho de esto en secreto:
1 Corintios 2:6-8
(6) Sin
embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no
de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.
(7)Mas
hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios
predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,
(8) la que
ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido,
nunca habrían crucificado al Señor de gloria.
De haber
revelado Dios todos Sus planes para el futuro, el enemigo hubiese conocido Su
estrategia y no habría permitido que crucificaran a Jesús, quien luego obtuvo
una completa redención para todo el que cree. Además, hay que tener en cuenta
que en el Antiguo Testamento las personas necesitaban sacerdotes como
mediadores entre Dios y los hombres, y recibían la Palabra de Dios a través de
los profetas, los creyentes antiguos no tenían la posibilidad de tener una
íntima relación con Dios, llena de poder espiritual, no tenían disponible la
“armadura” de Dios, y no podían luchar contra “huestes espirituales de maldad”
(Efesios 6:10-18) lo que podían hacer era tratar de obedecer lo mejor posible
los mandamientos de Dios.
Luego de
resucitado Cristo, Dios reveló a los apóstoles (especialmente a Pablo) nueva
información acerca de Su propósito y plan y dio a conocer muchos detalles
acerca de lo que sucede en el mundo espiritual (1 Co. 2:7; Ef. 1:9; 3:1-10;
Col. 1:24-26). Pero en tiempos antiguos, la información sobre lo espiritual era
muy escasa y fue declarada en forma velada, o sea, no estaba declarada
abiertamente sino en relatos simbólicos que pudieran ser comprendidos.
En el
caso del libro de Job entendemos que el relato no puede ser totalmente literal
porque sabemos que el Diablo no actúa conforme a la voluntad de Dios. Sin
embargo, para los antiguos creyentes quizá habría sido difícil comprender todo
lo que sucedía en el plano espiritual y, por lo tanto, Dios en cierta forma se
atribuyó la culpa de lo que le sucedía a la humanidad con el fin de
“simplificar” las cosas.[1] Para
la limitada mente humana sería muy difícil comprender el propósito de Dios en
cada cosa que hace, por lo tanto, en Su sabiduría, Dios nos ha provisto de una
serie de Escrituras que está al alcance de la comprensión de la mente humana.
Muchas de las cosas que leemos no declaran con detalle lo que sucede en el
mundo espiritual, sino que están escritas de tal forma de poder transmitir un
mensaje sencillo a simple vista, pero que anima a una búsqueda de respuestas
más profundas que requiere de una estrecha relación con Dios.
Marcos 4:33-34 (RV-1960)
(33) Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo
que podían oír.
(34) Y sin
parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba
todo.
Jesús hablaba a la gente por medio de parábolas. Las parábolas son
historias ficticias que intentan comunicar un mensaje espiritual. Al hablar por
parábolas Jesús usaba elementos de la época que les servía a las personas para
hacer una imagen más clara de lo que Jesús quería transmitir, por eso dice que
eran “conforme a lo que podían oír”. Sin embargo, las parábolas ocultaban un
sentido más profundo que el común de la gente no comprendía. Este significado
oculto no era revelado abiertamente por Jesús, sino que lo transmitía a sus
discípulos, o sea, a aquellos que realmente deseaban conocer la Palabra de Dios
y, por lo tanto, seguían a Jesús.
Del mismo modo, la Biblia está llena de mensajes escritos “conforme a lo
que las personas pueden oír”, pero que si son pensadas y analizadas con
detenimiento, producen profundos interrogantes que sólo Dios puede responder.
La profunda consideración de las Escrituras nos produce la necesidad de tener
una relación con Dios para poder comprender realmente la sabiduría oculta de
Dios. El incrédulo se conformará con decir que la Biblia es contradictoria y no
vale la pena ser tomada en serio, pero para el creyente, estas contradicciones
generan la necesidad de investigar con más profundidad y orar a Dios por
respuestas.
En el
caso del libro de Job, el relato en el que Satanás pide permiso a Dios para
hacer mal a Job debe entenderse dentro del contexto del libro de Job, y también
dentro del contexto del mensaje general de las Escrituras. Como hemos visto, no
es lógico pensar que Dios sea quien da permiso al Diablo para hacer maldad, ya
que Dios es amor y desea el bien para toda Su creación. De este modo, nuestra
tarea es intentar entender cuál es el mensaje central del libro de Job para
poder comprender cuál es el sentido real de los versículos en que Satanás
aparece pidiendo permiso a Dios para oprimir a Job.
En este
breve estudio no vamos a analizar en detalle el libro de Job, pero daré ciertas
pautas que ayudarán a comprenderlo un poco mejor. El doctor E.W. Bullinger, en
su obra “TheCompanionBible” (La
Biblia compañera) da una imagen de la estructura del libro de Job que resulta
muy útil:
A | 1:1-6 – Introducción. Histórico.
B| 1:6-2:10 – Asalto de Satanás – Job despojado
de todo
C| 2:11-13 – Llegada de los tres amigos
D| 3:1-31:40 – Job y sus amigos
E| 32:1-37:24 – El ministerio de Eliú: el
mediador
D|
38:1-42:6 – Job y Jehová
C| 42:7-9
– Partida de los tres amigos
B|
42:10-13 – Derrota de Satanás – Job bendecido con el doble
A|
42:14-17 – Conclusión. Histórico.
En esta
estructura podemos ver que el tema central del libro es el ministerio de Eliú.
Los tres amigos de Job intentaron mediar entre Dios y Job, pero lo hicieron
desde su sabiduría humana y no pudieron ayudar a Job. Por otro lado, Eliú habló
sabiduría de Dios, siendo inspirado por Dios, y fue el punto de conexión entre
Job y Dios. En este aspecto, Eliú viene a ser una representación de Cristo
mismo, quien sería el mediador entre Dios y los hombres para salvación de la
humanidad (1 Ti. 2:5).
El libro
de Job nos muestra que la bondad humana y los esfuerzos humanos no son
suficientes para alcanzar la salvación. Nadie puede luchar con huestes
espirituales con recursos humanos, se necesita de la mano poderosa de Dios para
poder salir victoriosos y obtener vida perpetua para la era futura. Este libro
nos muestra que el ser humano necesita un mediador entre él y Dios para poder
alcanzar la gracia de Dios. En este libro el mediador fue Eliú, sin embargo,
Eliú fue sólo una “figura” del verdadero mediador que vendría: Jesús.
Muchas
personas piensan que si son suficientemente buenas pueden “ganarse” la
salvación de parte de Dios, sin embargo, la Biblia nos dice que todos los seres
humanos son pecadores y están destituidos de la gloria de Dios (Ro. 3:23),
todos necesitan una salvación por gracia (favor inmerecido), que es por medio
de un mediador (Ro. 3:21-26; 5:1-2, 14-21; Ef. 2:8-9). El libro de Job nos
muestra que la rectitud de una persona no es suficiente para tener la salvación
de Dios, es necesario un mediador, porque todos pecamos y todos estamos
destituidos de la gloria de Dios, sólo podemos llegar a Dios por medio de un
mediador provisto por Dios. Eliú fue el mediador provisto por Dios para que Job
accediera a la gracia de Dios, pero Eliú no podía salvar a la humanidad, porque
no era perfecto, Eliú es un ejemplo de la necesidad de un mediador, pero apunta
a una necesidad aún mucho mayor, que es la necesidad de tener al verdadero
Mediador, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn. 1:29).
Teniendo en
cuenta que el eje del libro de Job es mostrar la necesidad de un mediador,
podemos comprender mejor esos versículos que nos dicen que Satanás “pidió
permiso” a Dios para hacer el mal. En realidad, no es que Satanás esté
preguntando constantemente a Dios qué hacer y qué no hacer, él es mentiroso,
engañador, embustero y asesino, todo lo contrario a Dios. Cuando actúa así, lo
hace por su propia cuenta (Jn. 8:44), no porque Dios lo mande. Sin embargo, el
Diablo puede actuar de modo limitado sobre aquellos que están protegidos por
Dios. El Diablo no pudo hacer morir a Jesús antes de tiempo, porque Jesús tuvo
la protección de Dios, debido a que Él siempre hacía la voluntad de Dios y
estaba en comunión con Dios (Jn. 8:28).
Si bien
entramos en terreno de especulación, porque la Biblia no lo dice
específicamente, es muy probable que Job haya pensado que sus “buenas obras”
eran suficientes para “merecer” el favor de Dios, pero él desconocía acerca del
plano espiritual y de cómo el Diablo puede atacar incluso a gente buena. Ser
buena persona aventaja en mucho, pero no nos mantiene a raya de ataques
espirituales, sólo una estrecha relación con Dios nos permitirá sobrellevar
ataques espirituales. Mucha gente considerada “buena” ha muerto o pasado por
gran dolor y sufrimiento, lo cual genera desconcierto, incredulidad y enojo con
Dios. Esto es, precisamente, lo que busca Satanás, él siembra confusión
atacando al bueno y defendiendo al malo. Al ver que tanto buenos como malos
sufren, muchas personas deciden dejar de ser buenas, o ponen en duda la
justicia de Dios, o incluso Su existencia. Si no tenemos respuestas lógicas y
consistentes en cuanto al dolor y sufrimiento en el mundo, nunca podremos
convencer a otros (y convencernos nosotros mismos) de que Dios es amor y que tiene
un plan bendito para toda la humanidad.
Satanás
no pide permiso, él ataca siempre que puede y sus ataques están dirigidos
especialmente al que desea hacer la voluntad de Dios. Dios está siempre
intentando proteger y defender a los Suyos, sin embargo, Él requiere de nuestra
obediencia y oración. Dios limitó parte de Su acción en el mundo a las
decisiones que tomamos. La oración y la obediencia son dos elementos
fundamentales para permitir que Dios actúe en nuestras vidas. Nuestra oración
es el modo de hacerle saber a Dios que queremos y necesitamos Su ayuda y es el
modo en que le permitimos actuar en nuestras vidas; por otro lado, la
obediencia a Su Palabra es la forma en que demostramos nuestra fe en Él y
posibilitamos que Él actúe poderosamente en nuestras vidas y nuestro entorno.[2]
Dios no
da el “permiso” porque esa sea su voluntad, sino que, en Su justicia, Él debe
hacer cumplir Su Palabra de que “cada hombre cosecha lo que siembra” (Gálatas
6:7). No es el deseo de Dios que el hombre sufra, pero, así como el pecado de
Adán dio al Diablo el derecho de introducir toda clase de mal en el mundo,
nuestros pecados también le entregan la posibilidad de influir negativamente en
nuestras vidas, aunque muchas veces, por medio de nuestras oraciones y las de otros
creyentes, Dios extiende Su misericordia y no llegamos a recibir las
consecuencias de nuestras acciones, pero esto no siempre sucede así y es por
eso que la obediencia de fe es un escudo de protección para nuestras vidas (Ef.
6:16).
[1]Para más detalles sobre cómo y por
qué Dios se atribuyó ciertos hechos “malignos” recomiendo leer mi estudio “Dios
no inflige el mal ¡La culpa es de la metonimia!”
[2]Para más detalles acerca de qué es la fe y cómo
se desarrolla y evidencia recomiendo leer mi estudio “FE: Convicción en
acción”.
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